Parte 05

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Al término del entrenamiento todos estabandispuestos a descansar, al día siguiente tenían el partido contra Arabia Saudita,lo mejor era guardar todas las energías posibles para el juego, antes de salirpor completo de la cancha Leo se apresuró para tomar la mano de Memo. Todos quedaronatónitos por la escena y aún más cuando Leo le pidió una segunda cita ¿A qué serefería el jugador argentino con segunda cita? ¿Ya habían salido antes? Y sobretodo, ¿Acaso era Leo quien provocó esa tristeza en Memo? Nadie lo sabía, perono lo iban a interrogar con Messi enfrente, menos cuando su compañero acababade acceder a una segunda cita con él. Cuando fuera el momento adecuado, todosle preguntarían a Memo desde cuando se veía con Leo.

Estaba procesando lo que acababa de pasar, Leole ofreció una segunda cita y sin dudarlo dos veces aceptó ¿Por qué lo hizo? Nisiquiera sabía la razón de su respuesta, su mente le decía que no pero suslabios fueron los que le traicionaron, afirmando que, sin duda alguna, queríasalir otra vez con el argentino. Exhalo despacio. En una hora se encontraríacon el hombre que su corazón anhelaba, cerró la llave de la regadera, mínimohabía estado pensando unos 10 minutos mientras el agua se llevaba todos susmales, salió de la ducha y se colocó solo la parte baja de lo que sería suatuendo.

-Me gustaría saber por qué no me lo contaste.

Asustado por la voz de alguien que conocía bien miró al invasor y luego a la puerta, por la emoción del momento no la cerró como debía.

-Andrés... Juro que estaba en mis planes decírtelo sin embargo me daba miedo arruinar lo nuestro solo por un capricho amoroso.

-Memo, sabes que no soy nadie para juzgarte pero ¿Estás seguro de esto? Lo que menos quiero es ver que sufres por amor, ya te vi sufriendo una vez por ella y no quiero que ahora sufras por él, aparte ¿Qué pasará con Saúl? Seguro sabes que está enamorado de ti y vamos, desde lejos se ve que el sentimiento es recíproco bueno, eso pensé hasta que te vi con ese tipo.

-"Ese tipo" tiene nombre. –Fulminó con la mirada a su amigo del alma. –Eres un hipócrita Andrés, primero, siempre estoy cuando quieres pero tú nunca puedes estar para mí tan solo un momento. –Apretó los puños y bajo la cabeza para ocultar sus lágrimas. –Luego llegas a intentar sobornarme porque claro, sobornarme es lo que mejor se te da, yo no quería salir con Saúl, estoy consciente de sus sentimientos pero por más que lo intente no puedo postrar mis ojos en alguien que no sea Leo, tú quieres que salga con Saúl... No puedo salir con la persona a la que realmente amo pero sí con alguien que solo me ve como un trofeo para presumir. –Inhaló. Con toda la fuerza que tenía gritó. -¡Yo realmente lo amo, realmente amo a Lionel!

-¡POR SUPUESTO QUE NO LO AMAS! ¡Entiende de una maldita vez que no lo amas! ¿Sabes lo que eres? Solo eres un maldito egoísta, personas como tú ni siquiera deberían de estar vivas. –En ese momento Andrés se percató de sus palabras, inmediatamente llevo ambas manos a su boca para no seguir lastimando a su amigo. –Memo yo, perdón, realmente yo no quería, lo que quiero decir es que yo lo...-

-¡Cállate de una vez! –Memo abrió la puerta de golpe. –Salte. –Hizo todo lo posible para no quebrarse en ese momento. –Salte de una puta vez, no pienso repetirlo...

-Bien. No cuentes conmigo si ese imbécil te llega a romper el corazón. –Antes de salir por completo de la habitación se detuvo un momento. –Saúl está en camino. Viene a verte por si gustas pensarlo mejor y darte cuenta de quién es la mejor opción.

Memo se sentía devastado, tenía que dejar de llorar, su cita estaba cada vez más cerca. Regresó al baño para mojar su rostro y relajarse un poco, abrió la llave y el primer impacto de agua se hizo presente. Las lágrimas que caían por sus ojos se fusionaban con las gotas que descendían de su cara.



[...]

Bajó lo más rápido que pudo, su cita era a las 7:30 pm y ya iba 20 minutos tarde, la razón de su retraso, el intento de que sus ojos se vieran lo mejor posible, rezaba para que Leo no se hubiera arrepentido de asistir a la cita o que no fuera un hombre paciente. Lo vio, estaba más apuesto que de costumbre, su corazón pudo volver a latir tranquilamente, Leo realmente lo estaba esperando y eso le convertía en la persona más feliz.

-Llegaste. –Leo le dedicó una de las sonrisas más sincera que tenía. Dios, se veía hermoso sonriendo.

-¿A dónde iremos hoy?

-No saldremos del hotel, habrá una fiesta en el salón del hotel, no podemos salir esta noche

-Tienes razón, mañana tenemos el juego y prefiero despertar crudo en el hotel. –El moreno estaba más que feliz por pasar tiempo con Leo y salir de fiesta sin perderse en aquel país extranjero.

Ambos entraron al lugar donde la celebración se llevaría a cabo, sin pensarlo dos veces ya se encontraban frente a la barra de bebidas alcohólicas. Estaba prohibido tomar sin tener un permiso, pero para esa "pequeña" fiesta lo permitía.

-Pide lo que quieras, creo que es cortesía del hotel. –Leo se recargaba en la barra mirando todas las distintas bebidas que ofrecían para esa noche.

-Debes saber que no me emborracho tan fácil. –Alegó Memo seguro de si mismo, pasar tiempo con el hombre que recientemente conocía le hizo olvidar la pelea con Guardado, la presión del siguiente juego y sobre todo que aquel hombre estaba casado.

Sus bebidas les fueron entregadas, por parte del mexicano una margarita y por parte del argentino, una copa de fernet. Con el paso de las horas el alcohol se iba colando más y más en sus cuerpos, ambos no podían con ninguna copa más, estaban en medio de la pista dando lo mejor de ellos para mantenerse de pie. El mayor tomó a su pareja para continuar la fiesta en su habitación, Ochoa ya sabía lo que vendría en cuanto llegaran a su habitación.

-Guillermo eres hermoso. –Dijo Lionel, balbuceando por lo ebrio que estaba. Intentó besar a Memo pero este por reflejo lo apartó, al darse cuenta de la intensión del contrario tomó su mano. Que importaba si alguien los veía tomados de la mano con dirección a la habitación del portero mexicano.

En todo el caminó escuchó palabras que nunca esperaría del gran Lionel Messi. Cuando tomaron el elevador sintió como su acompañante comenzaba a repartir besos por todo su cuello, al parecer el dicho "Los bebés y los borrachos siempre dicen la verdad" era cierto. No tardaron en llegar al piso de Memo, ambos se apresuraron a entrar, cuando estuvieron dentro Leo se apresuró a despojarse de sus zapatos, acción que Guillermo replicó.

-Eres lo mejor que pude haber encontrado en lo que va de mi vida. –Tomo la mano de Memo quien empezaba a sonrojarse. –Es por eso que te amo, te amo con toda mi alma.

Esto último alborotó el corazón del contrario. Sentía a las mariposas revolotear en su estómago, se recostó en la cama sin dejar de ver a Leo dedicándole una sonrisa. –Yo también te amo.

Lionel le devolvió la sonrisa y sin esperar se postró encima del más alto para volver a besarlo, con más viveza por supuesto, sus manos empezaron a recorrer la figura de este. Ochoa sabía lo que harían esa noche, al fin podía sentirse amado y correspondido; debía disfrutar a toda costa el momento. Tenía que guardar la sensación de felicidad porque quizá, mañana no recordaría nada y aquel hombre probablemente no volvería a ser suyo. 




Verdaderamente hoy si me puse las pilas con esto.

Por Dios, ¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora