4- Una dulce casualidad.

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-¡Buenos días! ¿Está listo para ordenar?.- Habló Ari, viendo a su décimo cliente del día.

El cliente veía el menú, volteaba ocasionalmente a ver a la barista y finalmente habló.

-Realmente no sé nada de café...- El hombre soltó una risita nerviosa, buscando ayuda en la amable señorita que le atendía.

-Mmh... Entonces le recomendaría algo sencillo, un café con leche o un latte.-

-Un latte estaría bien.-

La barista asintió, abriendo la caja registradora.

-Serían cuarenta y cinco pesos, ¿Es para llevar o tomar aquí?.-

-Para tomar aquí.- Dijo aquél hombre.

-¿A nombre de quién?.-

-Diego.-

La barista aceptó el dinero de su cliente para después crear la factura y entregársela.

-En un momento su bebida estará lista.- La barista le sonrió.

Pero cuando el cliente "Diego" analizó el lugar se dio cuenta de que no estaba tan solo como estaba hace dos segundos.
Solo había una mesa libre y deseaba que nadie entrara a quitarle ese asiento.

Miró su celular, buscando cualquier cosa con la cual entretenerse mientras la barista creaba su latte.

Oh y olor del café lo hacía morirse de ganas de tomarlo en ese preciso momento.

-Diego, tú latte está listo.- La rubia barista le sonrió amablemente, dejando suavemente la taza en la encimera.

-Disculpe.- Diego llamó la atención de la señorita. -Creo que... Tomaré esto para llevar.-

El hombre sonreía nervioso, pues todas las mesas estaban ocupadas y su necesidad de tomarse ese delicioso café con aroma al cielo eran más grandes que tomar fotos "aesthetic" para sus historias.

-Oh Dios, generalmente nunca está así de lleno, te lo daré para llevar entonces.- Pero cuando Ari estaba a punto de tomar la taza una voz extra se arremetía en la conversación.

-Disculpa... Puedes sentarte conmigo, solo estoy leyendo.- Era la sonrisa de un hombre de cabellos negros y uñas del mismo color.

Un libro de portada oscura del cual solo se alcanzaban a leer unas letras en dorado que ni la barista ni el cliente podían descifrar que decía se asomaba en los delgados dedos del colado.

-¿Es correcto de mi parte?.- Diego le miraba incrédulo.

El desconocido asentía.

-No me importa, cómo te digo, solo leo.- Le volvía a sonreír.

Y entonces, la barista sonreía viendo como el mencionado "Diego" se sentaba con "Roberto" Abril aún recordaba ese nombre. Había ordenado un café negro cargado junto a una rebanada de pastel de queso con fresas.

Diego veía su celular, asomando tímidamente los ojos a el libro de su compañero de mesa.
Pero si sus ojos se conectaban solo se respondían con una sonrisa.

Hasta que por fin se dignaron a hablar.

Primero preguntaron sus nombres.
Después fue su edad, si trabajan o estudian, dónde estudian, qué estudian y demás...

La conversación se tornaba aún más interesante que la conversación que tenían los tortolitos de la mesa cuatro.
Incluso Roberto cerró su libro, Diego apagó su teléfono pues las notificaciones lo estresaban y estaba demasiado perdido en los ojos de su compañero como para poner el modo "No molestar".

Sus sonrisas distraían a la pobre barista de su trabajo, pues en su cabeza ya había formado la mejor historia de amor que cualquier libro podía escribir.

Pero las mariposas, las sonrisas y el café se terminó. Y Roberto tuvo que irse, y Diego le dio una servilleta con su número.

Cosa que hizo que el latte que estaba haciendo Abril, se desbordara por la taza y tuviera que limpiar todo su piso. De nuevo.

















































Wolaaa aquí Mayu 😼.

Ya c ya c k es muy corto pero siento que es parte de lo k lo hace bonito 😞😞

Casi nunca escribo en tercera persona pq siento que le quita lo personal¿ A los sentimientos de los personajes¿¿

Idk no soy tan bno haciendo cosas en tercera persona pero estoy planeando escribir todo un fic en tercera persona 🫢

Pero bno ojalá les haya gustado chikis 💕🫶🏻

One-shots ; SFW ; Robarca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora