One-shots ; SFW ; Robarca

9- Dos mundos.

—¡Roberto Guadarrama! —el profesor volvió a gritar, llamando la atención de toda la clase. —¡Al pasillo!

Lo miré, chasqueé la lengua y me levanté, con las manos en los bolsillos y bostezando, mientras salía podía escuchar al profesor hablando de mi "mal comportamiento". Maldito viejo senil, solo me dormí.

Me coloqué en el pasillo, recargado en la pared del salón mientras veía por la ventana de enfrente. Pude ver, en el edificio de enfrente, a Diego, el presidente del consejo estudiantil, un total "príncipe" bufé ¿Lo peor? va en mi salón.

¿Príncipe? los malditos no saben si es un psicópata, pero todos derraman baba a sus pies, imbéciles. Entonces me incorporé y caminé rumbo escaleras abajo, poco me importaron los gritos del profesor, pues yo sé que me mandarán a la oficina para volverme a poner otro reporte y ya está.

Bajé las escaleras para dirigirme al salón de música, ahí guardaba mi guitarra. La tomé para después dirigirme a la salida, me cambié los zapatos y salí por la puerta principal, nunca hay profesores a la última hora.

Pronto me llenó el aire fresco de la primavera, algunas hojas de cerezo caían sobre mí y sobre la acera, un paisaje precioso, a decir verdad, no pude evitar pensar en sí podría escribir sobre esto en una nueva canción para la banda, tal vez una de amor rockero medio cursi, nunca he escrito una así...
Realmente nunca he estado en una relación, tal vez porque estoy en una escuela de solo chicos, pero tampoco me opongo a estar con un hombre... Las chicas de los conciertos son bellezas en bruto.

Seguí caminando, hasta llegar a la avenida principal, lleno de gente, negocios y los karaokes recién comenzaban a llenarse. Algunos me miraban con extrañeza, pues traigo el uniforme de la escuela a una hora que aún no es la salida.

Pero no voy al karaoke, ni a un café o a un bar de esos donde las bandas tocan, iba a mi lugar, el único lugar que me deja escribir en silencio, solo yo, el río y los árboles.
Conforme caminaba me fui alejando de la zona más poblada de la ciudad las carreteras más grandes que conectaban el centro con la zona de casas se hacía más visible, crucé el puente del río y después me desvíe hacía el campo.

La carretera estaba en una pequeña montaña así que la bajé hasta la tierra más plana al lado del río.
Dejé mi guitarra en el césped y saqué la libreta de uno de los compartimientos de la funda de la misma, tenía una pluma ahí mismo así que me dispuse a buscar nuevas letras en mi mente.

Realmente no soy el único que escribe en la banda, pero no es presumir, las canciones escritas por mí son las más exitosas en los conciertos... Tal vez sea por mi atractivo.
Sonreí por mi propia estupidez. Mis amigos lo dicen, que soy demasiado popular para preocuparme por si mis letras tienen sentido o no. Estúpido, pero con cierto sentido hasta cierto punto.

Coloqué la pluma en mi boca, jugando con ella a la vez que miraba las nubes, sentía como si poco a poco me enamorara del paisaje, como si estuviera cayendo en un hechizo por las nubes, el sol y el pasto.

—Hay una luz no muy lejos de nosotros —susurré para mí.

Entonces escribí rápidamente esa frase, la cual puede ser el inicio de una canción, que tal vez haga en inglés, pues las canciones de amor suenan más románticas en inglés. Volví a acostarme en el pasto, pensando en que dirección llevar esta canción, puede ser algo místico hasta cierto punto, pero realmente no lo sé...

—Eres mi mar, mi sol... —dudé, quitando la pluma de mi boca. —You're my sunshine... —terminé de tararear en un ritmo no definido aún.

Sentí como el clima se comenzaba a enfriar y con ello los pocos rayos de sol desaparecían por completo gracias a las nubes que los cubrían, mi cuerpo se estremeció por el viento frío. Pero lo que me sacó de mi mundo fueron los extraños pasos que escuchaba acercarse, nunca escucho pasos a esta hora, y mucho menos en mi lugar, pues la gente le tiene miedo a lo solo que es.