Do Better 4 You

Ansiedad

26-Nov-22

El enfrentamiento de México y Argentina estaba por comenzar, los gritos de emoción de los aficionados de ambos equipos resonaban por el estadio, los equipos aún estaban en su respectivo vestidor, ambos igual de nerviosos.

La selección mexicana estaba sumamente nerviosa, sabían a que equipo se enfrentaban y a quiénes se enfrentaban.

Sin embargo, nerviosos o no; trataban de mantenerse positivos ante cualquier pensamiento.

Luego estaba su jugador número 13.

Ochoa siente que su ansiedad aumenta segundo tras segundo, sabe que falta menos de media hora para empezar el partido, su pierna derecha se mueve ansiosamente, sus manos están cruzadas y su cabeza mirando hacia estás. Es consciente de que debe de parar sus movimientos tan ansiosos, sabe que de todos sus compañeros el es el que en peor estado se encuentra, y ellos lo notan.

—Ochoa, —Lozano lo llama, paseando su mano al frente de su rostro, Ochoa se sorprende.

—Ya wey, no estés nervioso, me pones nervioso a mi. —Chucky le da un pequeño pero algo doloroso sape en la cabeza, Ochoa da un quejido ante esto.

—Lo siento…—El le dió una sonrisa nerviosa, mientras sus demás compañeros convivían entre ellos y algunos simplemente estaban dando vueltas de un lado a otro. —Es estresante saber que el si ganamos casi, casi depende de mi desempeño en mi posición. Tienen muchas expectativas sobre mi, no quisiera defraudarlos. No se que haría si defraudará a mi país. —Lozano comprendió su situación.
Después de el partido contra Polonia, las personas que apoyaban a su equipo daban todas sus esperanzas a su portero, Ochoa; pues si que se había lucido en aquel penal de parte de Lewandowski. Su gente estaba confiada de Ochoa, y Ochoa no estaba lo suficientemente confiado de si mismo.

—Mira.. seguramente todo saldrá bien, en un caso contrario, nada que una corona no arregle. —Lozano y Ochoa rieron, después de todo, sus problemas, sus chistes ¿No?

Lozano revolvió el cabello de Ochoa, es realmente esponjoso. Ochoa no dijo nada, solo le dió una risa más que nerviosa, luego, Chucky se fue.

Guillermo cayó en cuenta de que apenas y habían pasado máximo 5 minutos, la charla con Lozano lo ayudo a calmar un poco sus nervios, no entendía por qué cosas tan insignificantes hacian que se calmara. Suspiró, aún con nerviosismo, lo mejor sería refrescar su cerebro.

Se levantó de la banca y fue directamente hacia el baño, no necesitaba una ducha, ya se había dado una y realmente solo necesita agua fría en su rostro.

El fregadero soltó agua e inmediatamente Ochoa tomo algo de esta entre sus manos para luego soltarla en su rostro, sintiendo la frescura que le propinaba el agua.

Falta poco para el partido, no ha estado más nervioso en su vida, su equipo no está nervioso por Argentina, está nervioso por el argentino. Y no puede negar que el también lo está.

Messi es alguien que no deberías subestimar en un partido de fútbol. Qatar es su último mundial, por lo tanto todos sus fanáticos quieren que argentina se lleve la copa, pues lo tratan como un rey por el simple hecho de ser Messi.

La selección mexicana tiene un trato, no dejar que Messi toque el balón. Saben que no deberían sentirse inferiores por el hecho de jugar contra argentina, gracias a eso, sus expectativas en el partido son regulares, necesitaban ganar y lo intentarían.

Messi tiene algo que Ochoa no entiende, sabe que Lionel es arrogante, aún así no puede evitar sentir curiosidad, le llama mucho la atención como a pesar de su arrogancia, es una de las personas más amables que ha conocido, es bromista, carismático y sobre todo es demasiado optimista. Ochoa lo sabe perfectamente, su intercambio de palabras con el argentino no fue en vano, pues lo conoce aún más de lo que alguna vez imagino, agradecía sus palabras de aliento antes de que el partido comenzará en 30min.

No sabe cuánto estuvo pensando, pero Herrera interrumpió sus pensamientos.

—¡Memo! Por fin te encuentro cabrón, ya vámonos wey, faltan como 5 minutos para el partido. —El abrió la puerta, sin importarle lo que Ochoa estuviera o no haciendo, el partido era más importante.

Ochoa salió rápidamente, tratando de sacar de su mente la conversación con el argentino, el doble sentido rondaba por sus palabras y no quería recordarlo.

Su cerebro jugaba en su contra.