ApOyo

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Las lágrimas caen desde sus ojos hasta su barbilla, para luego ser arrojadas al vacío de las sábanas debajo de su cansado cuerpo. Sus mejillas están calientes, no sabe si es por sus sollozos o por la vergüenza que siente al llorar frente a Messi.

-Y-Yo pensaba que tu-

-¿Me iba ha burlar de la situación? -Leo le dió una sonrisa divertida, sabía que no era momento de hacer bromas pero inevitablemente era incapaz de hacerlas. -Oye, se que no te conozco ni nada pero ser comprensivo no me matará ¿Sabes? -Ochoa nisiquiera prestó atención a el momento en el que Andrés se movió de su lugar para luego quedar a su lado. Messi le dió una sonrisa que reflejaba total amabilidad, sinceridad y sobre todo, calma. Cosa que hizo que Guillermo, de alguna forma, se tranquilizara.

Tragó saliva y cerró los ojos fuertemente, tratando de que no más lágrimas salieran de sus ojos. Con una mano talló sus ojos buscando eliminar todo rastro de lágrimas que quedara por ahí.

Intenta respirar, lo hace y lo vuelve a hacer, pero no sé siente calmado del todo. Su mente dejo de angustiarse por el partido y termino completamente centrada en él argentino frente a él.

Tal vez el solo le juega una mala broma, contará como lo vio así de patético y luego se reirá de su estúpida cara.

Con tal escenario en mente, ya no sabe si el enemigo es su cerebro o el propio Messi, o tal vez es él mismo y no está consciente de ello.

Quita sus manos de su rostro, dejando ver nuevamente sus ojos tan rojos como una rosa. Le da una mirada de desconfianza y confusión a Lionel, cosa que el reconoce e inmediatamente siente la necesidad de explicarse.

—¿Por qué estás aquí? Se supone que tú hotel y el mío son completamente diferentes. —Más que pregunta, parece una demanda. El seño de Ochoa se frunce y por un momento parece molesto con él, cosa que hace que Lionel quite la imagen que había creado de Ochoa.

Messi levanta las manos a la altura de sus hombros y extiende las palmas. Le da una sonrisa nerviosa acompañada de unos ojos completamente nerviosos.

—Bueno, cuando llegué acá, escuché sollozos por detrás de la puerta entonces me di cuenta de que era tu habitación, entre y.. ahora me estás interrogando cómo prisionero. —Messi observó como Memo levantaba una ceja en forma de confusión, cosa que casi lo hizo reír.

—Eso no explica porqué llegaste a mi hotel a las 11:00pm y empezaste a hablar conmigo de lo más casual, es decir, está bien pero... no nos conocemos en lo más mínimo. —Memo parece extrañado, no sabe reaccionar ante una situación en dónde el mismísimo Messi llega a tu hotel y te da el apoyo emocional que necesitabas... realmente nadie sabría hacerlo.

—Ah.. si, sobre eso. —Messi bajo las manos, ahora dando señas mientras habla. —Te envié algunos mensajes por Instagram si no me equivoco, no sé si los viste o no pero te avisé que vendría acá.. fue muy tarde cuando los mandé, por eso mismo llegué tan tarde. —Al ver la cara de Memo solo sintió la necesidad de disculparse. —P-Perdón si fue muy inoportuno.

Guillermo no le dijo nada y solo tomó su celular de la mesita de noche.

—Yo no tengo- oh.. —Luego recordó que tenía el modo avión, lo desactivó y efectivamente tenía algunos mensajes de Lionel por Instagram. —Lo lamento, no recibí los mensajes, apenas los ví hace.. 4 segundos. —Contestó apenado, no tiene ningún problema con que Lionel venga a visitarlo pero.. tampoco entiende la hora ni la razón.

—Si, no hay problema..

Ambos se sumieron en un silencio incómodo que lo único que hacía era hacer sentir incómodo no solo a Ochoa, sino que también a él mismo Messi. Lionel trató de pensar en algún tema de conversación pero sus pensamientos no eran claros cuando el rostro de Guillermo le suplicaba que analizará cada mínima facción suya. Su silencio fue callado cuando Guillermo habló nuevamente, suponía que en forma de buscar alguna respuesta lógica.

Do Better 4 YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora