Cap 4

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Julián
Desperté con un agudo dolor en todo mi cuerpo, los recuerdos de lo qué pasó en la noche pasaron por mi cabeza, absolutamente todo, mi cuerpo ardía y estaba herido, pero lo que más estaba herido era mi alma.

Reuní todas mis fuerzas e intenté pararme pero cada movimiento era una tortura, decidí gatear hasta llegar a mi cuarto debido a que caminar me era imposible, una vez en mi cuarto fui al baño para abrir la ducha y dejar que se reuniera el agua en la tina, intenté una vez más pararme hasta lograrlo.

Me mire en el espejo, no pude reconocerme a mi mismo, mi cuerpo estaba lleno de heridas, mordeduras, hematomas, arañazos y cuando mire abajo, por mis piernas escurrían los fluidos combinados con sangre al igual que más mordeduras, marcas de manos y arañazos.

No aguante más, llore, llore sin parar, me sentía sucio, me metí a la tina para empezar a lavar mi cuerpo mientras veía como el agua se teñía de rojo por la sangre, froté cada parte de él, pero por más que me enjabonara una y otra y otra vez, la sensación de sus toque, de sus besos, la sensación de todo no se iba y seguía presente en mi cuerpo.

Una vez salí de la tina me seque sin querer ver mi cuerpo, ni tampoco mi reflejo en el espejo, me cubrí con la toalla y me dirigí a mi cama, hoy no quería ir a trabajar, ni mañana ni nunca, noquearía ver a nadie.

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- ¡¡INÚTIL SABES QUE HORA ES!!- me desperté de golpe debido al grito- ¡por que aún no está la cena!¡que estuviste haciendo todo el puto día!-no quería contestar.

Me tape con la manta hasta la cabeza, estaba destrozado emocional y físicamente, los golpes en la puesta y los gritos de mi madre eran fuertes e insistentes, sin embargo las energías no tenia, en estos momentos mi lugar seguro son mi cuarto y mi cama.

Tenía la esperanza de que mi madre no entrara a mi cuarto, hace años que no lo hace y dudaba que lo hiciera ahora, pero no me espere que abriera la puerta e ingresara.

- ¡Mocoso de mierda!¡por que me ignoras acaso no me escuchas!- sorpresivamente se acercó y de un jalón tiro de la frazada con la que me tapaba.

- n~no espera- Mi reacción fue tarde, mi cuerpo estaba descubierto mostrando todo.

Mi madre se quedó mirando sin decir una palabra, estaba en shock, recorrió con su mirada todo mi cuerpo magullado, yo solo me quede inmóvil en mi lugar mientras me abrazaba a mi mismo.

- Q-quítate la toalla- Solo me quede en silencio, no quería hacerlo- no me oíste quítate la toalla de la cintura.

La voz de alfa hizo estremecer todo mi cuerpo intimidándome.

- S~si - solo eso respondí, con mucho cuidado me enderecé mientras hacía muecas de dolor, me senté en la cama y me paré para después soltar la toalla que aún estaba sujeta en mi cintura, cuando lo hice y mire a mi madre pude ver que se puso pálida.

Ya me esperaba lo peor, desde muy chico me demostró su odio y cuanto me despreciaba, por lo que esto ahora sería una buena oportunidad y excusa para sacarme de su vida de una vez, vi como se volteó para dirigirse al mueble donde está mi ropa, mis nervios aumentaron, mire al suelo mordiéndome el labio para evitar llorar, no quería molestarla, cuando termine de escuchar que abría y cerraba mis cajones oí sus pasos acercándose a mi, solo cerré mis ojos con fuerza esperando gritos y golpes para echarme de la casa, pero no sucedió, sentí como me cubría con algo, era mi pijamada de botones.

- Mete tus brazos por las mangas- hice lo que me pidió, el desconcierto era grande, empezó a ayudar a vestirme con mi ropa de dormir, y me ayudo a acostarme en la cama tapándome con la manta.

Dignidad del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora