Cap 8

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Me dirigí junto al doctor a una sala apartada, una vez entramos dentro de la sala vi monitores y unas pantallas que mostraban un cuarto, el doctor me dio indicaciones para que me cambiara de ropa a una pantalón y polo blanco dentro de un pequeño mostrador, una vez me los puse ingrese a por una puerta chica a el cuarto.
- Muy bien Julian, te hablo por el micrófono, ¿me escuchas?, respóndeme para asegurar que los micrófonos están funcionando bien.

- Sí doctor puedo escucharlo- los nervios me invaden, cada centímetro de mi está atento a todo mi alrededor.

- Eso es bueno, este tratamiento consistirá en llenar el ambiente de feromonas artificiales, claro que no van a ser en cantidad, iniciaremos con una mínima cantidad, donde poco a poco iremos aumentando, iniciaremos con las que más te afectan, que son las de alfa, cuando sientas que ya no puedes mas solo avisa que pare y lo haré de inmediato, entendiste Julian.

- Si - está no es la primera vez que olería feromonas, tuve la oportunidad de apreciarlas de varias formas, pero ninguna de ellas fue de forma agradable ni amable, en la casa no los siento debido a que las señoritas se encargan de mantener el ambiente libre de todas ellas, incluyendo a las horas de comidas más que nada, de alguna forma eso me mantiene tranquilo ya que puedo comer de forma segura sin sentir ese sentimiento de ser vigilado por mis antiguos agresores.

– Julián, te pediré que te quites la mascarilla- mis manos temblaron cuando las dirigí a ella, intenté que el miedo no me invadiera mientras me lo sacaba.- Ahora sí, iniciemos con el nivel 1.

Los tubos de aire comenzaron a funcionar y liberaron las feromonas, eran casi imperceptibles, eran tranquilas, solo causaban cosquillas a mi nariz.

-Por lo que veo, va bien, la aumentaremos al nivel 2

El aroma era más fuerte, de cosquillas aumento a comenzó.

-Julian, ¿crees que puedas soportar un nivel más?- solo asenti con la cabeza- entonces, ahora estaremos a nivel 3

Las feromonas se volvieron picosas y molestas, pero aún podía tolerarlos.

-Puedo ver qué te molestan y apenas puedes aguantarlos, por lo que trabajaremos a este nivel hasta que te acostumbres, es un buen inicio.

Me mantuvo en ese cuarto por lo menos unos 10 minutos, cuando salí me sentí libre, pero mi cuerpo temblaba, a las justas podía caminar, escuché como me aplaudían.

-Brabo Julián, hoy fue un buen comienzo, estoy orgulloso, ya puedes irte a casa, nos veremos mañana a la misma hora.

-Si, gracias doctor- me sentía cansado, fueron los minutos más largos que sentí.

Una vez salí encontré el auto de la casa, me subí rápido, lo que más quería era descansar.

Una vez llegamos, una de las trabajadoras me recibió, cuando entré me dirigí a mi cuarto, una vez que ingreso me doy cuenta que Gael estaba adentro.

-H-Hola Gael, que haces acá- se volteo para mirarme y cuando lo hizo ví que en sus manos estaba la bufanda de mi mamá.

-Solo entre por curiosidad, pero encontré algo interesante.

-E-es la bufanda de mamá.

-¿Mamá?, que gracioso, se nota que tenía mal gusto, está bufanda parece más un arapo, serviría bien como trapo.

-Gael devuélvemelo por favor- estire mi mano con la esperanza que me lo de.

-Dejame pensar…no, se lo daré a una de las sirvientas para que le dé un uso.

Empezó a caminar para la salida e intenté detenerlo.

-Gael dámelo, no es tuyo- me dirigí a el con la intención de coger la bufanda pero no me dejo.- Gael dámelo es mío.

-Todo lo que toca dentro de esta casa se vuelve mío, así que ya no es tuyo.

Intenté otra vez, pero está vez siendo un poco rudo, intenté golpearlo, pero me esquivo y me metió una patada en el estómago que me quito el aire

-Ja, no me digas que eso fue un intento de golpe.

Me levanté e intenté otra vez, pero me volvió a empujar al suelo, pude ver cómo me miraba con gracias.

-G-Gael dámelo por favor- me mordía el labio para no llorar.

-¿Que?¿Vas a llorar?, Jajajaja.. no podrías ser más patético.- estaba enojado y una vez más me lanze hacia el, pero fue en vano, era notable que es más fuerte que yo y con más experiencia en la pelea, me derribó una vez más al suelo, cuando cae él ya estaba al otro lado, me levanté para dirigirme dónde él pero note un click al otro lado, al momento de coger la manija de la puerta no pude abrirla, "me puso con llave".

-¡¡Qué crees que haces!!, ¡No puede hacer esto!, ¡Devuelveme la bufanda!, ¡No puedes encerrarme en el cuarto.

-Primero, si puedo hacerlo, papá está de viaje y yo estoy acargo, segundo, haré que lo desaparezcan, no quiero basura en mi casa, y por último, te quedarás ahí hasta que reflexiones sobre no volver a atacarme.

-¡Gael!- golpee la puerta pero nadie respondía, así estube hasta que llegó la noche y recién oí como habrían la puerta.

-¿Ya aprendiste la lección?- Apareció Gael con una sonrisa gigante.

-Que hiciste con la bufanda

-Ya te dije, la desapareci, y si no quieres volver a estar encerrado cállate.

Yo solo asenti con la cabeza,Gael se retiró y fuimos a la mesa, los siguientes días no hable más que para ir al doctor, cuando llegó mi padre, no le conté nada, ya que dudo que le importe, así empezaron a pasar los días, que se convirtieron en semanas y las semanas en meses, lo único que me animaba era ir al doctor para avanzar con mi problema, pero habia un miedo que tendría que superar, esto solo era la punta de un acantilado profundo.

A veces lo que más deseamos se vuelve contra nosotros y de esta comienza el infierno en vida.

Dignidad del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora