Desde cero

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–¡¿QUÉ?!– Exclamó Tord, incrédulo. Se acercó rápidamente a su padre, tomando sus brazos con desesperación. –Padre, lo prometo, me portaré mejor. No quiero ir a esa escuela. Por favor, no me envíes allí.–

El rostro de su padre permaneció impasible, y su voz sonó fría como el hielo.

–Ya tomé una decisión. Esto será una lección para ti, Tord.– Ignoró completamente sus súplicas. –Haz lo que te dije, ve y alista tus cosas. Mañana será tu primer día en esa escuela.–

El mayor giró sobre sus talones y cruzó la puerta sin mirar atrás, dejando a Tord solo en la habitación, completamente desconcertado.

–Faen...– Murmuró Tord entre dientes, frustrado. Se agarró de los cabellos con fuerza, como si eso pudiera aliviar la tensión. Después de un rato, soltó un suspiro largo, intentando calmarse.

Con los pasos pesados, arrastró los pies por los pasillos de la mansión. Al llegar a su habitación, se dejó caer sobre la cama, mirando al techo, perdido en sus pensamientos. ¿Cómo sería estar rodeado de esos niños "pobres"? Pensó con desdén. Probablemente no tengan ni ropa decente...

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[Lunes 21 de enero | 6:30 a.m.]

–¿En serio no se requiere uniforme?– Preguntó Tord, mirando a su madre con una mezcla de incredulidad y desconfianza.

–No, querido.– Respondió ella, con una pequeña sonrisa de consuelo, aunque también se le notaba la preocupación en su rostro.

Tord se levantó de la silla y se vistió sin ganas. Eligió un suéter rojo manzana, jeans negros con rasgaduras en las rodillas, unos zapatos negros y guantes que solo dejaban visibles sus dedos. Su cabello, con esos cuernos tan distintivos, estaba perfectamente arreglado, como siempre.

Guardó su teléfono en el bolsillo, tomó su maleta negra y se acercó a su madre.

–Chau, mamá.– La abrazó rápidamente, dándole un beso en la mejilla. –No te preocupes, estaré bien.–

–Por favor, cuídate mucho. Esa gente... no me da buena espina.– Dijo ella, acariciando sus cabellos con ternura y dándole un abrazo largo, casi como si no quisiera soltarlo.

Sin decir nada más, Tord salió rápidamente de la casa, subió al auto y se dirigió al aeropuerto.

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{×××}

El vuelo desde Noruega hasta el Reino Unido fue largo, pero ahora, sentado en el coche que lo llevaría a la escuela, Tord no podía dejar de mirar por la ventana. El paisaje urbano no le decía nada, pero al acercarse al edificio, su disgusto creció. La escuela se veía en ruinas. ¿Esto es una broma? Pensó, sintiendo un escalofrío al ver la entrada sucia y las paredes descascaradas.

–¿Seguro que es aquí?– Preguntó Tord, aún incrédulo.

El chófer, con una expresión profesional, asintió.

–Sí, señor Larsson. Su padre me envió la dirección y la foto. Es exactamente esta.–

Tord suspiró, frustrado, y murmuró para sí mismo: –Mi padre realmente quiere que sufra…–

Salió del coche y miró la escuela con desdén. La idea de estar allí, como parte de un intercambio, le parecía una humillación.

La primera hora de su "bienvenida" consistiría en una formación en el patio. Tord la vio como lo que era: una tortura lenta.

Mientras caminaba por el patio, no pudo evitar notar las miradas que lo seguían. Tal vez por su ropa, o tal vez por el simple hecho de que era un Larsson en una escuela de "pobres". ¿Quién sabía? Pero lo cierto era que todo el mundo lo estaba mirando.

Se colocó en la fila indicada, como le dijo el maestro, aunque le costaba mantenerse de pie por tanto tiempo. La espera era insoportable, y no podía sacar su teléfono para distraerse.

–¡Atención, chicos!– El rector, con voz autoritaria, interrumpió el murmullo. –Quiero que presten atención. Tenemos a un nuevo compañero este año. Será parte de este programa de intercambio. Y espero que lo traten con respeto.–

Tord cerró los ojos con fuerza, rogando que no lo mencionara. Pero, claro, su nombre salió de los labios del rector.

–¡Tord Larsson!–

Instantáneamente, los murmullos aumentaron. Tord podía escuchar fragmentos de conversaciones a su alrededor. –¡¿Larsson?! ¡¿Qué hace un Larsson aquí?!– –¡Dios mío, ese chico es guapo!–

Tord sentía que toda la atención estaba sobre él, y no le gustaba en absoluto. Hubiera preferido pasar desapercibido, como si no estuviera allí.

–¡Silencio!– El rector continuó, intentando poner orden. –El curso 10° está conformado por: Tord Larsson, Amy Jones, Samantha Brown, Margaret Smith, Jake Wilson, Olivia Williams, Elizabeth Rossi, Harry Johnson, Anne Harper, Alissa Walker, Oliver García, Lucia Miller, Edward Gould, Matthew Hargreaves, Thomas Ridgewell, y Hellucar. Aula seis, segunda planta.–

Al escuchar su nombre, las chicas cercanas no tardaron en acercarse a él. Su atención parecía completamente dirigida a Tord.

–Eres muy guapo, mucho gusto. Soy Lucía Miller.– Dijo una chica de ojos azules, tocando su cabello, como si quisiera comprobar lo suave que era.

Tord retiró su mano rápidamente, sintiendo una leve incomodidad. No quería que su cabello, tan bien cuidado, se viera arruinado por el contacto de alguien de su "nivel".

–Creo que necesitamos subir…– Murmuró, tratando de alejarse.

Las chicas no lo dejaron ir tan fácilmente. Gritaron emocionadas, creando un bullicio que Tord no pudo evitar.

In Another School | TordTomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora