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Era otro día común en la escuela. Tom llegó temprano, como siempre, con sus muletas apoyadas firmemente sobre el suelo mientras se dirigía hacia el aula. La sensación de estar un paso detrás de los demás nunca desaparecía, sobre todo en una escuela nueva. Sin embargo, al entrar al aula, algo cambió, o más bien, alguien.

Allí estaba Tord, rodeado por un pequeño grupo de chicas, Lucía y Elizabeth, las cuales no podían dejar de hablarle. Tom se quedó en la puerta, observando en silencio. Vio cómo Tord se reía, cómo respondía con naturalidad a cada comentario de ellas. Pero lo que más le dolió fue lo fácil que parecía para Tord interactuar con ellas, mientras él, a pesar de estar más cerca de él, se sentía invisible.

Lucía soltó una risa ligera, y Tord, con su cara relajada, respondió algo que Tom no alcanzó a escuchar. Fue entonces cuando Lucía, como si no fuera suficiente, le dijo algo a Tord que caló más hondo de lo que Tom podría admitir.

- Sabes, Tord, eres increíblemente gracioso. No es que no lo supiéramos, pero deberías ser nuestro amigo. - Lucía dijo con una sonrisa coqueta.

Tom, desde la puerta, no pudo evitar fruncir el ceño. Se sintió como un intruso, como si de alguna manera él no encajara en ese círculo que Tord parecía compartir tan fácilmente. Lucía le lanzó una mirada cómplice a Elizabeth, quien sonrió a su vez. Tord se echó atrás, sin notar a Tom, como si la situación fuera completamente normal.

Tom se quedó parado, con la mirada fija en el suelo. Intentó respirar profundamente, pero el nudo en su pecho no desapareció. Era como si las palabras de Lucía se repitieran una y otra vez en su cabeza. "Deberías ser nuestro amigo", "Sabes, Tord, eres increíble", y en medio de todo eso, Tom no podía evitar preguntarse si Tord alguna vez lo vería de esa manera.

El sonido de una risa lejana lo sacó de sus pensamientos. Tord estaba tan relajado, tan... él mismo con ellas. Tom no sabía si debería sentirse celoso o simplemente perder la esperanza. ¿Por qué Tord no era así con él? ¿Por qué las cosas no eran tan fáciles?

A lo largo del día, Tom no podía dejar de pensar en lo que había visto. Cada vez que pasaba por el pasillo, veía a Tord rodeado de otros, como si él fuera el centro de atención sin siquiera esforzarse. Era natural, al menos para él, parecer tan cómodo con las personas a su alrededor. Y sin embargo, Tom seguía sintiéndose fuera de lugar, como una sombra que nunca podía salir de la oscuridad.

Los murmullos de sus compañeros resonaban en su mente. "No es suficiente para él", "Tord es demasiado popular". Lo peor era que las palabras de Lucía y Elizabeth seguían ahí, pegadas a su mente como un eco. "Tom, tú... no eres suficiente". La voz de Lucía, burlándose sutilmente de él, se convertía en un mantra que no podía callar.

Tom sentía la presión en su pecho mientras miraba la ventana del aula, tratando de concentrarse en cualquier cosa que no fuera en lo que pensaba. Sabía que no era justo sentirse así, pero la inseguridad lo carcomía desde adentro.

Al final del día, cuando Tord se acercó para acompañarlo como siempre lo hacía, Tom no pudo evitar sentir que la distancia entre ellos era más grande de lo que pensaba. Tord parecía estar más relajado, como si nada estuviera ocurriendo, mientras Tom solo podía sentir cómo su cuerpo se tensaba con cada paso.

- Tom, ¿todo bien? - preguntó Tord, frunciendo el ceño al notar que Tom no le estaba prestando atención.

Tom asintió rápidamente, sin mirarlo. - Sí, todo bien. - Su voz sonaba forzada, incluso para él mismo. No podía mirarlo a los ojos. La sensación de ser incapaz de estar a la altura de las expectativas de Tord lo estaba ahogando.

Tord se detuvo un momento, dudando. Sabía que algo no estaba bien, pero no sabía qué hacer. No entendía qué pasaba por la cabeza de Tom, pero notaba que algo había cambiado en su comportamiento. Sin embargo, no quería presionarlo. Tal vez, pensó, Tom solo necesitaba tiempo.

In Another School [TordTom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora