1

4K 181 64
                                    

Las campanas sonaban, podían escucharse pasos, voces y gritos de los alumnos que salían de la academia con entusiasmo.

Era viernes y las clases ya habían terminado.
Algunos profesores se quedaban a acoplar algunos papeles importantes, mientras que otros se iban con suma comodidad a sus hogares.

Uno de esos profesores era Sanemi, que todos los viernes se tomaba unos momentos para ordenar sus cosas.

En ese salón solo estaban el y el profesor de Educación Física, Tomioka Giyuu.
El siempre salía más tarde que los demás profesores, ya que en la hora de salida le agobiaba ver tantas personas juntas.

Y todos esos viernes terminaban iguales.

-Buen fin de semana Tomioka.-Dijo el albino sin mirarlo, caminando hacia la salida.

El azabache quedó helado, con un ligero parpadeo se preguntó;

¿Qué?

¿Desde cuándo Shinazugawa le deseaba un buen fin de semana?

¿Acaso ya no lo odiaba?

Aún sorprendido, tomo sus cosas y se dirigió a la salida de la academia.

Se cuestionaba si lo que escucho era cierto.. O simplemente se estaba volviendo loco y comenzaba a tener alucinaciones.
Era real, Sanemi de verdad le había hablado de una manera educada y respetuosa, algo que jamás había visto antes de el.

Quizás.. Estaba conociendo una parte de el poco a poco..
Y eso extrañamente, le generaba una incomodad en su estómago.

No sabía que era lo que le había hecho mal, la sensación era sumamente irritante, por lo que en el camino, fue a una farmacia cercana para comprarse unas pastillas que aliviarán la incomodidad.

El suponía que el sándwich que había comido hace unas horas atrás le había causado eso.

..

Al comienzo de la semana, Sanemi ni siquiera le dirigió la palabra, siquiera la mirada, era como si el no existiera.

Parece que lo que había ocurrido el viernes pasado, solo fue una alucinación suya.

-Debo considerar ir a terapia.. Quizás me haga bien.-Susurró para si mismo, mientras le daba un último bocado a su sandwich.

Escuchando algunos pasos y gritos, supo que en menos de 1 minuto sus alumnos estarían esperándolo para iniciar la clase.

Se levantó de su asiento y camino hacia donde estaban sus alumnos.

-Para calentar, harán 20 flexiones.-Puso su silbato en su boca haciéndolo sonar.

-¿Flexiones? ¿Otra vez?-Se quejó un peli-amarillo, Tomioka lo miro de reojo con su mirada inexpresiva.

-50 flexiones más para Agatsuma.-Volvio a sonar el silbato, escuchando las quejas del joven peli-amarillo, odiaba ese tono de pelo que tenía.

-¡Wuajajaja! ¡Termine las 20 flexiones yo primero! ¡Aprendan de mi!-Poniendo ambas manos en su cintura, Inosuke comenzó a presumir.

-¡Waaaah! ¡Esto es imposible!-Quedo tirado en el suelo rendido, una linda chica de ojos rosas se le acercó agachandose a su altura.

-Zenitsu-san.. Puedo ayudarte si quieres.-Con una suave sonrisa, le habló dulcemente.

-¡Claro que sí Nezuko-chan!-Con rapidez, comenzó a hacer las flexiones siendo contadas por la fémina, Giyuu rodó los ojos al ver tal acto.

"Con razón nunca tuvo novia".

Luego de unas cuantas horas, el timbre de salida sonó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Luego de unas cuantas horas, el timbre de salida sonó.

Está vez, Sanemi otra vez se había quedado esos 15 minutos más para acomodar sus papeles, y sin darse cuenta, lo miraba atentamente ya que le resultaba extraño.

"¿Debería empezar una conversación?.. ¿O saludarlo?" Se preguntó a si mismo, viendo cómo Shinazugawa ponía unos cuantos papeles en un folio.

Luego cerró su bolso y se dirigió a la puerta de la sala, sin antes decir;

-Buenas tardes Tomioka.-Y sin más que decir se fue.

Giyuu parpadeo varias veces, luego froto sus ojos y miro la salida de la sala, viendo cómo a lo lejos la figura de Sanemi iba desapareciendo poco a poco.

-B-buenas.. ¿Tardes?.. El.. ¿Acaba de saludarme?..-Un pequeño sonrojo se apareció en sus mejillas.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Sanemi era tan educado con el?..

Sintió otra incomodidad en su estómago, está vez más molesta que la anterior.

Se levantó de su lugar agarrando sus cosas para caminar hacia su hogar algo desorientado.

En la entrada de la academia pudo ver a dos personas saludando lo a lo lejos.

-¡Giyuu-san!-Gritó con entusiasmo una chica oji-celeste, moviendo de un lado a otro su mano.

-Hasta que por fin te apareces..-Comento el oji-lavanda cruzado de brazos.

-¿Qué hacen aquí? Deberían estar en sus hogares..

-Te estábamos esperando para ir a comer juntos..-Sonrió tímida.

-No tengo hambre, gracias.-Mentía, moría de hambre, sintió como era empujado por el chico.- ¡Sabito!

-No pienses en romper una promesa, iremos a comer quieras o no.-Algo molesto por la insistencia de los contrarios, soltó un suspiro para aceptar ir a comer con ellos.

Quizás despejarse un poco le hará olvidar lo que ocurrió con Sanemi, el no era de pensar mucho las cosas pero..

Extrañamente, sentía curiosidad por el albino.

Y tan solo pensar en eso la severa incomodidad en su estómago se hacía presente, quitándole todo el hambre que tenía en ese momento.

Aún sin entender que era lo que estaba mal con el, siguió caminando ignorando esa sensación, y también tratando de sacarse la voz de el albino de su cabeza.

"Buenas tardes Tomioka".

Esta historia la venía escribiendo hace demasiado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esta historia la venía escribiendo hace demasiado..

Pero siempre borraba el primer capítulo porque no sabía bien que trama iba a ponerle.

Y ahora que la se, les vengo a traer está nueva historia de mi pareja favorita.

𝙊𝘽𝙎𝙀𝙎𝙄𝙊𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora