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Habían pasado dos horas desde que Tomioka sedó con esas extrañas mierdas al albino, este se sentía mal y una inevitable sensación de miedo creció dentro de él cuando escuchó a Tomioka quitándole la traba a la puerta que lo privaba de libertad.

–¿Cómo estás?– Giyuu abrió la puerta y entró a la habitación para seguido ponerle seguro nuevamente a aquella puerta y privar de esperanzas de escapar al mayor.

–No me toques...– tembló en un susurro demostrando que estaba totalmente drogado y algo ocurría en su cuerpo que le asqueaba.

El cuerpo de Sanemi estaba caliente, si visión estaba alterada y veía todo desenfocado, tenía un poco de congestión nasal y sus mejillas estaban rojas ¿Qué mierda le había dado Tomioka?

–Veo que hizo efecto...– mencionó con un tono de voz calmado Tomioka sabiendo lo que le ocurría al cuerpo de Sanemi quién estaba sentado al borde de la cama y ahora mismo retrocedió hasta quedar pegado a la pared por la desconfianza que le generaba su "mejor amigo"

Todavía ambos recordaban ese momento cuando Giyuu le trajo un té al mayor y este lo rechazó y fue una pésima elección ya que Tomioka casi lo golpea, lo tomo de las mejillas y le obligó a tomarse esa mierda que ni siquiera sabía bien por las drogas que tenían, lo más inaudito fue cuando el azabache le dijo "es por tu bien".

–¿Qué...qué me diste?–preguntó Sanemi pero tenía miedo porque sentía un efecto más en su cuerpo que cubrió rápidamente cubriendo su pelvis con la almohada de la cama esa acción le dio ternura a Tomioka ya que Sanemi parecía un niño pequeño, tan lindo ¿no?

–No tienes porque saberlo– respondió este acercándose a su amado porque ya había visto la erección involuntaria qué tenía este ¿Qué le había dado? sildenafil, en pocas palabras, regula el flujo de la sangre en el pene y esto le hacía efecto a Sanemi pero el ya mencionado estaba asqueado, odiaba ver en ese estado su cuerpo.

–Bastardo– escupió molesto Sanemi pero no logró ni inmutar a Giyuu. Sanemi aterrado de levantó como apenas sus piernas le permitieron y se alejó lo más que pudo desesperado llegan a quedar acorralado en la esquina de esa habitación donde ocurriría algo horrible, Ahora mismo Tomioka caminó unos pasos y quedó a nada del cuerpo contrario quien respiraba con dificultad.

– Tranquilo, no te voy a hacer daño– trató de tranquilizar pero Sanemi le miró asustado y preparado para cualquier cosa pero rezaba porque Tomioka no hiciera ese acto carnal con él, era lo único que pedía, nada más que eso.

Claramente ni siquiera Dios podía escucharlo en esas paredes

Las manos de Tomioka acariciaron el cabello de Shinazugawa y este las trató de apartar pero al momento vio una mirada en Giyuu que le recordó a su padre, aterrado ante la posibilidad de empeorar aún más las cosas se dejó acariciar aunque quería golpear a Giyuu y huir pero ¿Qué iba a hacer estando drogado?

–Eso es, tranquilo, todo está bien– dijo este para posteriormente acorralar aún más a su amado en la pared y abrazar la cintura de este acción que le dió escalofríos de asco a Sanemi pero solo por el miedo que sentía terminó devolviendo el abrazo rogando porque no le hicieran nada.

Claramente las cosas empeoraron cuando Giyuu bajó sus manos y las acercó al trasero del mayor quien aterrado con Miles de recuerdos regresando a su cabeza trató de forcejear "no de nuevo" lloriqueaba en su mente Sanemi

– Quédate quieto, no haré nada que no se sienta bien– Shinazugawa congelado hizo caso y se quedó quieto pero sintió muchas ganas de huir lejos cuando sintió un apretón en su trasero, repugnante.

𝙊𝘽𝙎𝙀𝙎𝙄𝙊𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora