—Deberías tener más cuidado —La aguda voz que sonó exactamente a sus espaldas lo hizo saltar como el coyote cuando el correcaminos le pitaba en la oreja.
—¿Qué...? No sé de qué hablas —muy a su pesar, las primeras palabras de Félix sonaron casi como un chillido, mientras trataba de acelerar el paso.
A sus espaldas, varios camiones de bomberos se estaban estacionando frente a un terreno baldío rodeado por una alta barda. El ulular de las sirenas, el crepitar del fuego y los gritos de los capitanes dando instrucciones a sus hombres para sofocar el infernal incendio casi apagaban cualquier intento de conversación.
—Hablo de que siempre estás demasiado cerca de estas escenitas. Algún día alguien te va a descubrir y ni te digo...
No recordaba el cabello verde, de hecho, creía recordar que antes era... ¿morado...? ¿azul...? Pero los ojos violeta detrás de aquel sencillo par de anteojos sin armazón eran inconfundibles.
Félix apretó el paso, pero la chica lo igualó sin problema alguno; sus enormes tetas bamboleando debajo de la blusa atrajeron de inmediato su atención, pero, de momento, estaba demasiado asustado y nervioso incluso para dedicarles algo más que una ojeada.
"¡Sucio!", lo reconvino Debriel cuando el fugaz recuerdo del tatuaje de alas que cruzaba el pecho de la chica se transfiguró en una de las escenas de las películas hentai que tanto le gustaban a su anfitrión, sólo que con la joven como protagonista.
El muchacho ni siquiera se molestó en responder, todavía sentía escalofríos al recordar la escena que él y el ángel habían encontrado dentro de aquel terreno baldío casi en el extremo opuesto de su feo barrio. Un estremecimiento lo sacudió de pies a cabeza, ante la atenta mirada de la chica, quien seguía persistentemente a su lado.
—Si no dejas de seguirme, voy a llamar a la policía.
Una risilla burlona se escapó de los labios de la muchacha, quien sacó su celular para ofrecérselo a Félix.
—Adelante, yo invito la llamada.
Por un segundo, Félix sintió el impulso de hacerlo, pero de inmediato retiró la mano.
—Sabia elección, porque si hubieras hecho la llamada, en cuanto llegara la policía yo le habría mostrado esto.
Con un dedo, hizo correr una serie de imágenes en las que él aparecía en las cámaras de seguridad de la bodega/bar/salón de tatuajes, otras tomadas por alguna cámara frente al pasaje comercial e incluso un par en las que se le veía cruzando la alta barda blanca que rodeaba el lote, momentos antes del incendio.
—¡¿Me has estado siguiendo!? ¡¿Cómo me encontraste?! ¡¿Quién demonios eres tú?! ¡Aléjate de mí!
—En orden: Sí, muy fácil, una admiradora, no.
El ligero tono burlón terminó de irritar a Félix, quien se detuvo y se volvió a verla con los brazos en jarras, pero un repentino recuerdo lo hizo casi correr esta vez y no, no fue el horrible cuadro de cuerpos desgarrados, quemados y parcialmente devorados que encontraron en cada metro cuadrado de aquel lote baldío cubierto de basura y hierba seca; no, de hecho fue algo mucho más aterrador.
Solo así la joven pareció quedarse un poco atrás, sudando y respirando agitadamente, sin poder seguirle el paso a Félix, quien, sabiendo lo que estaba a punto de ocurrir, estaba desesperado por perderla. Con el pánico latiendo en sus sienes, dio vuelta en la primera esquina que encontró, rogándole a Debriel que cambiara lugares con él lo más pronto posible.
El destello azul brilló por dos segundos y se apagó justo cuando la chica de pelo verde doblaba la esquina.
—Justo contigo quería hablar... —empezó a decir al ver a Debriel, pero esta de inmediato derribó con una patada la primera puerta que encontró y la arrojó dentro sin el menor miramiento.
ESTÁS LEYENDO
Alas de sangre
FantasyCuando Dios abandonó el Universo, la cacería comenzó. Ella era la mejor cazadora, soldado y mensajera de su universo, en su nuevo hogar es sólo la marioneta del tirano que usurpó el trono de Dios. Él es un simple Otaku sin vida social pero es el úni...