—Logró escapar —le informó un tipo alto y robusto, con nariz de boxeador y pómulos aplastados, pero vestido con un impecable traje azul oscuro, una brillante camisa blanca y corbata amarilla con pecas azules —Revisé los videos de seguridad y nunca había visto semejante suerte; pero no importa, ya lo estamos rastreando mediante las cámaras del C5 y la policía no tardará en ubicarlo.
—Gracias, señor Gutiérrez —susurró Luzy, sentada en uno de los sillones del gran estudio principal de la mansión —mis padres ya vienen de regreso, mi papá se ocupará del resto de los detalles con la compañía.
—Le garantizo que esto no volverá a ocurrir, ya estamos revisando las grabaciones de seguridad para ver por dónde pudo haber entrado el intruso —aseguró el tipo, sentado tan erguido que Luzy se preguntaba si no le habrían metido un palo de escoba por el... —El guardia de recepción nos dijo que una amiga suya entró unos minutos antes del incidente, pero ya no supimos cómo o cuándo dejó la casa, ¿ella está bien?
—Claro, sí, ella está bien —aseguró Luzy —no he podido hablar con ella desde el... incidente, pero cuando se fue estaba bien.
Gutiérrez la vio con gesto aparentemente impasible, pero con una chispa de duda en la mirada.
—Entiendo. Cualquier cosa que pueda recordar sobre el asaltante, por favor comuníquela a sus abogados para que ellos puedan dar aviso a las autoridades y lo integren en la carpeta de investigación —le indicó, al tiempo que le tendía una tarjeta de presentación con un ostentoso logo al frente—. Si necesita algo más, estos son mis números personales; estoy disponible 24/7.
—Le agradezco, pero espero nunca necesitarlo —respondió la chica con una sonrisa de tristeza, a la que el ejecutivo de seguridad privada correspondió con un simple movimiento de cabeza.
***
Eso no era lo que había pasado. Sin importar lo que los videos de seguridad y su propia memoria le dijeran, ella sabía que no era eso lo que había ocurrido.
—Sábado 6, 19:55 horas, Sierra Nevada 577—. Nunca había usado el libro así, sin embargo, no veía otra forma de averiguar la verdad.
Sin que Luzy lo tocara, el pequeño libro se abrió en una página, aparentemente al azar, y de inmediato comenzaron a aparecer trazos negros que crearon la ilusión de luz y sombra en el papel, dibujando la misma escena que ella recordaba y que había visto en los videos: Félix resbalando torpemente en el pulido piso de mármol, con lo cual todos los disparos fallaron.
—No —zanjó Luzy—. Sábado 6, 19:55 horas, Sierra Nevada 577, detrás del espejo —era un truco que la propia Llave, a su manera críptica de decir las cosas, le había sugerido cuando buscaba a las Virtudes.
El libro cambió de hoja y nuevos trazos comenzaron a aparecer. No obstante, en esta ocasión sólo le mostró siluetas oscuras de rostros borrosos apuntándole a una figura central difuminada que sostenía algo en las manos mientras era atravesada por una docena de líneas. Dentro de la figura, se alcanzaba a distinguir otra silueta más pequeña y apenas insinuada como un vacío dentro de la figura mayor, mientras detrás de ambas, otra silueta con una marca irregular en la cabeza parecía observarlas a ambas.
Luzy se llevó la mano a la frente para sentir el vendolete que todavía mostraba una pequeña mancha de sangre y recordó la blusa que tendría que botar a la basura, ya que había quedado por completo inservible.
—Debriel —pidió Luzy, pero el libro no hizo nada, obligándola a hacer la consulta que más temía hacer —Félix Macotela Díaz.
Las hojas del libro comenzaron a pasar adelante y atrás una y otra vez, como si no encontraran lo que les estaban pidiendo, hasta que, por fin, se detuvieron casi en la última página y una nueva escena comenzó a dibujarse.
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Alas de sangre
FantasiaCuando Dios abandonó el Universo, la cacería comenzó. Ella era la mejor cazadora, soldado y mensajera de su universo, en su nuevo hogar es sólo la marioneta del tirano que usurpó el trono de Dios. Él es un simple Otaku sin vida social pero es el úni...