Entre la tierra y el cielo,
a mil kilómetros de ambos
tengo un grito que no grita,
un lamento amordazado,
una lágrima estancada
y un corazón olvidado.
Tengo un cerebro que hierve
a menos dieciocho grados,
y una sed de ser mordidos
está cuarteando mis labios.
Mi cuerpo sin otro cuerpo
está soñando un abrazo,
y la piel sin otra piel
a oscuras se está quemando.
Entre la tierra y el cielo
se me está muriendo un llanto.