Capítulo 2

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Zorman sacudió sus manos con impaciencia, mirando el santuario frente suyo con una pesadez colocada en su pecho. "Hemos avanzado mucho." Tanizen sonrió, terminando los detalles de la valla en la entrada. "No es suficiente." Murmuró, cargando materiales con el cuidado de mantener su sombrero en su lugar.

"Llevas diciendo eso desde que empezamos." Auron habló, llegando a la entrada con pilas de madera en sus brazos. Tanizen tarareo en de acuerdo y miró a Zorman observarlos con recelo. "Es cierto. No se si recuerdan de quien fue la culpa." Mordió, dándose la vuelta con evidente molestia. Tanizen lo miró con preocupación, secándose el sudor de con el dorso de su mano. "Sigue resentido." Dejó el mármol en el suelo, empezando a colocarlo en la entrada para empezar a formar el trono tan icónico de Juan.

Auron bufo con una mueca. "Tiene todo el derecho a estarlo." Miró a un lado, evitando los recuerdos de la explosión de hace dos meses. "Zorman tiene razón, es nuestra culpa. Juan murió por el pueblo, Gracias al pueblo." Tanizen paró de moldear y miró al castaño con incredulidad. "No fue nuestra culpa, todo fue gracias al profeta. Explotaron el santuario por creencias a la seguridad de Juan. Él se sacrificó por nosotros." Culparse era lo peor que podían hacer, lamentarse por algo que no tenía ningún tipo de arreglo era autodestructivo.

"Ignorar el hecho de que varios quisieron matarlo no me parece la solución, Tanizen." Auron lo miro. "Ya pasaron dos meses y todavía hay personas que ni siquiera notan la ausencia del hechicero. Nosotros le hicimos esto a Juan, lo mínimo que podemos hacer es reconocerlo." Auron masculló, mirando de reojo a Noni y a Imantado llegar. "Le hicimos una estatua en su honor, según Zorman ahora es un dios del todo. Sigo sin creer que fue nuestra culpa." El rubio estaba firme en su postura, Auron se encogió de hombros con un suspiro. "Como digas Tani."

Zorman recorrió el santuario reconstruido, tenían dos meses volviendo construir el lugar. Todo el esfuerzo se notaba en lo igual que se estaba viendo al original. Pero no era el mismo, los recuerdos de Juan desaparecieron junto a él. Tomó el puente de su nariz, sus lentes subiendo mientras lo hacía.

Necesitaba relajarse de alguna forma.

Miro de reojo la zona de invocaciones y recordó vagamente lo que Juan hacía cuando tenía alguna duda, se sentía ridículo por tan solo pensarlo. Pero estaba desesperado y jamás se había sentido tan solo como ahora, viéndolo de cierta forma no perdía nada intentándolo.

Camino al lugar, sus piernas temblando y mente empezando a sentirse difusa, subió por el portal y miró al horizonte. Ese lugar fue el primero que reconstruyó Zorman, sabía lo mucho que Juan quería ese lugar, todas las cosas por las qué pasó ahí. Todo lo que sacrificó en ese lugar.

Se aclaró la garganta y miró al cielo. "Dioses de todo ¿me oyen?" Su voz sonó débil, indecisa y temblorosa. Tomó un par de pasos hacia atrás cuando los conocidos rayos tronaron en el cielo claro. "¿Juan? ¿Puedes oírme?" Se tapó la boca con ambas manos cuando dos rayos cayeron relativamente cerca. "¿Realmente eres tú?" De nuevo dos rayos cayeron y Zorman sintió que perdía fuerza en ambas piernas, se tropezó sobre sus propios pies y miró al cielo con el corazón apretado.

"¿Zorman? Donde estas." La voz de Auron rompió el hechizo y se agarró de la mesa de encantamientos. "Aquí arriba, vengan." Apenas registró su voz, el shock todavía recorriendo su cuerpo con fuerza. Auron, tanizen y Noni llegaron un par de segundos después. "¿Que coño haces aquí?" Auron habló, recuerdos de uno de sus amigos más cercanos inundándolo de golpe. "Escuchen esto." Zorman habló, apretando su puño con ansiedad.

"Juan ¿me oyes?" Ignoró las miradas extrañas que recibió, volviendo a ver y escuchar los dos rayos volvieron a azotar el suelo frente suyo. "Mierda." Tanizen abrió los ojos y retrocedió un par de pasos. "Juan, un rayo si respondes no y dos si dices si." Zorman habló tentativamente, recibiendo de nuevo dos rayos.

~hombre con alas~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora