Capítulo 6

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Juan no durmió.

Mantuvo toda la noche su vista pegada al techo de su habitación, sus pies se tambaleaban de un lado al otro de manera ansiosa. La respiración pesada de Zorman en la cama a unos metros suyo lo mantuvo tranquilo y pensativo durante horas.

Los pensamientos de los demás se escuchaban tan altos y resonantes que parecía que le estuvieran gritando en el oído. Se sentía en un lugar cerrado, donde lo único audible eran los gritos de su propia mente. Juan lo sabía demasiado bien, la mente podía resultar más ruidosa y dolorosa que cualquier sonido tangible. Podía escuchar la culpa, la ira, podía escuchar el resentimiento y los celos. Era abrumador y más que nada insoportable.

A la mayoría le molestaba su presencia, unos pocos lo querían muerto de nuevo

"Juan, ¿estas bien?" la voz somnolienta del hechicero lo saco de su ensimismamiento. "Si." No lo estaba, hacia mucho no podía decir que estaba bien y casi no podía recordar la última vez que lo estuvo. No podía recordar nada de su infancia, Auron había dicho algo sobre traumas que tuvo cuando era niño y que su cerebro bloqueo por su propio bien, en el momento no le tomo importancia, decidiendo como todo en su vida ignorar todos sus problemas y centrarse en cosas de poca relevancia. Su adolescencia no fue mejor siendo que estuvo llena de decepciones y su adultez duro la mitad de una década, en la cual su último año estuvo lleno de traiciones y amenazas.

No estaba bien. Nunca lo estuvo.

"Te estas espaciando." Zorman masculló suavemente, mirando al dios fijar su vista en él. "Lo siento." Su voz no sonaba honesta y reconoció que fue una respuesta automática. El hechicero suspiró, restregando sus manos en su rostro. "Es temprano." Zorman murmuró y se levantó. "Podemos ir a desayunar y luego ir al pueblo central." Juan tarareo, imitando su acción y levantándose en un solo movimiento.

"Estoy bien." Reaseguro de nuevo, plantando los pies en el suelo. "Simplemente agotado." Zorman podía ver la mentira resbalando de su boca. Esos ojos no eran los de alguien agotado, había algo pesado implantado en esa mirada. Algo que simplemente se sentía y estaba mal.

"Comer te hará bien." La risa de Juan lo hizo sentir incomodo. "No necesito comer." Musitó, con una pequeña sonrisa ladina. Algo dentro de Zorman se removió, era un sentimiento incomodo que lo inundo de manera repentina. Recordó repentinamente la razón bajo la cual el hechicero estaba ahí. Un Dios, algo más allá del entendimiento humano que sobrepasaba cada conocimiento en el que Zorman creía y aseguraba creer.

"De todos modos, creo que comer te hará sentir mejor." Fue un intento débil, ambos lo sabían. Juan tomo un respiro profundo, optando por seguir la línea de pensamiento de su amigo. "de acuerdo." No quería gastar saliva ni esfuerzo en contradecirlo, simplemente no valía la pena.

Juan ignoro deliberadamente la mirada inquisitiva de Zorman, Le tendió una mano a su compañero, evitando su mirada y mirando pasiblemente la puerta en el fondo del lugar.

Zorman miro la palma de su mano por unos cuantos segundos, noto el brillo ligero que emanaba las orillas de sus dedos callosos. Sus palmas tenían callos prominentes y algunas cicatrices ligeras, se estaban desvaneciendo, dejando una fina línea blanca que se perdía en algún punto.

La tomo después de unos segundos que le parecieron eternos e incluso un poco tortuosos. Sintió el apretón en su mano y miro el rostro de Juan con una expresión confusa, él no lo estaba mirando directamente. Su rostro de mantenía fijado al frente, a Zorman le pareció como si estuviese concentrando su energía en el camino que sabía tenía memorizado como la palma de su mano.

~hombre con alas~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora