Capítulo 8

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Cuando Auron despertó lo primero que reconoció fue el olor de un desayuno recién hecho. El aroma era prácticamente abrumador, imposible de pasar por alto. Cualquier persona sonreiría ante el pensamiento, se dejaría llevar por un acto tan amable como lo era despertar con el desayuno hecho.

Auron vivía solo, así que el pensamiento de algo bueno fue descartado inmediatamente. Se levantó de un solo movimiento, tomando su espada y saliendo de su habitación en silencio. Dejó escapar un suspiro tembloroso ante la ansiedad que se estaba creando en lo más profundo de su pecho.

Había algo en su casa, algo que lo estaba empezando a sacar de sus casillas más rápido de lo que cualquier persona hubiera podido. El aura opresora que emanaba directamente de su cocina fue extrañamente familiar y de todas formas no logró poner el dedo en lo que era. Apretó con fuerza el mango de su arma y bajó las escaleras con duda, su paso tentativo era incluso tembloroso y odio la forma en la que estaba sudando.

Entró a la cocina para ver la vista de un plato lleno de comida caliente sobre su mesa, frunció el ceño con confusión claramente mezclada con algo de alivio. Bajó la espada, aun manteniendo un agarre mortal sobre este. Se acercó al plato aun humeante y lo tocó un poco con el tenedor que se encontraba a un lado suyo.

"No está envenenado si es lo que te estás preguntando." Auron abrió los ojos, levantando su espada en puro instinto solo para apuntarla a la repentina voz. Se encontró con los ojos verdes y la sonrisa divertida de Juan, la punta de su espada presionada firmemente en su garganta. El dios tenía los brazos cruzados, una expresión que no logró colocar en su rostro y una sonrisa que aprendió a temer rápidamente.

"Juan." Su voz fue más un suspiro que palabras, bajó rápidamente el arma y lo miró con cautela. "¿Qué estás haciendo aquí?" Verdaderamente esperó que la ligera hostilidad en su voz fuera disfrazada por el alivio al ver la cara familiar. Observó los ojos de su amigo estrecharse ligeramente antes de volver a como estaban antes.

"Ayer pensé en lo que me dijiste." Su voz ligera contenía algo oscuro en lo más profundo de su color, sintió su cuerpo tensarse de manera automática y la confusión llenó su mente durante unos segundos. ¿Por qué reconocía a Juan como una amenaza? Era algo primario e instintivo, algo que sobrepasaba su pensamiento crítico. "Te voy a ayudar a armar tu picnic." Su sonrisa era filosa, sus ojos brillantes le presagiaban solamente un mal augurio.

"¿Estás seguro?" Su voz firme era contraria a sus temblorosos pensamientos, no soltó la espada y podía ver sus dedos volverse blancos ante la presión. Juan mantuvo su misma expresión y asintió con la cabeza un par de veces. "Quiero ayudarte Auron." Su voz estaba mal, la estática en su tono no era humana, el eco en las paredes no era normal.

"Agradecerte por la plática de ayer." No entendía lo que estaba en frente de él, no comprendió la sonrisa inhumanamente ancha que se encontraba en el rostro de su amigo. Intentó inhalar, solo para darse cuenta que no podía respirar. "Se me aclararon muchas cosas." Auron vio la sonrisa en su rostro y se encogió ligeramente. Su expresión era amable, su sonrisa brillante. Auron no entendía el sentimiento aplastante en su estómago, el terror primario de algo más fuerte que él.

¿Era lo que quería no? Volver a ver ese brillo en los ojos de su amigo.

Pero ese brillo estaba mal, algo depredador se escondía en su mirada. El hombre finalmente se dio cuenta de que verdaderamente estaba ante un dios. Que su mundo podía destruirse a la orden de un chasquido.

Juan le palmeó la espalda, todo el hechizo que había impuesto sobre él desapareciendo en solamente una acción. Sintió que estaba volviendo a respirar y esperó que la bocanada de aire que inhalo no se hubiera escuchado tan fuerte. Juan lo miró con pura diversión en su mirada. "Espabila hombre." Rio, y su risa fue gemela a alguien a quien no quería recordar. "Entiendo que es temprano, pero tienes un desayuno que te espera." Su expresión sabionda fue dolorosa de mirar.

~hombre con alas~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora