Capítulo XI. Toque de confianza.

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Se viene un capítulo laaaargo. Así que yo les recomiendo ir por una bebida y ponerse cómodes :)

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Amity apretó la mandíbula. No lograba hacer que su cabello quedara como ella lo quería, así que probó varios estilos hasta que por fin su flequillo frisado la hizo detenerse. Encerrada en el baño de Hunter, abrió la llave y se mojó el rostro; la cara enrojecida, los parpados tensos y el cabello desordenado. Su misma expresión de desesperación la asustó.

El maquillaje que había usado para los moretones en sus mejillas había desaparecido con el agua.

Cuando revisó el celular tenía cinco llamadas perdidas de su madre, bufó y lo dejó a un lado. Entre el pánico y la desesperación recordó que ya no estaba sola en la oscuridad de su habitación, y salió al comedor en busca de la única persona que podría sacarle una sonrisa.

-Mierda -soltó Hunter-. Parece que te fumaste ocho porros.

Amity le fijó la mirada, y no fue hasta que él tomó la caja de leche y empezó a bailar su vista sobre la misma que Amity parpadeó. Arrastró su cuerpo hasta la mesa y tiró de la silla de madera para tomar asiento.

-Solo quiero que sepas que todo esto -
-Amity se señaló con ambos pulgares-, es culpa tuya.

Amity no era la única ofendida en la sala; Hunter ahogó un chillido irritante.

-¿Entonces qué? ¿Te ibas a esconder detrás de mí por los siguientes 10 años? Caer a todas las juntadas con tu mejor amigo no transmite un "me gustas", transmite un "me asusta estar a solas contigo".

-Bueno tal vez quiero estar con los dos al mismo tiempo -Amity se lamió el labio inferior y con un suspiro tomó la taza de Ben 10 para servirse un poco de café.

Hunter casi se cae para atrás cuando aplaudió a la altura de su rostro. La cicatriz de su mejilla se estiró cuando empezó a reír.

-Babeas por estar a solas con ella -Hunter tomó el borde de la mesa y se impulsó para alcanzar el tarro de galletitas-. Va a ser más interesante. Vas a poder darle un beso sin tener a todo el equipo mirando.

-Qué, pero -Amity lo golpeó en el brazo.

-¡Auch! -gritó-. Ya basta de hacer eso, me vas a sacar moretones.

Amity abrió la boca para quejarse, pero las palabras se quedaron a medio camino. Su mente y su corazón debatieron por un rato antes de que el calor del café recién hecho le bajara la ansiedad por unos segundos.

-No voy y no quiero besarla -dijo finalmente.

Tuvo que cegarse con el foco de la cocina para que las imágenes frente a sus ojos se distorsionaran. Los flashbacks de toques amargos sobre sus labios le palidecieron la piel. Los brazaletes en sus muñecas se convertían en esposas siempre que su ex pareja la tomaba por la cintura y fusionaba sus cuerpos por un par de minutos, después de eso volvía a formar parte de los trofeos sucios en sus estantes viejos. Los besos pasaron de ser su anhelo a un trámite del cual liberarse.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que empujó la taza con tanta fuerza que se quemó la lengua. Juntó los hombros y se golpeó la nariz con la palma de la mano en un reflejo idiota.

-Pelotuda. -Hunter le alcanzó una servilleta-. ¿Te peino?

Esa propuesta siempre inundaba las entrañas de la muchacha con regocijo. Hunter solía peinar a Caleb y sabía que significaba algo muy personal para su amigo. No puso resistencia cuando el rubio saltó del asiento hacia el baño. Amity terminó de tomar su café en la horrible taza de Ben 10 mientras Hunter masajeaba su cuero cabelludo con el peine. Enredó aquí y allá, armando y desarmando trenzas. Sintió la seda de un listón rozarle el cuello.

Through the Feelings [lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora