Capítulo 5: El Campamento

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—Mierda—aquí hay más gente de la que Enid me prometió que habría. Incluso hay personas que no son de la clase de botánica, me siento engañada.

—¡Vamos Sinclair! atrapa el disco en el aire—dijo uno de los hombres lobo que jugaba con Enid, ella llevaba puesta su típica teñida rosa. Detestable, detesto el ruido que hacen al correr y al saltar. El sonido de sus garras rasguñando la tierra y los troncos de los árboles. Sus acrobacias. Los licántropos son los más ruidosos de este lugar.

Desde que Enid pudo transformarse sus habilidades han incrementado y mejorado notablemente. Los músculos en sus pantorrillas y muslos ahora están un poco más definidos en comparación a unos meses. Gracias a ello puede saltar mucho más alto de lo que solía saltar. Sus garras ya no se quiebran tan fácilmente cuando las usa al correr o desgarrar. Por lo que veo, se ha recuperado completamente del misterioso moho.

El lugar  está un poco antes de la entrada al bosque, el pasto se ve seco de este lado y se puede sentir la diferencia de temperatura entre este lugar y los árboles que se asoman unos pasos por delante de mí. A unos 15 metros están instaladas las carpas, varias son de dos personas y hay una para 10. No es muy difícil adivinar cuál es la carpa de Enid.

—¿Te parece si compartimos carpa?—me preguntó Xavier por la espalda. Me recorrió un escalofrío y antes de que hablara Enid apareció.

—Jajajaja ¡qué gracioso eres Xavier! Wednesday compartirá la tienda de acampar conmigo—exclamó Enid riendo incrédula.

—¿Es así Wednesday?—preguntó Xavier enojado.

—Claro, por qué compartiría una carpa contigo. No tiene sentido alguno lo que estás pidiendo—le respondí.

—Chill Addams, solo era una broma, oye ¿Aún no soy de fiar? podríamos pasarnos la noche platicando, en buena obvio, si gustas—esta vez lo miré incrédula. Al igual que Enid abría los ojos. Yo suspiré de lo harta que me tenía.

—No, no es eso. Solo quiero compartir la carpa con Enid—le dije intentando parecer comprensiva con él.

—¿No te cansas? duermes con ella todos los días en el dormitorio—se quejó.—Argh, está bien. Iré con Ajax entonces. No hay problema Wednesday, nos vemos más tarde—dijo Xavier. Apenas pronunció su nombre los ojos de Enid se pusieron brillosos. Es como un cachorro.

—¿Por qué no vas y le dices de una vez que quieres estar con él?—le pregunté molesta.

—No lo entiendes—me respondió cubriéndose la cara.

—¿Qué es lo que no entiendo?—le pregunté esta vez con curiosidad.

—Los sentimientos Wednesday, no se pueden forzar. No puedo forzarme a amar a Ajax, porque no lo amo y no lo amaré nunca. Esa es mi conclusión—respondió llorando aún más.

—¿Entonces por qué lloras? hey, no llores aquí nos están mirando.—dije observando a mi alrededor. Más bien no quería que esta situación llamara la atención de personas maliciosas. Cuando dije eso Enid me miró molesta—Ven, vamos a la carpa un rato. Luego me prometes que iremos por la maldita planta, que quiero terminar pronto el ensayo—le dije molesta.

Desde lejos vi como Enid y Wednesday entraban en su carpa. Por alguna razón, de la cual aún no me entero y nadie se digna a contar, Enid era un mar de lágrimas. Divina y yo nos habíamos instalado unos metros más lejos de ellas porque quedamos de vigilarlas luego de todo lo que le sucedió a Enid.

—¿Estás preocupada, Yoko?—preguntó Divina colocando una de sus manos sobre mi hombro.

—Un poco, pero creo que estarán bien—le comenté tranquila.

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