Capitulo 1: Morfeo

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Fui uno de sus muchos juegos, apuestas, otra ficha en su tablero. Recuerdo a Muerte como se aproximó a mi desde la orilla del bosque, como me envolvió con sus brazos y me susurró que lo lamentaba. Pero no estaba en ese lugar para llevarme.

Desciendo de un largo linaje de brujas, que juran haber tenido todas y cada una el corazón del diablo en sus manos. A raíz de eso les brindo conocimiento, sabiduría, información que ellas necesitarían recabar porque no únicamente eran brujas atesoradas en el infierno, eran nefilim, en su afán del diablo de desafiar a Dios, empujó a las brujas hacia el pecado y lo amaron, cayendo de su gracia.

Hoy, esas brujas están muertas, esas historias son leyendas y mi aquelarre pereció esa misma noche en que Muerte me encontró en medio de las llamas.

Pero aun hoy recuerdo lo que dije, lo que le imploré al ángel de la muerte:

"Venganza"

Resucitar se siente como si tomaras un soplo de aire fresco, después de permanecer una eternidad bajo el agua.

Inhale el aire, como si fuera la primera bocanada de aire que inhalaba en toda mi vida, porque la realidad era que eso estaba haciendo, volvía a nacer, pero no para amar y vivir en paz con mi nueva inmortalidad, en todo caso volvía para castigar.

Lo siguiente que recuerdo es cómo toda mi aldea, así como los que incendiaron mi hogar ardieron como lo hizo mi familia.

Poco después conocí a Sueño o mejor conocido por los mortales como Morfeo.

Casi tan melancólico como lo era yo.

Muerte no volvió a visitarme, no la he vuelto a ver desde esa vez entre las llamas, sé que debí irme hace mucho tiempo, habría partido feliz sabiendo que me encargué de mandar a todos esos asesinos justo a donde se lo merecían.

Pero aún seguía aquí, el año mil setecientos treinta y dos se diluyó en el agua, así como todos los años posteriores.

No volví a ver a Muerte, pero si vi a su hermano.

Morfeo.

Aparecía de vez en cuando cerca de donde quiera que viviese.

Londres, Paris, New Orleans, Tokio, o mi natal Irlanda.

El se volvió una sombra, tal vez asumía que retomaría la brujería en algún momento, tal vez temió que su querida amiga Constantine o alguno de sus descendientes me diera caza. Pero nada pasó y así como el se volvió mi sombra, yo me volví la suya.

Morfeo me contó que uno de sus hermanos, Destino, le contó que había un plan, un porque yo seguía recorriendo la tierra, que no fue solo la buena voluntad de Muerte la que me hizo revivir, pero aún hoy no sabíamos que plan tenía la vida para mi.

Al final Morfeo se volvió una ayuda, nadie vivía lo suficiente como para que yo lograra aferrarme, sin contar los casos de apuestas entre el y muerte, la realidad es que la eternidad podía llegar a ser solitaria.

Con el tiempo, comencé a pasar más tiempo en la ensoñación que en el mundo de la vigilia, en la ensoñación podía pasar lo que fuera, posible o no, la corte de Morfeo, sus súbditos y todo en lo que consistía la ensoñación era hermoso, un mundo irreal al alcance de mi mano. Lo cierto es que tarde décadas en controlarlo, ser consiente en la ensoñación es de las cosas más difíciles que he logrado conseguir entender y aún ahora no podría decir que me hubiera vuelto una experta pero podía visitar a Morfeo y a Lucienne sin que el me llevara de la mano.

Era como despertar de nueva cuenta en otro lugar, sabes que no estás consciente de manera física pero consigues olvidarlo, Morfeo te hace olvidarlo.

El y yo diferimos en muchas cosas, para el, el mundo de la ensoñación es su más grande sueño y realidad, aún más que el mundo de la vigilia, para mi, la vigilia era mi realidad y los sueños solo sueños, por más bellos que estos fuesen.

¿Forever? | The Sandman | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora