Capitulo 16

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—¿Que? No, no sabes ligar —admití.

Thiago me miró indignado.

—Si que sé.

—Que no.

En eso, tocó el timbre de salida. Esa mañana ya se estaba volviendo eterna.

Para ser sincera no había entendido nada de lo que había pasado ese día —como de costumbre— pero estaba feliz de tener con quien hablar en él colegio.

—¿Que tal tu semana de exámenes? —preguntó Thiago mientras caminábamos hacia la salida.

—La verdad no tengo ni la idea de cómo, pero aprobé todo.

Mi amigo simplemente sonrió y fuimos hasta unos bancos que estaban afuera de la escuela.

—¿Vas a esperar a tu hermano? —preguntó.

—Ni aunque me paguen —respondí negando con la cabeza.

—¿Que pasó exactamente?

Yo suspiré exageradamente.

—Otro día te lo cuento.

—Voy a ignorar que estás diciendo lo mismo hace una semana.

No quería hablar de eso.

Si pude evitar esta conversación durante una semana lo puedo hacer ahora.

—¿Viste que mañana terminan las clases?

¿Es enserio? ¿Todo lo tengo que hacer yo?

¿Que más le iba a decir?

Thiago sonrió y negó con la cabeza.

Mi amigo iba a decir algo pero lo interrumpí cuando me di cuenta de que Theo estaba viniendo hacia nosotros.

¿Que...?

No sabía nada de ellos hace una semana, ¿que pasa ahora?

...

Sam, Sam, Sam —dijo Theo agitado. Apenas podía hablar

Yo me corrí para que él se pudiera sentar y tomar agua.

—¿Que...? —Ni siquiera podía decir algo. Estaba muy confundida —¿Viniste solo desde tu escuela hasta acá corriendo? —fue lo único que pude decir.

Él me miro con una sonrisa. Tenía toda la cara colorada.

—Si.

—¿Que? Pero ¿por qué?

—¿Me ayudas con una maqueta del sistema solar?

¿No había terminado las clases?

Decidí no decir nada, no quería meter la pata.

—¿Que? ¿Viniste solo por eso?

No entendía nada. Nuestros coelgio estaban bastante alejados y su casa quedaba del otro lado.

—Y porque las amigas de una chica me querían casar con ella—contestó todavía con dificultad para respirar.

Thiago y yo no pudimos evitar reírnos a carcajadas.

—Ey, no se rían, ¡te dije que tenía a muchas chicas atrás mío! —Theo miró por atrás de mi espalda— y ese nido de ratas ¿quien es?

Primero no supe de que hablaba pero después me di cuenta de que se refería a Thiago.

—Lo mismo me pregunto. No puedo creer que un niño de siete años me acabe de insultar.

—Tengo ocho y medio —le corrigió ajustándose los lentes.

Después del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora