Las fiestas están a la vuelta de la esquina. La tienda de juguetes del boulevard tiene colas eternas de personas, la perfumería arregló con parches el reno inflable y la heladería sufrió liquidación en la edición especial del gusto navideño. Y como si eso fuera poco, la librería de Oktoffee ya se quedó sin papel de envoltorio para regalos.
Realmente jamás pensé que tantas personas decidirían que un libro era un regalo increíble.
Felix estuvo más tranquilo, pero también debo admitir que mi increíble don de entender a las personas estaba en deterioro cuando se trataba del pecoso. Teníamos conversaciones fluidas, entretenidas y graciosas, luego él simplemente borraba su sonrisa y se retiraba con alguna excusa.
Una parte de mi me repite que es un método de protección, otra llama a mis inseguridades a decirme que dije algo incorrecto o que realmente le incomoda mi presencia.
Y por eso es que siempre repiten la importancia de la buena comunicación, pero se olvidan de mencionar que es necesario voluntad de ambas partes.
Es el último lunes antes del veinticuatro, la hora del almuerzo y Seungmin discutiendo con el técnico de la luz porque afirma que el último apagón se debió al exceso de iluminación en la tienda. No está muy alejado de la realidad, pero Seungmin se sacará las pestañas una por una antes de perder una batalla respecto a la tienda.
Hyunjin y Minho hablan en una mesa con sillones en la cafetería, parecen haber llegado a un acuerdo respecto al boceto del dibujo y la poesía que lo acompañará. Felix me mira con una media sonrisa cuando Hyunjin suelta una carcajada. Su relación está en avance y yo no dejo pasar la oportunidad de sacarles una foto para luego recordarle lo caprichoso que puede ser y lo mucho que pierde por ese encanto no tan encantador.
Estoy por rodear el mostrador de la librería para molestar a Felix cuando lo veo alzar su teléfono a la oreja. Tantea sus dedos en la mesa y los cierra cuando no obtiene respuesta. Baja el teléfono, lo intenta otra vez y luego se da por vencido.
Me he dado cuenta que lo hace seguido, pocas veces es atendido y no suele durar mucho en la llamada, más su día cambia por completo. Me pregunto a quién espera tanto y si realmente me lo diría si le pregunto.
Termino rodeando el mostrador de todas formas y voy en busca de entretenimiento. Felix me ve llegar y rueda los ojos con diversión cuando me detengo en una mesa para acomodar los sobres de azúcar y evitar que haya ocho para dos personas.
—Tienes un complejo nefasto de héroe anti-diabetes —dice llevando una botella de agua a sus labios. Me encojo de hombros y me apoyo en su mostrador.
—Lo dice quién me obliga a acomodar los estantes de libros en orden alfabético con base en su género literario.
—Supongo que son las consecuencias de haber intercambiado trabajos. —Felix me mira con una sonrisa leve y no puedo evitar pensar que ahora sonríe más seguido.
—¿Iremos a la playa hoy? —pregunto mientras rasgo la etiqueta de su botella de agua. Felix aleja mi manos en un reproche silencioso.
—¿No te aburres?
—¿De enterrar mis pies en la arena y huir de los cangrejos? Jamás.
—Pero tampoco es que hablamos mucho, sería normal si me dices que estas salidas no destacan en entretenimiento.
—Felix, no voy en busca de diversión y menos espero que saques un cuaderno de chistes malos para rellenar el silencio. Si esperara eso, lo llevaría a Hyunjin.
—¿Y qué esperas de mí? ¿Discusión hasta que alguno mate su orgullo? —Felix me mira divertido y yo vuelvo a rasgar su etiqueta.
—Compañía —respondo y logro sacar el papel, Felix está demasiado concentrado en mi respuesta como para reprocharme—. Quizás un punto de vista distinto. Conocer a alguien es un proceso que dura toda la vida y contigo recién empieza.
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Un verano amarillo - [Changlix] [En pausa]
FanfictionFelix necesita conseguir un trabajo de verano y la librería de un pequeño boulevard en Melbourne grita una oportunidad en el diario de los lunes. Changbin es un chico de veintidós años que aprovecha las vacaciones para hacer un viaje de trabajo en e...