VIII

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Veo a Hyunjin recorrer todo el departamento en busca de su bolsa de dulces que yo escondí la noche anterior. Y si bien sus insultos son bastantes hirientes y su ceño fruncido parece estar a punto de expulsar sus ojos, no me arrepiento. Jisung y Jeongin toman un café apoyados en la mesada de la cocina y yo lo miro refunfuñar mientras giro en las banquetas individuales del desayunador.

Me agacho a tiempo cuando Hyunjin me lanza un almohadón. Jisung refriega sus ojos y Jeongin esconde una sonrisa en la taza.

—¡Devuelveme mi azúcar! —reprocha con enojo y yo solo quiero apretarle las mejillas.

—No dejaré que mueras joven —respondo aún girando en la banqueta.

—Tú vas a morir joven si no me regresas mi arma suicida. Es mi problema si me crecen gusanos en el estómago.

—Eso debe ser doloroso —murmura Jisung—. ¿Se comerán el resto de órganos? ¿O serán pacíficos y crearán una comunidad tranquila en el estómago?

—Yo creo que depende —responde Jeongin como si la conversación fuera de lo más normal—. Empezarán como una sociedad tranquila y luego habrán diferencias y los dominará el mal y saldrán a conquistar otros órganos.

—Los gusanos serán los nuevos humanos —suspira Jisung volviendo su atención a la taza de café.

—¿Verdad? Es increíble, todo lo que tocamos lo rompemos.

Los miro divertido, su indiferencia con lo extraña que es la conversación me da gracia mientras que Hyunjin parece estar a punto de golpearse la cabeza contra la pared más cercana.

—¿Pueden concentrarse en lo importante? —Hyunjin los mira desesperados—. Estoy en plena abstinencia involuntaria.

—Nos espera un increíble futuro con ustedes en la tierra —digo y me levanto de la silla.

—¿Por qué no me dejas morir tranquilo de la manera que yo quiero? Estás atentando contra mis derechos humanos.

—Tu dramatismo va a matarte antes, créeme —le respondo desde la habitación y lo escucho refunfuñar.

Tomo la bolsa de dulces que descansa bajo mi almohada, realmente podría haberla encontrado fácilmente, pero le es más fácil dar vueltas a mi alrededor con pánico innecesario antes de usar la lógica para encontrar lo que tanto busca.

Vuelvo a la cocina tomándome mi tiempo y no puedo evitar sonreír al ver a Hyunjin tirado en el suelo del living con los brazos y piernas estiradas y Jeongin tomándole el pulso para seguirle aquel juego. Jisung sigue hundiendo su nariz en la taza.

—Tienes un serio problema de madurez —le reprocho haciendo ruido con la bolsa de dulces y Hyunjin se incorpora con rapidez.

—¿Estoy en el cielo? —pregunta con emoción.

—Lo estarás pronto. —Le lanzo la bolsa y él la atrapa como si la vida se le fuera en ello. Jeongin se cruza de brazos divertido y yo preparo mis cosas para huir al trabajo.

—¿Problema solucionado? —pregunta Jeongin—. ¿Ya podemos hablar de la cena de navidad? No quiero volver a comer arroz con huevo por no comprar las cosas con tiempo.

—Podríamos ir por algo tradicional. Una entrada sencilla y varios platos en el centro para elegir a gusto personal.

—¿Puedo encargarme del postre? —pregunta Hyunjin desde el suelo con las mejillas llenas de dulces.

—Te ayudaré con eso —responde Jisung lanzándole un trapo para que limpie sus comisuras—. No dejaré que coloques gusanos asesinos en mi estómago, no lo imagino para nada cómodo.

Un verano amarillo - [Changlix] [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora