7 días antes.

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Era la tercera vez que iba a casa de Ivanna, ahora sólo esperaba a que me abriera la puerta. Lo hicieron, su madre me abrió.

—Buenos días bonita, Ivanna está en su cuarto —dijo la mamá de Ivanna, dejándome pasar.

—Gracias, tía.

Su cuarto esta en el tercer piso, cuando ya había llegado tenía la respiración media entrecortada. Algo que se me había olvidado decir, me encanta correr por las escaleras, a parte de que hace de mis piernas más fuertes, es divertido. Toqué la puerta como por 5 minutos y no habría nadie. Entré sin preguntar y la encontré dormida. La moví despacito para que se levantara, nada. La moví más fuerte, o mejor dicho, la SAMAQUIE hasta que con pesadez me tiró un manaso.

—Ivanna, perdóname por favor. Te juro que no hice nada, traté de escapar de su agarré pero realmente se me hizo imposible, ese mal parido es demasiado fuerte y no me deja...

—Ya oí mucho, te entiendo.

—¿Enserio? ¿Me perdonas?

—No, vete.

—Ivanna, entiende, traté pero...

—¡Es suficiente! ¿Sabes qué? Me di cuenta de que no eres una verdadera amiga, él me lo aclaró todo, ¡tú lo besaste! ¡Eres una zorra maldita! ¡Él me ama a mí! Y no sabes cuanto me duele saber que mi mejor amiga pasó a ser mi peor enemiga —dijo Ivanna, parándose de la cama y con lágrimas en los ojos.

Esto ya había colmado mi paciencia, no puedo creer lo tonta que es como para creerle a ese tipo que ni conoce en realidad, está ciega, ciega e ilusionada. Pero yo no iba a permitir que al final ese se salga con la suya y haga pedazos el corazón de mi mejor amiga, no lo permitiría, lo mataría antes.

—¿Y tú le crees? —las lágrimas se acumulaban en mis ojos, pero me negaba a llorar en frente de la persona que me estaba rompiendo el corazón.

—Ahora sí, ya no confío en ti, aún no me tragó que algún día lo hice.

—Te arrepentirás de todo lo que estas diciendo.

—Maldito el día en el que te conocí, Valeria.

—Muerdete la lengua.

—Zorra.

—Ojalá te tragues las estupideces que dices, bien, vive tus minutos de "felicidad y amor" —dije haciendo comillas—, pero cuando él rompa tu corazón, no vengas a pedirme que te recoja los pedazos. Yo tuve intención, pero estas demasiado ciega como para comprenderlo —mi voz se había entrecortado, es la primera vez que peleaba así con ella, y me duele porque ella era como mi hermana, era.

—¡Vete ya! —gritó Ivana, pataleando.

La vi por una vez más. Extrañaba un montón cuando reíamos juntas, cuando compartíamos ropa, cuando comentábamos y llorábamos con las películas tristes, las muecas que hacíamos para intentar tomar una selfie, extrañaba tanto cuando nos perdíamos con la bicicleta por la ciudad, cuando nos quedábamos viendo algún chico lindo y competíamos para ver a quién la veía primero, extrañaba a mi mejor amiga.
Salí de su habitación. Salí de su casa. Salí de su vida.

***

Entré a mi cuarto y había perdido el control, tiré todo lo referente a ella, los cuadros, los adornos que nos dábamos cada Navidad, rompí la gran foto pegada en mi pared, la que nos habían tomado cuando éramos pequeñas, la partí por la mitad y al instante sentí una punzada en el corazón, traté de reponerla pero ya era muy tarde, así como trate de reponer nuestra amistad pero también era muy tarde, todo hacía tarde.

Best friend forever? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora