Mis pestañas de estaban quemando, literal. Ayer por la noche descubrí que sí paso más tiempo sin hacer absolutamente nada moriré. Así que, aunque suene muy extraño viniendo de mi, decidí que postularía para entrar a la universidad. Si señores y señoras, desde ya me puse a estudiar para dar el examen de admisión. Aún no tengo decidida la carrera, pero sé que pronto lo haré. Y es por eso que mis pestañas se queman, ¡sueño! ¡sueño! No voy a mentir, dormí mucho hasta hoy, ahora: 2:30 pm, pero igual ¡sueño! ¡sueño! No se imaginan lo triste que se siente no contarle a tu mejor amiga que decidiste estudiar por fin... Desde la otra vez, no habíamos vuelvo a hablar, Daniel mi hermano sigue con su teoría de que pronto se olvidará de todo y seguiremos siendo amigas, pero esto ya está muy fuerte . Daniel enemigo y ex antes/amigo ahora casi enamorado de nuevo, él pues solo se encargaba de hacerme reír y olvidarme de Ivanna. Les contaré un secretito, se quedó a dormir conmigo, pero se fue antes que me levantara, había dejado una nota. Ni ganas de almorzar, ni nada. Sólo quería darme un baño refrescante. Me paré de la cama como zombie y me metí a bañarme, ya saben, jabón, agua, champú, agua y así. Al terminar, la canción "The A Team" de Ed Sheeran sonó.—¿Aló?
—¿Valeria?
—¿Daniel?
—¿Sales?
—¿Ahora?
— Sí, no discutas, en 10 en el Bembos que está a dos cuadras de tu casa —colgó.Me puse un pantalón negro, un polo blanco con la cara de una chica estampada en el y unas converse blancas. Mi ropa demostraba la felicidad de mi vida, síp. Salí de mi casa sin avisar y caminé las dos cuadras hasta Bembos. A penas entré me di cuenta de que había una fiesta, una infantil quizá. Llamé a Daniel y en la primera me contesto.
—Estoy dentro.
—Sube.
— ¿Estás en la fiesta?
— Sí, Ann cumple años.
— Uy, sí, tu hermana, ya voy —colgué.Anne, la pequeña niña que se cayó del tobogán la otra vez cumplía años y yo no tenía un regalo. Me acerqué a la cajera y pedí un helado, era lo único que se me ocurrió en el momento, no me culpen. Subí escalones arriba ya con el helado de chocolate en las manos, divisé a Anne a lo lejos y me acerque a ella.
—¡Feliz cumpleaños bonita! —le di un abrazo y le entregué el helado, sus mejillas se formaron bolita, había sonreído.
—Gracias Val, pero no debiste, allí hay mucho —se rió y señalo la mesa llena de vasitos con helados, fruncí el ceño— mi hermano está por allá y gracias me nuevo —me abrazó y se fue a jugar con los demás niños.
Uh, al menos le di algo.
Daniel estaba sentado en una de las mesas con otros chicos más de su misma edad, no conocía a ninguno para mi mala suerte, ¿alguno sería gay? Me hubiera gustado hacer de violinista, jum.—Hola —saludé con la sonrisa más hipócrita que tenía, últimamente no sonreía cuando había gente.
—Hola —saludaron todos al unísono.
—Chicos, ella es Valeria... Una amiga —me presentó Daniel, momento incómodo.
Mis ojos captaron cuatro chicos a parte de Daniel. Uno de ojos café, tez morena, cabello negro y para decir verdad, el más guapo del grupo, por lo que me voy enterando se llama Manuel. El segundo un poco más friki, ojos grises y mirada perdida, gafas con pasta negra, cabello castaño oscuro y ondulado, tez blanca, usaba la ropa de su padre a decir verdad y su nombre era Tomás, Tomás el friki. El tercero era muy poco común, con su cabello fuego (pelirrojo) y sus ojos celestes impactaba a medio salón, incluyéndome, y se hacía llamar Santiago. El cuarto, y menos casi igual de poco común que el cabello fuego, Renato, de cabello rubio y ojos celestes al igual. No podía creer la belleza de cada uno, los envidiaba a todos. Yo era normal, no como ellos, o sea mi definición física es: cabello marrón, ojos marrones oscuros y grandes, tez blanca, metro cincuenta (exagerando), nariz de ratón, labios delgados, pestañas largas pero hacia abajo, se cree dark. O sea, normal.
Pasamos el rato conversando, yo coqueteando con uno que otro para darle celos a Daniel.PAREN EL COCHE.
¿Darle celos? ¿Por qué?
Hay no, Valeria, por favor, no me digas que has vuelto a caer en su trampa.
—Y entonces, ¿vienes el sábado próximo?
—¿Mmm? -murmuré volviendo a prestarle atención a Manuel.
—Al cine, ¿vienes con nosotros? Habrán más chicas por seacaso.
—Pues...
—Anda, no seas agua fiestas —me pidió Santiago pasando la mano derecha por su cabello fuego.
—Esta bien.
—Yes —susurró Daniel y puso su mano encima de la mía, la quité por auto reflejo y el agachó la mirada, triste.
—Daniel, me siento un poco mal, ¿me acompañas un rato a fuera?
—Por supuesto —se paró junto a mi y salimos de Bembos.
—Ya me voy —hablé.
—Te acompaño.
—No, gracias, fue una buena fiesta, tus amigos me cayeron muy bien —sonreí.
—¿Vienes el sábado?
—Pues sí, si es que no me aplasta un carro —reí nerviosa, mal chiste.
—Está bien.
—Entonces, adiós —me despedí con la mano y di media vuelta para recoger mis pasos hacia casa.
—Valeria, espera —tomó mi muñeca y de una me hizo girar, besó mi mejilla y volvió a entrar a Bembos.
Si tan sólo hubiera movido mi cabeza un poquito.
Ocho de la noche, volví a casa, tomé un plátano y me tiré en el sillón a ver tv. Poco a poco mis ojos se fueron cerrando y caí en los brazos de Morfeo.
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Best friend forever?
Short Story¿Y qué pasaría si tu mejor amiga pierde la memoria y te olvida?