Capítulo 5

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Declan

Me mantengo sentado en el sofá del departamento de Samson con una taza de café en las manos mientras observo al sobrenatural caminar de un lado a otro inquieto. Sostiene su teléfono fuertemente contra su rostro, la conversación parece acalorada y mantengo la ligera sospecha de que la persona al otro lado de la línea es Castiel. No obstante, por primera vez en mucho tiempo no me preocupa la opinión del dragón, ahora tan solo puedo centrarme en el pequeño gatito que se encuentra de pie frente a mí y, para mi desgracia se ve un poco enojado y molesto, sus hombros se encuentran tensos y su voz parece contenida.

Quiero prestar atención a las palabras que intercambian dado que soy el tema principal entre ambos, sin embargo, mi subconsciente no duda en jugarme una mala pasada.

Me entretengo unos instantes deleitándome en la fuerte figura frente a mí. La exquisita piel bronceada hace juego con sus oscuros cabellos y ojos. La barba creciente de par de días provoca que desee pasar mis dedos por ella o sentirla arañando mi piel en zonas sensibles. Los fuertes músculos de su abdomen y brazos se contornean cada vez que realiza algún movimiento provocando que el resto de las cosas en la estancia pierda sentido para mí. Mi atención solo está sobre Samson. Es una pena que se halla puesto los pantalones, la toalla le venía bien; aunque sería una desventaja para mi mente al saber que solo esa fina tela se interponía entre mi visión y su entera desnudez.

Siento como mi respiración se agita con solo imaginarlo.

Así ha sido siempre. Puede que Samson piense que no me interesa, pero la verdad está muy lejos de la realidad que él se imagina. Es como una maldita adicción que nos va destruyendo poco a poco; una que si yo fuese inteligente trataría de evitar. Pero, simplemente, no puedo hacerlo y por eso estoy aquí. No importa que tan retorcida sea la situación, o lo mucho que quiera negarlo; para mí, Samson es ese salvavidas que me mantiene a flote incluso en momentos de locura.

Reyes tenía razón, tengo tanto miedo de la verdad; de confiar y perder, de hacer más daño que bien; de mantener una apariencia para el mundo ¡Joder! Incluso tengo miedo de pensar que puedo ser feliz junto a Samson, siento que negármelo es mi propio castigo, no le merezco. Solo tengo miedo de volver a salir herido, como aquella vez...

Es por esa maldita razón que necesito inventarme excusas para venir, aunque en esta ocasión la mentira se entremezcla con la realidad sigue siendo eso, una mera excusa...

Mis pensamientos solo se cortan cuando noto que Samson por fin corta la llamada, sus dedos viajan al tabique de su nariz masajeando para quitar la tensión de la zona. No puedo evitar sonreír. Samson nunca demuestra estas cosas que él denomina debilidad delante de nadie y, sin embargo, aunque intenta evitarlo, baja tanto la guardia en mi presencia que he perdido la cuenta de cuentas veces le he visto gruñir, colapsar e incluso sonreír.

Dejo la taza de café sobre la mesa más cercana y me pongo en pie para acercarme a su lado. Paso mis manos por su desnuda espalda acariciando los tensos músculos para que se relaje y, por unos instantes, el hombre se deja caer contra mi tacto ¡Por el mismísimo destino! El tacto de su barba en mi piel es incluso mejor de lo que imaginé y solo quiero colocarme de puntillas y no poner más barreras a lo que en verdad deseo. No obstante, cuando Samson parece darse cuenta de lo que hace vuelve a erguirse y se aleja de mi lado. Sus ojos fríos chocan conmigo y carraspea su garganta antes de hablar.

—Escucha Declan, porque solo voy a decirlo una vez. —Su voz suena imperturbable, otra vez es el hombre de hierro, el que se esconde detrás de una máscara, pero como culparlo, ¿no hago yo lo mismo? —. Te ayudaré junto con el resto para que entre todos podamos buscarles una solución a todos tus problemas, pero después es el fin.

Pasiones Negadas [#6 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora