Cap 15: ¿Fingir o no fingir?

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Sparrow estaba entre la espada y la pared. Duchess lo pilló inesperadamente. ¿Qué respondía?. Su mente estaba en blanco y no era capaz de inventar una excusa. A no ser... sí.

— Pues exactamente así es — mintió actuando lo mejor que pudo — Alexia es una buena chica y me entiende mejor que nadie — las palabras le salieron solas de la boca.

La bailarina rió burlona.

— Vaya, el gran Sparrow Hood saliendo con una princesa burro — expuso con una sonrisa falsa.

El rockero apretó los puños para calmar el enfado que apareció en su interior. Sigiloso, se tocó el anillo que le regaló Alexia.

— Eh... ese anillo no te lo he visto — la cisne agarró la muñeca del contrario, mostrando demasiado interés en la joya.

— Me lo ha regalado ella — argumentó el pelirrojo metiéndose en su papel de "chico que ya tiene a alguien que lo ama, lo entiende y lo respeta".

— Sparrow, ¿por qué tardas tanto? — Alexia intervino en la conversación.

El varón sonrió e improvisó un apego cariñoso con la asno.

— ¡Mi amor! — exclamó abrazándola.

La francesa no entendía el comportamiento tan acaramelado del rockero.

— ¿Qué te ocurre? — puso cara de confusión.

— Te he echado de menos — replicó él sin soltarla.

— Pero si acabamos de estar juntos hace cinco minutos — la princesa se encogió de hombros.

— Es que no me gusta estar sin tí — el pelirrojo guiñó un ojo para que la más baja entendiera que todo era actuado.

Alexia entendió y también se metió en su papel de enamorada.

— ¡Ay, mi vida! — correspondió al "abrazo" — Eso es muy dulce viniendo de tí.

Duchess observaba con un poco de asco. No le gustaban las parejas súper dulces y románticas.

— A ver, ven aquí — la morena agarró al chico de la camiseta para hacer que se agachara y así poder besarlo en los labios.

A Duchess se le saltaron las plumas de la impresión. ¿Cómo era posible que hubiera una chica que se atrevió a besar a Sparrow, así de directa y sin pensarlo mucho?.

El pelirrojo notó que sus mejillas ardían. Ahora sí que perdió el juicio.

— Agh... yo me largo de aquí — la cisne se marchó dando saltitos de ballet.

Al fin los compañeros de cuarto (o quizá algo más, quien sabe) se separaron del beso.

— Vale, eso fué inesperado — admitió el oji verde todavía procesando lo que acababa de pasar.

Alexia se echó a reír hasta que las lágrimas se le salieron. Sparrow vió a su alrededor, en busca de aquello que la hizo reaccionar así. No había nada ni nadie.

— Tus labios — le informó la oji celeste casi sin poder respirar de lo que reía.

El mayor se acercó a un espejo que había cerca. Ya entendió la causa del ataque de risa de su compañera: al besarlo le pintó los labios.

— Mira el lado bueno — lo animó Alexia cuando se tranquilizó — El rosa chicle te queda muy bien.

— Podrías haberme avisado de que apenas te lo pusiste — el rockero puso los brazos en jarras.

— Lo siento — la princesa le dió una toalla desmaquillante.

El contrario cogió la toalla y se quitó la pintura de labios. Aunque quedó un poco en ridículo el beso le gustó, deseaba recibir más... o darlos... ejem, ¿en qué estaba pensando?. Era fingir, simplemente, tampoco es que se fuera a enamorar de verdad.

Esperaba.

✨🎵✨🎵✨

En la cafetería había bastante gente desayunando y hablando. Cogieron su desayuno y se sentaron con Elisabeth.

— ¡Eli! — Alexia se reunió con ella, emocionada por volver a verla.

— ¡Ale! — la alemana no evitó las ganas de abrazarla.

Después del abrazo tomaron asiento. Elisabeth estaba eufórica.

— Tengo noticias que darte — saltó tratando de contener la necesidad de gritar de la felicidad.

— Cuenta — se impacientó Alexia.

— ¡Sophie y Evangeline van a venir aquí! — soltó la campesina con entusiasmo.

Ambas amigas gritaron bajo para no ser el blanco de algún maestro gruñón que quisiera amargarles el reencuentro y las buenas noticias.

— ¿Amigas vuestras? — el chico tuvo curiosidad y se metió en la tertulia.

— Claro; Sophie es la hija del hombre que perdió su tiempo; y Evangeline la hija de la niña de la caja de cristal — explicó Elisabeth orgullosa de dar a conocer a más amistades suyas.

— ¿El hombre que perdió su tiempo? ¿La niña de la caja de cristal? — el pelirrojo abrió sus ojos verdes de gato con sorpresa antes de dar un sorbo a su café.

— No son historias tan conocidas como Cenicienta o Blancanieves, pero aún así merecen tener más atención de la que reciben — zanjó Elisabeth dando un pequeño puñetazo en la mesa.

— No puedo esperar a verlas — añadió Alexia mientras comía su trozo de pastel de zanahoria.

Entonces Blondie se acercó a ellos con emoción.

— Perdonad, ¿es eso cierto de que Sparrexia existe? — formuló con una sonrisa de oreja a oreja.

Por arte de magia, Sparrow y Alexia se detuvieron y se quedaron mirando sin tener idea de que hacer o contestar.

El rumor que Duchess se inventó hizo que todos creyeran que era verdad.
¿Era necesario seguir fingiendo que se amaban?.

Por desgracia sí.

Continuará

La novata y el rockero (EAH) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora