Cap 16: Sparrexia

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- Alto ahí, para el carro - exigió Elisabeth, salvando el pellejo de la nueva pareja - ¿Cómo qué Sparrexia? - puso cara de seriedad, fulminando con la mirada a la hija de Ricitos de oro.

Blondie se quedó pensativa y dudó unos instantes.

- Creo que buscaré otro nombre para el ship - expuso decidida.

- ¡No! - estalló Alexia de repente, sobresaltando a los demás. Al ver que casi arma un lío, se corrigió - Sparrexia suena bien.

Blondie dió saltitos de alegría ante la afirmación de la asno.

- ¡Ya puedo confirmar vuestra relación en el blog! - soltó mientras echaba a correr para actualizar su página web.

- ¡No, lo que quería decir...! - a la princesa no le dió tiempo porque la rubia ya se alejó.

Elisabeth jugó con sus trenzas, nerviosa.

- Es culpa mía, chicos... no debí responder de esa manera - se lamentó por meter a ambos todavía más en el asunto.

— No pasa nada, al menos lo intentaste — la tranquilizó Sparrow.

— De todos modos estamos fingiendo, no estamos enamorados de verdad — resolvió Alexia — ¿Verdad, Sparrow?.

El pelirrojo asintió poco convencido.

— Sí... todo es fingido — añadió con un suspiro.

Elisabeth notó que algo iba mal, así que lo único que se le ocurrió fué levantar el ánimo del chico.

— A lo mejor salta la chispa mientras actuais — aventuró con una mirada coqueta.

— Eli... — gruñó la princesa ruborizándose.

— Ay, chica... tampoco es para tanto — Elisabeth le sacó la lengua traviesa.

Alexia puso los ojos en blanco y se giró para ver si Evangeline y Sophie ya estaban en la escuela. En vez de ver a sus amigas se cruzó con los ojos de Duchess. Mal momento.

— ¿Te he dicho que me gusta tu pelo? — se dirigió a Sparrow, volviendo a interpretar su papel de enamorada.

— No... — el rockero también se dió la vuelta y entendió que pasaba — ¡Ay, que linda! — igual se metió otra vez en el rol.

La pelinegra observó con atención. Hace unos minutos desmentían sobre su enamoramiento, y nada más ver a la cisne ya estaban "echándose los tejos". Entrecerró sus ojos grises, analizando lo que les sucedía. Aquello parecía un tira y afloja.

— ¿Qué os pasa con la gansa loca? — subió una ceja mucho, muchísimo.

— Te lo vamos a decir, pero por favor, no lo difundas por ahí — suplicó la asno juntando las manos con desesperación.

La campesina hizo un gesto para indicar de que sus labios estaban sellados.

— Duchess ha inventado un chisme de que Sparrow y yo somos pareja — empezó la morena.

— Y ahora tenemos que hacer como si lo fuéramos porque todo el mundo se lo ha creído — terminó el rockero.

Elisabeth abrió la boca un montón por la sorpresa. La tenía tan abierta que podría comerse un pastelito de doble crema de un bocado.

— ¿Queréis que la desplume? — señaló a la cisne — Se me da muy bien desplumar.

— Gracias pero no — rechazó Sparrow — La conozco desde la infancia y suele ser... demasiado interesada y molesta.

— ¡¿Cómo qué esa fresca es tu amiguita de la infancia?! — explotó la pelinegra fuera de sí.

Duchess mostraba un excesivo interés por lo que dijo, así que se calló y trató de no crear contacto visual con ella.

— Otra vez la he liado — se temió, apretando fuertemente sus trenzas.

Sparrow volteó para ver a Duchess y se burló delante de todos.

— ¿Éste es un hobbie tuyo, el querer enterarte de conversaciones ajenas? — le sonrió travieso a la bailarina.

El resto de estudiantes rieron al oírlo. La cisne resopló y desvió la mirada. Había funcionado.

— Vaya, la mantienes a raya — admiró Alexia.

— A veces necesita que la pongan en su sitio — Sparrow se encogió de hombros.

Después de desayunar, salieron de la cafetería a la primera clase que tenían: historia.

Por el camino, la pareja de compañeros tuvo que ir de la mano y totalmente pegados ante la mirada de todos.

— Hacen una linda pareja, ¿verdad?.

— Nunca había visto a Sparrow tan enamorado.

— Quizá Alexia ha conseguido que sea un buen chico.

— Ella ha sido la única que se ha atrevido a enfrentarse a él.

Comentarios así los ponían de los nervios. ¿Por qué se creyeron esa pantomima?. Maldita Duchess... acababa de irse de rositas.

— Aquí estáis, par de payasos — los espantó la voz que menos querían escuchar en esos instantes.

Continuará

La novata y el rockero (EAH) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora