Baile de Máscaras

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Bonnie recibió una particular invitación; le citaban para una fiesta de máscaras. ¿Dirección? En la mansión de la colina, la construcción más antigua de la ciudad. ¿Cuándo? Esta noche.

Se atabió con sus más elegantes ropajes, se las ingenió con una máscara que cubriera la mitad derecha de su rostro y allí se presentó. El ambiente cálido invitaba a pasar, mientras que los ojos curiosos por nuevas visitas inspiraban a socializar.

La música clásica resonaba incluso de puertas para afuera, los altos techos evidenciaban la gran inmensidad del lugar, así como su estatus. Risas elegantes, conversaciones no faltaban, tal vez preguntándose el motivo de la elegante fiesta y del misterioso anfitrión. Las buenas gentes relucían entre la luz tenue, con vestidos y trajes, sin una identidad cual mostrar.

Los invitados de honor llegarían pronto, mientras los presentes bebían y danzaban.

Una situación perfecta para esta fría noche de diciembre.

Las puertas se abren, todo el salón contiene la respiración innecesariamente ante los recién llegados. Desconocidos para todos los presentes, hombres y mujeres alegres se unen al bullicio, la fiesta parece cobrar vida con la llegada de más ojos brillantes.

Vino, Whiskey o el más selecto Ron, todo a la disposición de los presentes por la atenta servidumbre. Figuras de ensueño serpenteando de persona a persona, de conversación en conversación, con bella labia que engatusará al más astuto. Pide cuanto desees, porque esta gran mansión aspira a que te quedes más allá de media noche.

Pasando entre la multitud, con pasos fuertes y seguros, el anfitrión aparece, tanteando a los presentes en busca de su presa.

Ignora a las jovencitas borrachas a su lado, pasa de largo a los bellos jóvenes que le observan con ojos coquetos, pues había localizado la más bella presencia que había observado en siglos. Era largo, delgado y refinado. Sus largos mechones púrpuras le recordaban a la magia oscura, sus labios carnosos hechizaban su mente cada vez que bebía de su copa y sus grandes ojos rojos lo inundaron de un hambre malsana, encarnándose como una flecha envenenada en los resquicios de su alma negra.

Esta noche, conseguiría a ese precioso joven para toda la eternidad.

–¿Qué es necesario brindarte para que me concedas tu gentil atención? –Bon se inclina, reverencial, ante la bella presencia contraria. El par de rubíes se fijan en él con atención.

–Solo vuestra agradable compañía durante esta fantástica noche –respondió Bonnie. La gente con la que anteriormente hablaba dejó de tomar importancia, acaparada ahora por la interesante presencia enmascarada del hombre moreno y de cabellos celestes.

–¿Gustaría, además, de acompañarme en un baile esta noche? –ofreció, tentativo.

–Solo si dura eternamente.

–Tenlo por seguro –ofrece su mano, deseando llevarlo lejos del populacho, queriéndolo solo para él–. ¿Cómo puedo llamarte?

–Bonnie –observa al hombre con intensidad, aceptando su mano.

–Mi nombre es Bon. Soy el dueño de esta mansión.

Bonnie se dejó guiar por el apuesto hombre, curioso ante el aura misteriosa a su alrededor. Su rostro moreno cubierto por una fina máscara de tela azul oscuro y sus ojos verdes brillantes hacían un exquisito par. Su forma, fuerte, masculina, mantenía un agarre firme con su mano helada sobre la propia.

Cuando es capaz de fijarse en su alrededor, ya habían atravesado la puerta en dirección al jardín, hablándose con familiaridad.

A primera vista parecen tan diferentes, pero son tan compatibles que el que el destino los hubiera hecho el uno para el otro no parecía tan loco. Bonnie escucha el relato de sus viajes, Bon atiende con interés sus extensos conocimientos sobre artes y música. Él hace mención a su largo linaje, el menudo le habla de sus humildes raíces. Juntos sienten que, de alguna esotérica forma, encajan.

⁺˚*・༓☾One-shots BxB☽༓・*˚⁺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora