Sexo en Secreto

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Aviso: Muy, muy, MUY largo ;;;;

<3<3<3<3<3

"Años 2686 a 2181 aC
La dinastía egipcia daba frutos ya que poco a poco crecía el imperio, así como su población.

El primer faraón, Narmer, gobernó el reino egipcio hasta sus últimos días para dejarle el cargo a su hijo primogénito.

El cual debía casarse para heredar el reino. Por lo que decidió prometerse con..."

Miraba al cielo con melancolía, recordando una y otra vez la verdad de dónde estaba

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Miraba al cielo con melancolía, recordando una y otra vez la verdad de dónde estaba. Suspiraba con cansancio una y otra vez pero ahora bajó la vista, cientos de pequeñas casas se extendían alrededor suyo, asentadas todas sobre lo que antes eran campos de arena virgen y letal para los viajeros descuidados. Ahora se había convertido en un imperio que crecía día a día, con el trabajo de toda la gente, de todo el pueblo. Pueblo del que una vez fue parte... mas ahora sería suyo, pronto.

Había sido obligado a acatar un destino que él no eligió, a su joven edad le habían negado sus sueños, su futuro, solo porque un príncipe se había encaprichado de él. El rey había muerto y su hijo primogénito debería heredar el reino, pero para ello debía casarse, y le eligió a él. Pero no era de extrañar, era joven, bello, talentoso, pero pocos se daban cuenta. Era un diamante en bruto que fue encontrado por la persona menos indicada. El dolor era palpable en su ser.

El sonido de la puerta a sus espaldas le sacó de su burbuja de autocompasión, oyendo unos pequeños pasos que se detuvieron a unos metros de él.

–Kiya –dijo en saludo.

–Majestad –respondió ella–. Los decoradores ya han venido y sus consejeros solicitan su presencia.

Soltó un suspiro amargo al aire.

–¿Tiene que ser ahora?

Realmente le fastidiaba esto. Su prometido se había marchado a una reunión con un pueblo vecino y tardaría semanas, tal vez un mes, y a él le tocaba hacerse cargo de los preparativos de una boda que no quería.

–L-lo siento, Majestad, pero e-es lo que me han pedido –la joven bajó la cabeza con pena.

Acabó tranquilizando a la sirvienta y la acompañó a donde pedía. Todo esto le sobrepasaba, está situación parecía tan surrealista que creía que despertaría de nuevo en su humilde cama para llevar una vida normal en el pueblo junto a su familia. Eso es lo que deseaba cada día.

La carga sobre sus hombros era cada vez más pesada. Cada día venían más y más personas con las que debía hablar de temas que ni le importaban y finjir que estaba totalmente interesado y atento, pura mentira. La tensión en su cuerpo era notable, alguna que otra vez los sirvientes a su cargo le recomendaron descansar y tratar de relajarse, hasta ahora lo consideraba buena idea.

⁺˚*・༓☾One-shots BxB☽༓・*˚⁺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora