Capítulo 5

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ᴄᴀғᴇᴛᴇʀɪ́ᴀ ¹

— ¡Akutagawa te juro que los he visto así!

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— ¡Akutagawa te juro que los he visto así!

— No digas tonterías, es imposible que Chuuya-san haga algo así con Dazai-san en un sitio como ese. —Respondió sereno mientras comía patatas fritas.

— ¿Me estás diciendo que lo podrían hacer en otro sitio...?

— ¿Eres o te haces? —Preguntó sarcásticamente.— A lo que quiero llegar es que Chuuya-san no es tan indecente.

Atsushi no respondió, se quedó callado y reproduciendo la reciente escena.

Derrepente, unos golpes se escucharon; era alguien bajando las escaleras. Ambos jóvenes se giraron y pudieron ver al pelirrojo correr hacia ellos.

— ¡No es lo que parece! —Fue lo primero que dijo al estar en frente de Atsushi y Ryunosuke.

Ambos se quedaron callados, viendo al mayor algo sorprendidos. Después de unos segundos en silencio; bajó el castaño tranquilamente por las escaleras.

— Hey ¿hay algo que me he perdido? —Preguntó, saludando con la mano mientras se dirigía hacia el grupo.

— Dazai, Atsushi ha malinterpretado la situación de antes. —Dijo, mirando al más alto con una cara realmente molesta.

— ¿Qué situación? ¿La que tú estabas encima mía a horcajadas contra el suelo?  —Dijo, sonriendo tontamente.

A causa de ese comentario, las mejillas de Atsushi se estaban tornando de un leve color carmín. Chuuya, al notar eso, intervino.

— Ey, no. No es lo que piensas. ¡Tú! ¡Deja de hacer que se malinterprete la situación! —Exclamó, señalando al castaño que estaba a punto de estallar de la risa.

Nakajima y Akutagawa no entendían nada. Por una parte, Atsushi no entendía que era gracioso; había encontrado a sus superiores en una situación algo personal. Y Akutagawa no sabía cómo reaccionar «¿Qué está pasando?» Pensó el azabache.

El pelirrojo y el castaño seguían discutiendo; al parecer Dazai abría su boca cuando no debía—según Chuuya—.

— Oye ¿nos vamos? —Pregunto el azabache en voz baja al albino.

Atsushi se sobresaltó al sentir la voz de Ryunosuke cerca suya. Tardó unos segundos en reaccionar y otros en responder.— Oh, em... Está bien, vamos. —Contestó, y ambos dejaron solos a los mayores mientras discutían.

 —Contestó, y ambos dejaron solos a los mayores mientras discutían

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— Y... ¿A dónde me llevas? —Preguntó curioso Atsushi, que estaba siendo guiado por Akutagawa.

— No lo sé, simplemente salí de allí ¿no se te hace pesado escucharlos discutir? —Preguntó, girándose para ver cara a cara al albino.

— Bueno, nunca los he visto discutir ¿tú sí?

— Hace años. Parece que su manera de relacionarse es discutiendo. —Suspiró, sentándose en un banco.

Atsushi imitó la acción y se sentó al lado del azabache. Mirando a niños jugar o adultos paseando a sus mascotas.

— Oye, Akutagawa. —Nakajima llamó la atención del mencionado.— ¿Tú sabes si ellos dos... Tuvieron una...?

— Sí, hace años esos dos fueron pareja. —Respondió, mirando a un grupo de palomas que estaban siendo alimentadas por migas de pan que les lanzaban los niños.

— ¿Sabes el motivo de su ruptura? —Preguntó, mirando lo mismo que el azabache.

— No, nunca me lo dijeron. Supongo que Dazai-san fue un idiota con Chuuya-san. —Respondió, levantándose del banco.

Atsushi imitó la acción.— ¿Crees que Dazai-san y Chuuya-san se siguen queriendo? —Preguntó, comenzando a caminar a la par de Akutagawa.

— Mmh... Yo diría que sí, aunque no estoy muy seguro. —Respondió.— ¿Por qué te interesa tanto?

— Porque Dazai-san es mi amigo y nunca me contó sobre su relación, es curiosidad. —Respondió Atsushi.

— ¿Te gusta Dazai-san?

— ¿Qué? ¡No! ¡Qué asco! Dazai-san es como un hermano para mí... ¡Además es 4 años mayor que yo!—Respondió, a decir verdad; algo triste. Atsushi quería decirle: «¡Idiota, me gustas tú!» Pero sabía que eso era imposible.

— Ah, perdón. —Se disculpó, algo incómodo mientras se rascaba la nuca.— Oye, ¿te apetece entrar a esa cafetería? Para charlar y eso...

— Bien. —Respondió, siguiendo a Ryunosuke.

Ambos se adentraron a la cafetería. Estaba a rebosar, por suerte; Atsushi pudo ver una mesa al final, justo al lado del ventanal. Ambos jóvenes se dirigieron a esa mesa, se sentaron y pidieron su orden.

 Ambos jóvenes se dirigieron a esa mesa, se sentaron y pidieron su orden

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¡Idiota! La blanca tiene 2 tiempos y la negra 1 (Soukoku/Shin soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora