La luz de mis ojos (Izuku x Yui)

Capítulo 16: A las puertas del cielo

*Créditos de la imagen: @ dalisnyan697 en Twitter*

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La tarde había caído, Yui se encontraba en el techo de la cafetería. Había una turba de sombras que rodeaban todo el complejo. Ella tenía las alas y los huesos lanza multiplicados, así que se lanzó a atacar a diestra y siniestra.

En el Cuartel de Estrategias Anti Ángel

— Bueno, ya es la hora. -Shoto tomó una pistola y estaba con una sonrisa tranquila-.

— Oe, un momento. ¿Desde cuándo estás en el grupo? -reclamó Kirishima-.

— ¿Y lo preguntas ahora? Suplo tu incompetencia. ¿O ya lo olvidaste? Desaparece como el papel higiénico que eres. -contestó displicente el vicepresidente-.

— NANI?

— Vamos, vamos. Yui está dando todo de sí, aprovechemos esta oportunidad para reunirnos con el resto. -indicó Midoriya mientras cargaba sus dos pistolas-.

Cuando Izuku salió de la oficina, había un grupo esperándolo.

— ¿Y esto? ¿Qué pasa, chicas?

— Estamos listas para partir. -mencionó Pony, baterista de la banda-.

— Estamos de acuerdo con lo que nos dijiste. -Setsuna estaba con los ojos cerrados y una expresión tranquila-.

— Ya nos decidimos. -agregó Tsuyu-.

— Así es nuestro grupo. -dijo Setsuna-.

— La verdad, no hacía falta decirlo. Pero, perdimos a nuestras dos vocalistas. Nadie podría reemplazar a Jirou-san y a Mina-san. -Uraraka mencionó esto como justificación-.

— Aunque Mina-san lo hacía bastante mal. Pero, nos divertíamos a diario como un festival. -Pony veía el lado amable de la situación-.

— Pero, a otros les costará más que a nosotras. Así que termina lo que empezaste. Sino, sería como si nos hubieras engañado. -sentenció Setsuna-. Si el Frente deja de existir luego de tanto luchar, será porque el mundo habrá cumplido su cometido con todos, incluso contigo. Solo así habrá valido la pena. Por un momento, disfrutamos la juventud que nunca tuvimos. Si lo único que deberíamos hacer era divertirnos, te aseguro que estaríamos más que satisfechas.

— ¿Qué estás diciendo? No te entiendo. -el pecoso sonreía, como si fuera modestia-.

— Supongo. Nadie sabe qué pasará después. Nosotras ya nos vamos, eso es todo. Hasta otra, Midoriya-kun... -Setsuna e Izuku chocaron las manos-. Volveremos a formar una banda.

— Y yo volveré a ser su fan. -el pecoso tenía la mano levantada para despedirse-.

— Sayonara...

Y con esas palabras, todos los chicos que estaban en ese pasillo desaparecieron. Todos estaban de acuerdo con lo que Izuku les comentó, finalmente habían logrado aquello que en vida fueron incapaces de hacer por circunstancias aleatorias.

— Buen trabajo despachando a los plebeyos. -mencionó Shoto apareciendo por detrás-.

— Oe, tienes un gravísimo problema de actitud. -reclamó Eijiro-.

— Eso no es cierto. ¡Y estás hablando con Dios! -el heterocromático discutía-.

— Dejen eso y vámonos ya. -regañó el pecoso-.

De inmediato una sombra gigante apareció, destruyendo parte del edificio donde estaban los tres jóvenes. Ellos salieron despavoridos al patio donde encontraron una multitud de sombras.