sɪx.

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Felix nunca creyó llevarse y entenderse tan bien con un adolescente, mientras veían las películas compartieron.

Jeongin ya no lo molesto mas con el tema del sexo, sabía que Felix quería tanto como él, pero si el mayor había decidido llevar todo a su tiempo, Jeongin lo respetaria, porque si el había entrado por esa puerta de los Lee aquel día, no iba a salir sólo, ¿quién diría que se encontraría a este hermoso hombre?

Se lo llevaría, no le importaba la opinión de sus padres, ni la de la esposa del mayor, él ya sabía el porqué estaba con Felix, podía fácilmente humillarla frente al rubio.

Y es que a Jeongin le encantaba ver el mundo arder, para al final restregarlo en la cara como él había salido ganador.

Como siempre.

Así era, y no pensaba cambiar sus pensamientos.

Beso la cabeza del rubio, sintiendo como su nariz se hunde en aquellos rizos dorados, eran tan suaves y olían a limpio, el olor a shampoo aún permanecía.

Felix sonrió, se dio la vuelta para quedar cara a cara con el menor.

— Jeongin, ¿tú estás seguro de esto?

— Lix, pensé que había quedado claro esto, estoy tan seguro de esto, créeme. —Jeongin pudo ver el brillito de duda en los ojos contrarios, suspiro, acercó su rostro al del mayor, dejando sus frentes juntas. — ¿No me crees?

— Siento que de alguna forma voy a arruinar tu adolescencia, yo soy mayor que tú, ya no soy un joven, y a mí me encantaría tener algo serio y duradero contigo, pero, te falta mucho por vivir, Innie.

— Entonces déjame vivirlas contigo.

Felix volteó a verlo a los ojos, la mirada del menor sobre él era tan profunda, era como sentir paz.

— ¿Y si cambias de opinión? ¿Y si encuentras a alguien de tu edad o más joven en algún futuro?

De alguna manera Jeongin entendía al rubio, por eso no se encontraba ni un poco enojado o irritado.

— Lix, no quiero que vuelvas a pensar en eso, la edad me viene valiendo mierda, yo te elegí a ti, tú me elegiste a mí, así son las cosas.

Felix bajo la mirada con una diminuta sonrisa, acomodando sus brazos por el cuello del pelinegro.

— ¿Lo prometes?

— Créeme, no te vas a librar de mí tan fácil, cosita.

El rubio entró por fin a su casa, jalo de su saco para quitárselo aventandolo junto a las llaves de la casa a uno de los sofá, tirándose también él; había sido un día pesado en su trabajo, un montón de papeles que corregir le habían aparecido en s...

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El rubio entró por fin a su casa, jalo de su saco para quitárselo aventandolo junto a las llaves de la casa a uno de los sofá, tirándose también él; había sido un día pesado en su trabajo, un montón de papeles que corregir le habían aparecido en su escritorio, y todo por la irresponsabilidad de su secretaria, ya iban tres días que le faltaba sin comunicárselo, comenzaría a buscar su reemplazo.

Mom's Friend | JeongLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora