twenty-five

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Felix despertó de un muy humor, cómo no hacerlo cuando lo primero que vio fue a Jeongin junto a él y sin camisa.

Ayer cuando sus amigos se fueron pudieron terminar lo que habían comenzado en el auto.

Suspiró recordando todo, desde las risas que pasaron con los amigos de Jeongin hasta cuando estaban en la cama, siendo solo uno, sonrió bajando su mirada, le encantaba mirar los pectorales y sus abdomen marcado, sonrió acercándose para abrazarlo y de paso acariciar ese abdomen que solo él podía gozar.

— Ya sé que soy irresistible, cosita. —habló un recién despierto Jeongin, Felix se sobresaltó un poco, pero sonrió al verlo.

— La verdad sí, ¿qué tal dormiste?

— Demasiado bien, esta sensación de despertar contigo me empieza a agradar mucho. —el rubio se sonrojó un poco.

— Pronto lo haremos a diario, Jeongie.

Felix se levantó de la cama, llevándose consigo la blanca sábana para cubrirse.

— ¡Oye! —Jeongin se enderezó lo más rápido que pudo para taparse su zona íntima con una almohada.

— ¿Qué? ¿Ahora tú eres el avergonzado? —el mayor carcajeo. — Levántate ya, tú tienes que ir a la universidad y yo al trabajo.

— No quiero ir.

— Oh, sí irás.

— No, no me puedes obligar a ir.

Jeongin miró de reojo al mayor con reproche

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Jeongin miró de reojo al mayor con reproche.

— Eres un manipulador. —murmuró, Felix quien iba manejando rumbo a la universidad soltó una carcajada.

— Solo te dije que no te daría besos por dos semanas, no pensé que con eso te convencería.

— ¡Dos semanas es mucho para mí!

Felix sonrió y cuando el semáforo les tocó en rojo volteó a ver al menor, frunciendo el ceño de inmediato.

— ¿Qué pasa? —preguntó el pelinegro.

— Te ves muy guapo, ¿por qué siempre tienes que verte tan bien? Vístete feo o algo para que la gente no te voltee a ver.

— Opinó lo mismo de ti, yo digo que nos empecemos a vestir feos los dos. —Felix asintió satisfecho.

Siguieron su camino hasta que vieron a lo lejos la universidad del menor.

— Solo tengo que aguantar un poco más. —murmuró viendo con reproche su instituto.

— Lo siento, Jeongie, pero me tendré que llevar tu auto. —habló con falsa inocencia, Jeongin lo volteó a ver sorprendido. Ayer había dejado el auto del rubio en su casa.

— Había olvidado eso...

— ¡Oye! ¿Por qué te ves tan preocupado? ¿Acaso crees que no podría cuidar tu auto? —se cruzó de brazos, Jeongin negó, aferrándose al cinturón de seguridad.

Mom's Friend | JeongLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora