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Gary Oak abrió los ojos la sentir unos brazos abrazarlo detrás suyo, se dio la vuelta lentamente y gruñó desde el fondo de su garganta, aunque sólo fuera para ocultar su puntual vergüenza. Había olvidado por completo que Ash se había quedado a dormir la noche anterior en su casa, habían estado teniendo las tardes de estudio que solían hacer antes de cualquier examen con fecha cercana, aunque esto aplicaba más para el azabache que para Oak, el menor era algo tonto cuando se trataba de las matemáticas. Al haberse hecho tarde en la casa del mayor, decidió que se quedaría a dormir esa noche, a fin de cuentas, no era la primera vez que lo hacían, avisó a su madre para que no se preocupara por él y pidieron permiso al abuelo de Gary, quien como siempre, lo permitió.

El mayor aprovechó que el más bajo tenía el sueño como el de una marmota y se dedicó a contemplarlo, el menor se acurrucaba en su pecho, recibiendo los rayos de sol sobre su cabello, como las marcas en sus mejillas destacaban en su rostro de piel bronceada mordió su labio conteniendo sus ganas de no pasar sus brazos por aquella delgada cintura del cuerpo que se hallaba a su lado, aunque Ash se encontraba babeando mientras balbuceaba algo relacionado con una sabrosa comida que había hecho su madre, Gary no podía evitar que su corazón latiera ridículamente rápido en su presencia y menos en esta situación.

•••


El sonido de su despertador sonó estruendosamente, haciendo que el de ojos miel se levantara dando un salto, miró por todos lados desorientado, ni siquiera sé había dado cuenta que estaba abrazando a alguien en ese momento, ya fue después de unos minutos que recobró la consciencia y recordó que se hallaba en casa de su mayor rival y amigo de la infancia, Gary. Los recuerdos de anoche estudiando para el examen de biología que se acercaba atacaron su mente a gran velocidad, lástima que solo recordaba lo bien que la pasó con su mejor amigo, aún era muy temprano, podía ver los rayos del sol entrar resplandeciente por la ventana del cuarto, gruñó frustrado y volvió a lanzarse a la suavidad que la almohada le daba.

Giró su cabeza hacia un lado y vio a Gary dormir, los rayos del sol que estaban atravesando la única ventana de la habitación hacían ver su piel hermosa, siempre se preguntó cómo se vería la piel como la suya, algo bronceada. Su amigo era jodidamente sexy para ser un beta, siempre creyó que era una lastima que no fuera un alfa. Pero aún así, el lo veía como a un hermano mayor, como a un rival, como a un mejor amigo y no dudaba en dar lo que sea para que pueda ser feliz... Con otro beta.

Era un tema complicado, pero no quería que Gary se fuera con algún omega, porque bien sabía que tarde o temprano ese omega encontraría a su alfa destinado y arrojaría a su amigo como si fuera basura y él tendría que encarar al infeliz. Y por otro lado, tampoco quería que estuviera con un alfa, no lo aprobaría, aún si eso significara que su amigo podría ser feliz, porque... Bueno, aún no le hallaba una explicación al porqué de su rechazo, pero la simple idea le desagradaba.

Algo que llamó su atención fue el hecho de que el de hebras castañas no se haya despertado, Gary era sumamente estricto con los horarios y si no salían en menos de diez minutos podrían llegar tarde a la escuela. Pero le restó importancia, decidió hacerse el dormido y volvió a acurrucarse, pero la fulminante mirada de los ojos verdes de su amigo a su lado lo paralizó.

- ¿E-estabas despierto? - Cuestionó nervioso el azabache.

- Me desperté diez segundos antes que tú, solo me hice el dormido esperando que tomaras la iniciativa y sacaras tu trasero de mi cama - Contestó, aún con aquella aterradora mirada.

- ¿P-por qué? Tu sabes que yo jamás te robaría tu momento Gary - Trató de bromear el menor, mala idea.

𝑭*𝒄𝒌 𝒀𝒐𝒖!! 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒚 | 𝑷𝒂𝒍𝒍𝒆𝒕𝒔𝒉𝒊𝒑𝒊𝒏𝒈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora