Look at me || 𝐉𝐮𝐝𝐞 𝐁𝐞𝐥𝐥𝐢𝐧𝐠𝐡𝐚𝐦

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Jude !

Sonriendo me siento con mis amigos, Gio y Greg en la mesa de la cafetería del hospital. Al fin se dignaron en aparecer y visitarme.

–¿Qué haces aquí cuando no tienes que ir a los exámenes? –Greg preguntó y lo miré.

–Estoy afuera mucho, y ahora compré un rompecabezas de 100,000 piezas –Mis dos amigos y yo comenzamos a reír.

Mire de reojo a una chica de cabello castaño que se sentó en la mesa junto a nosotros, la misma que vi la noche anterior.

No había mucha gente aquí, solo dos niños, tres mujeres y una pareja de ancianos.

Su largo cabello castaño estaba atado en una trenza. Ella es muy linda, anoche no pude ver muy bien su cara. Pero ahora que está claro se que se ve increíble, también tenía unos preciosos ojos cafe oscuro. Me recuerda a alguien, pero aun no estoy seguro a quien me recuerda.

–¿Hola, jude? –Volví a ver a mis amigos confundido. Mi sonrisa se fue cuando los vi mirándome burlonamente.

–¿Quién es? –Me apresure en mirar a Greg, quien comenzó a sonreír.

–¿La conoces? –Gio preguntó en voz baja mientras señalaba a la chica.

–¿Qué? ¡No! ¿Por qué debería? –Estos chicos suelen ser realmente vergonzosos.

–Bueno, porque la miraste como si fuera tu todo –agregó Greg en voz baja.

–Qué no, solo la vi ayer cuando estaba afuera –explique avergonzado.

Greg suspiró.

–Creo que ya es hora de que tengas 19 años y tengas alguna otra compañía. No es que no nos guste pasar tiempo contigo, pero una amiga realmente te ayudaría –luego de eso Gio miró a Greg con una ceja fruncida.

–Acabo de decir que solo la he visto una vez y ya estás a punto de empezar a hablar de mí saliendo con ella –Greg suspiró de nuevo.

–Es bueno...

–Creo que lo que Greg está tratando de decir es que tal vez deberías hablar con ella antes de que se vaya –Volvió a sonar la voz de Gio.

Mis ojos se posaron brevemente en ella, ahora tenía su teléfono en su mano derecha y una malteada de chocolate en la izquierda. –Tal vez algún día –murmuré sin poder despegar la mirada de ella.

(• • •)

Con una pequeña sonrisa abracé a los dos chicos, era hora de irse y prometieron volver otro dia.

–Nos vemos otro día –sonreí y ambos se despiden.

–Háblale amigo. Después de todo, ¿Qué podrías perder? –Gio se separó de mi abrazó para luego acercarse al auto.

La pequeña sonrisa que tenía se desvaneció tan pronto como yo me doy la vuelta y los chicos suben al carro.

Me gusta pasar tiempo ellos, y es bonito que estuvieran aquí, pero sinceramente nadie me puede animar en este momento, el fútbol siempre lo soluciona todo, olvido todos mis problemas por un momento.

Mis ojos vagaron brevemente hacia la cafetería, mi corazón se detuvo por un momento cuando ella me miró directamente con una pequeña sonrisa.

Probablemente ahora me estoy sonrojando como un tomate, así que voy a mi habitación rápidamente. Supongo que tengo que pensar en lo que dijo Gio, de alguna manera tiene razón.

No sé cuánto tiempo más estará aquí.
Lo único que sé es que yo pasaré las próximas tres semanas aquí. Pero no sé por qué está aquí, lo cuál me da mucha curiosidad.