Capítulo 5. Alexander

15 4 0
                                    

ESPECIAL NAVIDAD 1/5🙈
.
.
.

- ¡Mamá, me voy al parque a jugar! -Dije gritando para que me escuchase

-Vale hijo, ¡ten cuidado al cruzar la calle! -Contestó mi madre desde la cocina.

Salgo de casa con mi cubo de arena y una pala, cruzo la calle para poder ir al parque que está justo enfrente de mi casa. Veo a algunos padres jugar con sus hijos en los columpios o en el tobogán, otros solamente están sentados en un banco leyendo algún libro o mirando el móvil sin prestar atención a sus hijos, hay un grupito de padres, están más alejados del parque, en un pequeño bar sentados en la terraza tomando algo, no distingo bien lo que es, solo se que tienen café y alguna infusión como las que se toma mi madre, pero no sé quién tiene qué. Ese grupo de padres hablan y se ríen, se les ve contentos y felices, aunque uno no para de mirar su teléfono como si estuviese esperando algo, una de las madres del grupo se rasca las manos, eso es un signo de ansiedad, a mi hermana le pasa lo mismo, a veces hasta se hace heridas sin querer por culpa de los nervios, desde aquí alguien normal no lo vería, pero si te fijases bien, y no solo miras el exterior se puede divisar perfectamente los moratones intentados camuflar de una de las madres, así que no, no todo es felicidad en ellos.

Me caigo al suelo tirando el cubo, ocasionando que se rompa, y la pala al suelo, siento algo rebotar en mi cabeza, hasta que levanto la vista y veo un balón cerca de mi, es eso lo que me ha dado.

- ¡Quítate del medio!

-Toooooma le di al pringado

-Rarito ¿Qué hacías usar tus poderes de visión?

Me quedé en el suelo paralizado, esos niños se estaban riendo de mi, ya estaba acostumbrado que me ocurriese en el colegio, pero ¿en el parque también? ¿no le podían dejar tranquilo? Estaba cansado de esos comentarios absurdos, solo era observador me gustaba observar a las personas o al paisaje que tengo a mi alrededor, me gusta saber con exactitud lo que veo, como ahora, que veo a los niños, que hace un momento se estaban riendo de mi, irse del lugar donde estaba, había un niño delante de mi con mi cubo roto y mi pala, veo como me tiende la mano y mi cuerpo, algo asustado, reacciona aceptándola, me sonríe y abre la boca para hablar.

- ¿Estás bien? ¡Esos niños se han pasado un montón! -Su voz era dulce, como si me estuvieran cantando una nana, era calmada.

-Si, estoy bien, me llevé un buen golpe, pero creo que no me hice nada - Le dije como pude, embobado en sus ojos.

-No, no tienes nada- Me dice revisándome la cabeza algo preocupada.

- ¡Olivia, venga hay que irse a casa ya! - Gritó su madre desde la lejanía, me di cuenta de que era una de las que estaban en el grupo de los del bar, en concreto la que se rascaba las manos.

-Oh, me tengo que ir ya, ¡adiós!

- Adiós - Le dije mientras se iba con una sonrisa, lucía una falda pantalón de flores y una camiseta blanca, dos moñitos adornaban en su pelo y en su rostro había varias pecas que encajaban perfectamente con su tono de piel, todo en ella encajaba perfectamente bien. Creo que no podré olvidar esa sonrisa nunca más.

*Un mes después*

Me encontraba en la sala de espera del hospital, esperando a que dijesen mi nombre para entrar y que me viese el médico. Últimamente estaba notando cosas un tanto extrañas, bueno, para mi eran normales, más bien extrañas para mis profesores, niños del colegio, sus padres y para mi madre. Resulta que mi visión era de lo más anormal, que no debería de ver a tanta distancia por mucho que observe. Lo que no saben son lo de los sonidos, como ahora, escucho como la señora del final del pasillo se suena los mocos, o que dentro de la consulta hay una niña llorando y diciendo que ella es normal, se me juntan los sonidos de golpe y no siempre es agradable la situación.

Mi gran misterio eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora