Capítulo 6. Presentación

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ESPECIAL NAVIDAD 2/5
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-Señor, hemos encontrado a otros dos.

- ¿Les habéis dado el jarabe?

-Si señor, era la niña de los Torres y uno llamado Alexander

-Interesante, con que esa niña...Claro, no podía ser menos, hay que pararla enseguida, no puede saber nada. Ahora solo son unos críos, mejor empezar ya con ella y con el otro niño.

¿Alexander? ¿Había dicho Alexander? Ese es el nombre que me repetía constantemente la voz de mi cabeza. ¿Será que tengo que conocerlo? ¿Dónde lo podré encontrar? ¿Y por qué a mi padre le interesa ese chico? ¿Serán como yo?

- ¡Bruno, baja a cenar! - Me dice mi padre desde las escaleras para poder escucharlo. No entiendo por qué grita si puedo escucharlo perfectamente pero claro, eso él no lo sabía.

Si, escuché la conversación que tenía mi padre con uno de sus trabajadores, y no, no estaba cerca, estaba en mi habitación. ¿Cómo puede ser posible? Aún no lo sé, solo se que puedo percibir sonidos que nadie podría como por ejemplo los pasos de un perro en la calle de en frente, el aleteo de los pájaros en el cielo o conversaciones de la gente en la calle de enfrente, también escucho una voz dentro de mi cabeza, como una voz femenina.

Cualquiera que me escuche pensaría que son tonterías de un niño de 12 años o, en este caso, harían experimentos conmigo cada mes y me darían jarabes para que lo olvidase, jarabes que me produciría amnesia para no recordar aquello que realmente puedo ser capaz de hacer. Eso es lo que hace mi padre junto con sus socios, siempre tienen reuniones y desde que soy consciente de lo que soy capaz de hacer los escucho, no siempre es fácil centrarse en lo que quieres escuchar, al principio escuchas un conjunto de muchos ruidos, parece que tu cabeza vaya a estallar, sientes una presión constante, zumbidos por todos lados, voces que te vuelven loco, pero esa voz me ayudó.

Fue el año pasado la primera vez que me ocurrió, nada más cumplir los once años, fue cuando iba a soplar las velas estaba tranquilamente viendo como me cantaba el cumpleaños feliz mi familia y amigos cuando empecé a escuchar como el corazón de todos bombear o los gritos de la vecina de al lado, todas las voces juntas sin comprender nada, la respiración de los invitados...Y no solo eso, todo dentro de mi lo podía escuchar, el flujo de la sangre circulando, mi estómago rugiendo, mi corazón desbocado por todas las sensaciones, me puse blanco, pensaba que me iba a morir, no entendía nada, hasta que algo dentro de mi cabeza retumbó como si fuese un paracaídas en la caída antes de estrellarme contra el suelo.

-Respira, no te estás muriendo, estas experimentando algo único

Fue un salvavidas al que ahora me agarro, aún no comprendo del todo de donde viene ni por qué yo soy uno de los niños especiales, pero por lo visto no hay muchos como yo y los que hay, o capturan a los rebeldes que siguen la voz como yo o les borran la memoria y les hacen seguimientos, al menos eso es lo que escuchaba cuando los socios de mi padre iban a su despacho o se encerraban en el salón para sus reuniones, en esos casos me prohibía la entrada, pero lo que él no sabía era que yo podía escucharlos sin necesidad de presenciar el encuentro. No entiendo el motivo de callarnos y exterminarnos, miedo tal vez, miedo a que alguien pueda ser mejor a ellos, tampoco sé que hacen con los que capturan no quiero pensar nada malo, pero estaría engañándome.

Mi padre no era un buen hombre, sino no estaría haciendo todo eso, no capturaría a niños alejándolos de sus familias, lo que yo no sabía era lo que se avecinaba .

Bajé las escaleras para ir a cenar.

María, la mujer que mi padre contrató para hacer las tareas de la casa y con la que realmente me he criado y considero como una madre, hizo para cenar filetes de pollo en salsa acompañado de puré de patatas.

Mi gran misterio eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora