Amenazar; con objetos / de muerte

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— ¡Te digo que no Jisoo! Yoon me diría las cosas personalmente. Esto es demasiado raro.

Se sentía algo preocupada porque Yoongi no había aparecido en la oficina y a la hora del almuerzo un chico un poco más alto que él (aunque no tanto) pasó a recoger sus cosas, indicándole que había renunciado.

— Dae... Sé que por lo que me haz contado, tu amigo parece estar en una relación tóxica, y sé también que quieres ayudarlo, pero debes dejar que él lo resuelva. No son tus asuntos, ya le aconsejaste y no te hizo caso. No hay nada más que puedas hacer por él.

— ¿Tú crees que deba dejar de insistir?

— Sería lo mejor — le palmeó el hombro con cariño.

Daehyun suspiró.

— Está bien...

Intentaría hablar con él una última vez.

[...]

Arregló el cuello de su camisa y acomodó bien sus pantalones, bufando con fastidio al ver la pantalla del celular de su novio alumbrada de nuevo con el nombre de esa tipa.

Ugh, Yoongi tenía pésimo gusto en sus amistades. Haría que hablase con ella para que dejara de joder de una vez por todas.

— ¿Quién te llama Jiminie? — Kim Taehyung, su secretario y también uno de sus amantes le preguntó.

— No es mi celular. Es el de Yoongi — A él no le molestaba que mencionara el nombre de su pareja, él también tenía una y esto que llevaba con Jimin no era nada serio.

— ¿Se lo decomisaste? Que malo — ambos rieron con sorna.

[...]

Entró a su casa recordando que su novio estaba encerrado y por ende no había comida preparada. Tendría que ordenar a domicilio.

Lo que me haces hacer Min pensó.

Con desinterés, sacó el juego de llaves de las habitaciones y abrió la de Yoongi encontrándoselo dormido incómodamente en el suelo alfombrado. Debía tener hambre, después de todo sólo le había dado el desayuno, que fue apenas fruta picada y avena.

Sí, definitivamente debía tener hambre.

— Yoon. Despierta — lo movió con el pie, consiguiendo que se removiera incómodo y comenzara a despertar lentamente.

— ¿Qué hora es?

— Las seis de la tarde pasadas. Levántate, debes hacer una llamada — El peligris obedeció confundido.

Jimin lo hizo sentarse en la isla de la cocina y puso su celular frente a él.

— Hoy fui por tus cosas a tu, ahora, antiguo trabajo, ya tu jefe sabe que no trabajarás más ahí — eso lo hizo enojar, pero antes de que pudiera decir algo el castaño volvió a hablar — Escucha con atención Min Yoongi; llamarás a esa amiga tuya y le vas a decir que no quieres volver a saber nada de ella. Se lo dije ayer, pero claramente no es tan fácil de ahuyentar como Hoseok.

— ¿Qué le hiciste a Hobi?

— Nada realmente. Sólo le dejé claro que lo quería lejos de ti. Ahora llama.

— No lo haré — Jimin se paró detrás de él, rozando su pálido cuello con uno de los afilados cuchillos de la cocina.

— Lo vas a hacer. A menos que quieras que te atraviese la garganta con esto, luego de hacerlo con esa tipeja — le susurró al oído con un tono de voz ronco y demandante — Si llamas a emergencias o le dices algo que levante sospechas no voy a dudar.

Con la mano temblorosa y los ojos llorosos Yoongi agarró su teléfono y marcó el número de su única amiga. La misma que estaba a punto de perder por no haber actuado cuando podía.

Un pitido.

— Ponlo en altavoz — hizo presión sin llegar a cortarlo.

Dos pitidos.

Obedeció.

Ella contestó al cuarto pitido.

— Daehyun — hizo su mejor esfuerzo para que su voz no se quebrara.

¡Yoongi! Me tenías muy preocupada ¿Cómo estás? ¿De verdad renunciaste?

— Escucha... No me vuelvas a llamar.

¿Qué? — la voz de la chica se apagó.

— Por favor, no deseo seguir en contacto contigo.

¿Jimin te pidió que...

— Cuelga Min — le susurró.

— Adiós — y cortó.

— Bienhecho. Ahora vuelve a la habitación, más tarde te llevo comida.

Violentómetro | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora