Celar; Culpabilizar

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Todo iba genial en lo que cabe luego de que se reconciliaran de su última discusión; no habían vuelto a pelear ni a ignorarse. Por el contrario, habían hecho el amor con ternura y de vez en cuando el castaño lo sorprendía con algún detalle. Además, habían retomado esas salidas.

Incluso fueron a ver a su madre juntos, aunque Yoongi casi sale volando de allí, porque a pesar de que amaba a Chaerin, ella podía volverse insoportable con el tema de los hijos y el matrimonio. Claro que su novio sí estaba encantado con su mamá y casi parecía más la suya que la de él.

[...]

Era sábado, el día libre de ambos y en el que normalmente salían juntos como la pareja bonita que eran, o que trataban de ser.

Yoongi había elegido esta vez, así que el plan era ir a un centro comercial para almorzar e ir luego al cine. Algo sencillo, pero que consideraba perfecto para compartir tiempo de calidad como pareja.

Jimin estuvo de acuerdo con él en la elección, aunque era notable para el de cabellos grises que lo que sea que viera en su celular le resultaba más interesante que su compañía, sin embargo, hizo su mejor esfuerzo por ignorarlo mientras caminaba aferrado al brazo que no sostenía el aparato.

— ¿Qué quieres almorzar, amor? — el castaño ni siquiera lo miró, incluso parecía que no lo hubiese escuchado, en su lugar estaba sonriendo como estúpido a la pantalla. Yoongi le jaló la mano un poco.

— ¿Eh? — lo miró unos instantes haciendo esfuerzos por recordar — ah sí, lo que quieras Yoon — y volvió su atención a la conversación que mantenía con la misma chica de la otra vez.

Yoongi puso los ojos en blanco cuidando que no lo viera y lo arrastró (prácticamente) a un restaurante de pastas que le gustaba mucho.

Ambos tomaron asiento en una mesa retirada de la entrada y el menor casi sonrió cuando Jimin soltó el maldito celular guardándolo en su bolsillo.

— Buenas tardes, bienvenidos — les dijo un camarero entregándoles el menú a ambos, aunque su mirada estaba enfocada en cierto chico pálido, cosa que no pasó desapercibida para el castaño.

— ¿Qué se te perdió? — soltó recibiendo un par de miradas confundidas.

— ¿Disculpe?

— Miras a mi novio como si fuera parte del menú, ¿¡Lo conoces Yoongi!? — miró al otro con el entrecejo fruncido.

— No sé de qué hablas Jim — incómodo, el chico se iba a retirar, pero Jimin lo agarró del brazo con fuerza y se levantó encarándolo.

— Señor suélteme — con la ira latente, el mencionado lo golpeó justo en la nariz haciendo que cayera al suelo y muchas personas voltearan a verlos.

Yoongi inmediatamente se levantó con el pánico y la vergüenza dibujada en su rostro, tomando del brazo a su novio.

— Jimin déjalo en paz, ¿Qué demonios te pasa? — sin responder ni dar explicaciones agarró a Yoongi de la cintura.

— Nos vamos — en cuanto cruzaron la puerta del restaurante y se alejaron el menor se soltó de su agarre.

— ¿Por qué hiciste eso?

— Ay por favor, no te hagas el inocente Min, ¿No viste como te miraba? ¿En serio esperabas que me sentara a ver como te desnudaba con los asquerosos ojos que tiene?

— Eso no es excusa para golpear a una persona.

— Es tu puta culpa que yo reaccione así, de seguro tú fuiste quien lo provocó, ¿Quieres volver y pedirle su maldito número?

El de cabellos grises lo miró incrédulo.

— Idiota — se alejó a pasos rápidos en dirección al estacionamiento siendo seguido instantáneamente por Jimin.

— Yoon, lo siento, ¿Sí? Bebé eres hermoso, tanto que me hace sentir celos y miedo que alguien te arrebate de mi lado — él frenó volteándose para verlo a la cara.

— ¿Me prometes que no va a volver a suceder? — pidió ilusionado.

— Lo prometo mi amor — y esa fue la primera mentira acompañada de un juramento.

La primera de muchas.

Violentómetro | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora