Abusar sexualmente

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Disclaimer! (TW):

Este capítulo contiene: violación.

Si te desagrada leer este tipo de contenido, por favor omite este capítulo.

Recuerda que mi intención nunca es romantizar ni incitar a nadie a hacer esto, es simple ficción.

Si te quedaste, disfruta tu lectura.


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Pataleó, gritó hasta desgarrarse la voz y forcejeó como pudo, todo en un mísero intento de ser soltado, no obstante, en ningún momento recibió piedad, lo que le llevaba a sumirse aún más en su tristeza mientras seguía siendo maltratado por la persona que más amaba.

Lloraba más por recordar todas las cosas bonitas que habían pasado en su relación, que por lo que le estaba ocurriendo en ese momento. La posición y el lugar eran incómodos, los gemidos roncos y suspiros de Jimin en su cuello sólo conseguían asquearle a tal punto en el que comenzaba a sentir náuseas, las manos del mismo estaban aferradas casi con violencia a sus muslos, estaba al cien por ciento seguro de que le dejaría sus dejos marcados ahí.

Se esforzó por mantener sus ojos y la boca cerrados, para bloquear la realidad a la que se estaba enfrentando, misma que le resultaba abrumadora, pero las palabras de su novio en su oído se lo impedían.

— Te ves tan hermoso de esta manera... A-abre los ojos precioso, y deja de reprimir tus dulces gemidos.

— Por favor... J-jimin.

— Me encanta oírte suplicar, mi vida, pero no me voy a detener. Sé que en el fondo te gusta tanto como a mí.

[...]

Al final, Jimin no se detuvo, sino hasta que se sintió lo suficiente complacido. Entonces, lo bañó, lo alzó y simplemente lo llevó a la habitación donde lo mantenía encerrado. Lo llevaba entre sus brazos como si fuera nada más que una muñeca rota, o al menos así se sentía Yoongi.

Se sentía usado, roto y suicido. No había podido dejar de llorar desde que Jimin comenzó a desvestirlo en contra de su voluntad.

Ahora se encontraba envuelto en las cobijas que el castaño había decidido dejarle antes de irse a quien sabe dónde. Sólo podía desear que no volviera más.

Habían pasado dos semanas desde lo que Jimin le había hecho, bueno, lo último que le había hecho, mejor dicho. Desde entonces no había noche en la que no despertara de la nada empapado en sudor por una pesadilla.

Podía sentir sus manos sobre su cuerpo, sus gemidos en su oído, su voz ronca y entrecortada llamándole muñeco.

Jimin se había convertido en su martirio de un día al otro, y él se había convertido en su muñequito roto. Para ser honesto, ahora lo único que podía sentir cuando pensaba en él era miedo; tenía miedo de hacerlo enfadar, de desobedecerle, de que lo tocara.

El castaño estaba cada día más irritable con él, cualquier cosa que dijera o que hiciera lo hacía enojar, y terminaba golpeándolo, tanto era el miedo que Yoongi había desarrollado por él, que temblaba con sólo escuchar su voz dirigiéndose a él.

Jimin lo había dejado salir de la habitación únicamente porque quería encontrar comida caliente al llegar del trabajo, a veces venía con su amante, ni siquiera se molestaban en ser discretos; se daban besos frente a él, e incluso comenzaban a desnudarse mandándole a encerrarse en la habitación que sólo tenía una manta sobre el suelo.

Había intentado escapar o pedir ayuda, pero no era tan sencillo, no vivían tan cerca de otras personas, por lo que si gritaba no era posible que le escucharan, no sabía dónde estaban ni el teléfono fijo ni su celular, intentó buscar, pero la que solía ser su habitación estaba bajo llave.

También trató de convencer a Jimin de dejarlo ir, prometiéndole que no le denunciaría o diría a nadie, que de ser necesario se iría de Seúl y haría lo posible por no volverse a topar con él. Sin embargo, este terminó abofeteándolo para luego decirle algo como: "¿Cómo si quiera puedes pensar eso Min? Yo te amo, no puedo dejarte ir".

Lo cierto es que comenzaba a pensar en suicidarse. Tal vez así sería más fácil y efectivo escapar de su situación actual, pero temía que, si salía mal, el castaño se molestara y le golpeara o abusara de él.

Violentómetro | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora