Capítulo Seis

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Era el gran día y, aunque aún teníamos un último examen por dar, lo único importante para todos era acordar la hora de llegada para esa noche: ni muy temprano, pero tampoco muy tarde. Para ser sincera, también era algo de lo que no estaba muy segura ya que Jaemin y yo no hemos acordado una hora exacta para encontrarnos en algún lugar o algo por el estilo.
Traté de no pensar mucho en ello y solo me concentré en desarrollar mi examen.

Para cuando la campana sonó, los cuatros nos reunimos como siempre. El baile no fue nuestro tema principal, al parecer ambos (Rita y Renjun) ya estaban lo suficientemente nerviosos. Al finalizar el periodo de tiempo libre, mientras regresábamos a nuestras aulas, Jaemin se detuvo, lo que hizo que yo también lo hiciera pues preguntaba si algo sucedió de repente.

- ¿A qué hora debería pasar por ti?

Ni siquiera estaba segura de cuánto tiempo me tomaría arreglarme.

- ¿A las 7?

- Hecho, te veré a las 7 entonces.

♡♡♡

Aquella noche, mi mamá era la más emocionada.
"Mi hermosa princesa se ve tan increíble hoy", pronunciaba mientras no dejaba de tomar fotografías. Para ella las fotos son más que solo una imagen; son recuerdos plasmados que, si los cuidaba adecuadamente, serían eternos.

En medio de la sesión de fotos, el timbre de repente sonó. Ella fue a toda prisa a ver de quién se trataba. Luego de dejar que él pasara y tomara un ciento de fotografías más, nos dejó alistarnos.

- Supuse que no debía venir con las manos vacías, así que compré esto -mencionó mientras sacaba de su saco una cajita que contenía una muñequera que hacía juego con mi vestido rojo-. Espero que te guste -agregó tímidamente.

- Es bonito, gracias. Yo también tengo algo -saqué entonces un ramillete sutil para su traje-. No estaba segura si el color o el tamaño estaría bien.

- Es perfecto -respondió con una sonrisa-. ¿Nos vamos? -ofreció su brazo para que yo lo tomara y así lo hice.

- Ay, sí. Se hace tarde, ellos ya deben estar ahí (Rita y Renjun).

No tendríamos que tomar un taxi o algo parecido ya que, por suerte, Jeno sabía conducir y para ese día, pidió prestado el auto a su papá.
No lo conocía muy bien pero, sinceramente, me agradaba. Su rostro, sus expresiones, todo luce amigable en él.

Al llegar, ya habían varios estudiantes en la pista; algunos ya estaban sacando sus mejores pasos, otros estaban conversando y los recién llegados, como yo, hacíamos cola para la fotografía -Sí, otra más pero esta vez con un fondo diferente.

"Ustedes realmente son una caja llena de sorpresas. Pero qué adorables se ven juntos", mencionó Rita en un tono chillón y molesto.
Ella ya había llegado hace como media hora y siquiera esperó que nos apartáramos por completo de la zona de fotos para presentarnos con bombos y platillos a Haechan.
Qué puedo decir, ella estaba feliz y al chico nada de eso le molestaba; no podía sentir más que alegría por ella.
Unos minutos después vimos llegar a Renjun, quien al vernos se puso tan rojo como un tomate.

Dejamos las presentaciones de lado y empezamos a platicar dejando el baile en segundo plano hasta que el momento preferido por casi todos llegó: el baile lento, el instante en el que podías bailar tan cerca de tu chico (a), la persona que te gustaba, tu amor unilateral, etc.
Mi interior me decía "¡Huye antes que hagas el ridículo en la pista!"
Yo sabía ni sé bailar. Soy un hombre de hojalata oxidado, que no se mueve con fluidez.

Me puse nerviosa cuando todo se puso en silencio y luego la canción inició. Intenté pensar en alguna excusa como ir al baño o algo por el estilo con tal de no hacerle pasar vergüenza a mi acompañante. Pero ahí estaba él, con la mano extendida y una sonrisa en el rostro, mirándome expectante para que tomara su mano.
"Respira hondo y deja que te guie", dijo. Miré a mi alrededor y luego me enfoqué en él mientras la música hacíaque mi cuerpo fluyera al compás.
En unos segundos sentí como si todo alrededor desapareciera, como en esas escenas de películas, me sentí como la protagonista de una.

Al terminar la fiesta y siendo casi las 10, decidí regresar a casa. Jaemin me acompañó. Cuando dije que no hacía falta, el se limitó a decir: te saqué de tu casa, es lógico que debo llevarte de vuelta.

Me sorprendió ver lo caballero que estaba siendo, especialmente esta noche. Eso hacía que me sintiera extraña y no de forma negativa, sino en la forma que siento cosas que no debería empezar a sentir si no deseo que nuestra amistad se arruine.

Como la Brisa de Verano | JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora