—Camila, Camila— Sentí un zarandeo junto a la voz de mi amiga, aunque su voz se oía lejos, cómo era eso posible. —¡Camila poo!— Oí por segunda vez a la Josefa, pero esta vez más cerca.
Desperté.
—Al fin, ¿qué hueá? ¿no dormiste en tu casa?— Preguntó buscando mi mirada. ¿Cuánto rato me había dormido?
Estaba terrible somnolienta, me hacía falta una buena lavada de cara. Me refregué los ojos con el dorso de mis manos, miré a mi alrededor y luego vi a la responsable de mi despertar.
—¿Qué pasó? tengo cualquier sueño— Me estiré brígido, parecía estrella de mar.
—Ya tocaron po, tengo hambre, acompáñame al kiosko— Me hizo ojitos de Gato con botas.
Hice un mohín. —Pucha ya oh, tengo demasiada paja y tú me quieres hacer bajar esas escaleras culias— Me quejé, no era algo nuevo en mí.
—Pero tú me amai, así que acompaña a tu mejor amiguita— Se paró del asiento y se dirigió a la puerta de nuestra sala para ir al pasillo, hueona barsa, pero así la quería.
Seguí a la castaña y me coloqué a su lado, claramente estaba cagá de sueño porque me desvelé, además la hora de Educación Ciudadana es tan fome hueón, imposible no quedarme raja.
—¿Y qué te vai a comprar?— Hablé mientras íbamos bajando las escaleras, tres pisos era demasiado, era partidaria de que deberían haber ascensores en los liceos, era una paja bajar y subir estas mierdas.
—Unas conquista y un kapo de frambuesa.— Respondió, mis ojitos se iluminaron, iba a sacar provecho de que me había despertado y me estaba haciendo gastar oxígeno por acompañarla.
—¿Y me vai convidar verdad?— La miré e hice puchero esperando que aquello sirviera de algo.
Rodó los ojos. —Ya oh, solo porque me estai acompañando— Sonreí maliciosa, mi plan había funcionado, sí yo la amaba tanto.
MUAJAJAJA.
—Ay gracias te amo, linda preciosa— Le hice gesto de beso con mi mano.
—Que eri patera hueona— Me miró recelosa y se echo a reír.
Una vez abajo nos dirigimos al kiosko, íbamos por los pasillos y cuando nos estábamos acercando más, vi la media manada de orangutanes, todos apretujaos ahí mismo, que lata.
—Ohh los hueones, no pueden ser más civilizados pa comprar ¡Si no son na' del reino animal!— Bufé, culiaos cavernícolas, y yo que quería mis galletas, bueno, las de la Jose.
—Puta oh, siempre lo mismo con estos mamuts— Se quejó, pero siguió caminando. Abrí los ojos como platos y la agarré del brazo antes de que pudiera dar más pasos.
—Me estai hueando que vai a ir a meterte a ese cúmulo de hueones— La quedé mirando suplicándole a Diosito que su respuesta fuera un «sí».
—Pero tengo hambre po Cami, dale acompáñame— Intentó convencerme. Puta la hueá oh, hace más calor que la chucha, no me quiero ir a meter a esa aglomeración de chimpancés. Pero bueno, todo sea por las galletas que le voy a bolsear a mi Josesita, si yo igual tenía hambre.
—Ya oh, activa el turbo, vamo' a colarnos flash— Dije agarrándola de la mano y las dos corrimos hechas un peo al gentío de más adelante.
Estábamos ya al frente de las tías del kiosko y la Jose empezó a comprar, estaba pasao a Axe de chocolate, hueá mala ¡Puaj!
—¡Ya, listo!— Habló mi mejor amiga, dando luz verde para poder salir de este montón de hueones hambrientos.
—Bacán, aprieta cachete— Le dije, nos dimos la manito nuevamente y comenzamos a fugarnos de la "fila", porque esa hueá no tenía ni la forma.
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Me debí un helao (pausada)
RomanceChocar y caérsele su helado, era lo único que el Maxi necesitaba para comenzar a acercarse a la Camila.