06. ¿Te han dicho que te veí linda enojá?

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¿Dónde estaba este hueón? Había supuesto anteriormente que no había venido, pero porque no lo había visto en todo el día, pero realmente no estaba segura, así que me dispuse a buscarlo pa' decirle que aclare este malentendido.

Anduve por las escaleras de arriba abajo hueón, y me recorrí los tres pisos ¿Se cachan esa hueá? con mi deplorable estado físico. No me importaba nada, solo encontrarlo.

Me iba a tener que escuchar este culiao, por su culpa estaba metida en un cahuín que ni siquiera tenía una pizca de verdad.

Estaba hecha una furia, casi que salía humo de mi cabeza y mis fosas nasales.

¿Por qué me molestaba tanto? De eso todavía no les hablaría.

Aunque igual era evidente que también la situación era bochornosa de por sí.

Finalmente me encontraba otra vez en el piso de abajo, no lo hallaba por ningún lado, fui a buscar al patio de atrás y tampoco estaba, así que solo me quedaba un lugar por buscar, y si no estaba ahí, definitivamente no había venido y se salvaba, por hoy.

La cancha.

Me dirigí a pasos agigantados a la dichosa cancha del liceo, en las gradas no había nadie, pero más allá estaban los camarines que conectaban con el gimnasio.

Me metí al camarín de hombres, y tampoco estaba el culiao!

Qué rabia.

No había ningún otro varón para mi suerte. Cruzando por el lugar, fui a la puerta que daba al gimnasio. Oí unas voces, risitas y rebotes de lo que puedo suponer, eran balones.

Abrí las puerta de par en par escaneando con mis ojos lentamente de lado a lado toda la zona.

Lo encontré.

Me aproximé terrible flash a las tribunas, allí cerca se encontraba de espaldas el sujeto que había estado buscando como por diez minutos. Muy risueño recibiendo un saque de su otro amigo, precisamente no era el Bastián que hacía babear a mi mejor amiga, era otro loquito que ni cachaba.

—Mira Maxi, vino tu polola— Le dijo el hueón con el que estaba jugando apuntando en mi dirección, sonriente. Deteniendo el vaivén de la pelota.

Este último se dio la vuelta conectando su mirada con la mía.

Y todos los otros hueones que también se encontraban ahí, me miraron.

¡Que no soy su polola enfermantes culiaos!

Los dos me quedaron viendo expectantes, más los otros dos que se encontraban en el aro de basket encestando, y el Bastián que estaba sentado en las tribunas con su celular.

Estaba más seria que la chucha.

—Mira conchetumare— Hice una pausa, ya me había cansado. —Vai a parar de decirle a todos los culiaos que soy tu polola.— Los otros locos miraban con diversión y confusión la escena. —Estuve por todo el puto liceo buscándote porque el cahuín de que tú— Lo apunté con mi dedo índice— Y yo— Me apunté con el pulgar. —Estamos pololeando, anda rondando por todo el lugar— Puse mis manos en forma de jarra.

Pude oir unos "uhh" provenir de en torno a nosotros.

Corte gatito sorprendido de la película "El gato con botas".

Les di una corta mirada de reojo. Andaba de malas pulgas.

—H-hola po ojitos— Miró hacia alrededor a sus amigos que se habían acercado más para presenciar la escena nervioso.

Enteros sapos.

—Nada que "hola po ojitos" culiao— Ya me estaba pareciendo a mi mamá. —Vai ahora mismo a aclararle a todos los hueones que tú y yo no somos nada ¿Me escuchaste?— Me acerqué a él con mi dedo índice tocando su pecho.

Me debí un helao (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora