Avancé apenas tres páginas más y me decaí. Una punzada muy fuerte se hizo presente en mi pecho, mi cuerpo se encorvó instantáneamente, mis ojos quedaron entre cerrados y sentí como un dolor indescriptible me recorría todo el cuerpo. Estuve así al menos 15 minutos, mirando la misma página.
Muchas veces me pasa esto, casi todos los días, y dura muchas horas. Casi todo el día.
Cuando me levanté por la mañana me sentí hiperactiva; me levanté bien, oré, me preparé el desayuno y me encaminé a la escuela. Cuando pasa eso, siempre tengo la esperanza de no decaer, pero luego de unas horas vuelvo a apagarme.
Fui diagnosticada con depresión. Mi psicóloga no quiere medicarme porque dice que soy muy joven y que eso afectaría mi desempeño académico. En su lugar hacemos tratamiento conductivo-conductual para que pueda recibir las herramientas necesarias.
Mi mamá me dio un discurso de que no debo sentirme así porque lo tengo a todo, y que por sobre todo tengo a Dios.
Mi líder de la iglesia me dice que no tengo suficiente fe, que la persona que realmente tiene su corazón en Dios no puede tener depresión. Me dijo que cuando me maltratan en la escuela, o me sienta afligida por mi casa, haga silencio y le entregue todas mis cargas en oración al Señor. Realmente es algo que hago desde los 11 años. Siempre callo, siempre hablo con Dios, siempre tengo fe, siempre intento cumplir. Mis líderes, mis compañeros de iglesia, mi mamá, a pesar de mis aclaraciones, siguen diciendo que me siento así porque no tengo fe.
Ya no sé que hacer, pero lo único que me queda es seguir intentando.
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En El Nombre Del Padre
Ficção AdolescenteGema es una joven tímida y callada que sufre acoso escolar todos los días. Nadie parece dispuesto a ayudarla, excepto Novicov, un estudiante nuevo y misterioso que llega a su escuela y se convierte en su único amigo. A pesar de la oposición de sus c...