Capítulo 6

5 0 0
                                    

Llegué temprano a la escuela y noté que estaba casi vacía. Daba una impresión sombría.

Al caminar por el pasillo que se dirigía a mi salón, pude ver en el extremo contrario a Sabrina y a Julián. Estaban medianamente cerca y no quería problemas, así que intenté irme, pero cuando lo notaron, ellos aceleraron y me acorralaron en el pasillo. Sabrina me sujetó los brazos y Julián empezó a golpearme el estómago. Yo me asusté, y al inicio intenté callar las expresiones de dolor, pero luego me arrojaron al piso y los golpes se volvieron patadas muy fuertes. Yo supliqué que me dejaran en paz, pero ellos seguían. Los golpes se volvieron más brutales y Sabrina comenzó a tocarme inapropiadamente mientras Julián me amenazaba con hacerme algo aún peor. Me sentía atrapada y llena de miedo.

De repente, se escuchó una voz fuerte detrás de ellos. Era Novicov, que había llegado. Con una actitud arrogante, se acercó a la escena con un aura fría, podía ver fuego en sus ojos. Él me quitó de los brazos de la chica y me apartó.

Julián, desafiante, le respondió -No es asunto tuyo, déjanos en paz-.

Novicov lo empujó con fuerza y lo enfrentó - La tienen que dejar -

El ambiente ahora era distinto. La pareja ahora parecía un poco más pequeña que antes.

Sabrina intentó volver hacia mi, pero Novicov la empujó y la tiró al piso. Luego, Julián intentó golpearlo con un puñetazo, pero Novicov lo bloqueó y lo golpeó en el estómago.

La pelea continuó. La chica quedó en el suelo, pero Julián y Novicov se enfrentaron. Julián le lanzaba golpes, pero Novicov parecía preparado. Con una destreza que parecía de artes marciales, logró esquivar cada golpe y devolverlos con la misma o mayor fuerza. Julián intentó lanzarle una patada en la cabeza, pero Novicov la agarró y lo hizo caer al suelo.

Finalmente, los dos agresores se dieron por vencidos y huyeron del lugar. Yo estaba en el suelo, herida y asustada. Novicov se acercó a mí y me tendió una mano para ayudarme a levantarme. "¿Estás bien?" preguntó, con una mirada preocupada.

Asentí con la cabeza, aún temblando por la experiencia. "Gracias por defenderme".

Novicov sonrió con orgullo y me ayudó a levantarme. "Siempre estaré aquí para protegerte, Gema".

____________________________________________________________________________

Me acompañó a la enfermería, sosteniéndome para que pudiera caminar. Al verme en ese estado, la enfermera nos preguntó qué había pasado. Miré a Novicov, sabiendo que no podía decir la verdad.

-Nos atacaron cerca de la escuela-, respondí finalmente.

La enfermera frunció el ceño. -Deberíamos llamar a los directivos o a alguien para que se encargue de esto -

-No, por favor -, dije con voz temblorosa. - Realmente no quiero problemas -

Novicov interrumpió. -Lo resolveremos nosotros mismos. No es necesario que se involucren otras personas -

-Esto también pone en riesgo la integridad de la escuela, tenemos que comunicarlo a regencia-

-Si llama a regencia esto va a ser mucho más grande y ahí sí va a afectar a la escuela. Además, las heridas de ellas son graves y en la enfermería escolar no hay suficientes insumos; vinimos a buscar lo básico, tomar un poco de agua, y tomar un taxi a una cuadra para atendernos en un hospital, manejando esto con discreción.

La enfermera dudó, pero finalmente cedió ante ante estos argumentos. La mayoría de los adultos que trabajan en la escuela están más preocupados por sus muros que por los alumnos. -Está bien, pero asegúrense de que esto no vuelva a suceder. Si necesitan algo, no duden en pedir ayuda -

-Vamos a necesitar unas gasas para las heridas y un poco de agua.

Le agradecí a la enfermera y se retiró para buscar las gasas, dejándonos solos en una habitación de la enfermería.

-Enserio gracias por lo que hiciste-, le dije a Novicov con la voz entrecortada. -No sé qué habría hecho sin ti -

Novicov asintió, todavía enojado por lo que acababa de suceder. -Esos dos no volverán a molestarte. Me aseguraré de eso -

Lo miré con los ojos llenos de lágrimas. -¿Cómo puedes ser tan seguro?-

-Confía en mí-, dijo con arrogancia. -Ya tengo varios planes-

Sabía que no podía preguntar más. En su lugar, decidí hablar sobre lo que acababa de suceder. Le conté todo a Novicov, desde el acoso diario hasta el ataque brutal de hoy. Él escuchó atentamente. Noté que sentía una mezcla de rabia y tristeza.

-Lo siento. No deberías haber tenido que pasar por nada de eso.

-A veces no sé si algo pueda mejorar, pero me gusta pensar que esto tiene un final. Son sólo 3 años más.

-No tienen por qué ser tres años. Vas a tener que aprender a defenderte. Los problemas y las situaciones abusivas son como máquinas insaciables que nunca se cansan; vos sos un ser humano, y en el único momento en el que dejes de correr para esconderte, te van a alcanzar-

Le sonreí a Novicov agradecida. Algo en la forma en que me hablaba hacía que me sintiera segura y protegida. Nunca había tenido a alguien que me defendiera de esa manera.

Pero al mismo tiempo, me sentía un poco incómoda con su actitud arrogante y su disposición a resolver las cosas por la fuerza.

Aunque debo admitir que me gustaba la idea de poder defenderme por mí misma. Quizás Novicov tenía razón y debía dejar de esconderme siempre.

La enfermera regresó con un kit de primeros auxilios en sus manos. Se disculpó por haberse demorado y comenzó a limpiarme las heridas superficialmente y a ponerme unas gasas. Cuando terminó, Novicov sugirió que fuéramos a un hospital para asegurarnos de que todo estuviera bien. Estaba un poco nerviosa por la idea, pero sabía que era lo mejor para mi salud.

Salimos de la institución tratando de pasar desapercibidos tanto para los agresores como para los directivos, como se lo habíamos asegurado a la enfermera.

Tomamos un taxi hasta el hospital más cercano y, cuando llegamos, los doctores nos llevaron a una sala donde esperamos pacientemente a ser atendidos. Novicov se mantuvo a mi lado todo el tiempo, tratando de mantenerme tranquila.

Después de un rato, un doctor finalmente vino a examinarme. Me hizo preguntas sobre cómo había ocurrido la lesión y si tenía algún otro dolor o síntoma. Le conté lo que sucedió, sin entrar en detalles.

El doctor examinó cuidadosamente mi herida y me informó que necesitaría un par de puntos de sutura. Me puso anestesia local y comenzó a coser mi piel. Fue un proceso un poco doloroso, pero me alegré de que Novicov estuviera allí para sostenerme la mano y ayudarme a distraerme.

Una vez que el doctor terminó, me recetó algunos analgésicos y me dio instrucciones sobre cómo cuidar mi herida en los próximos días. Le agradecí y luego nos fuimos.

En El Nombre Del PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora