El príncipe heredero y la bestia - Thorki -

Capítulo 6

Esa noche, solo una fina franja de una luna colgaba en el cielo, arrojando toda la oscuridad y ayudando a Loki en su escape. Se dirigió a los establos descalzo, con las botas en las manos y el paquete de objetos de valor sujeto al cinturón. No se encontró con nadie en el camino. Una gruesa capa de piel con capucha colgaba de un perchero junto a la puerta del establo, y Loki la tomó para protegerse del frío. También tomó la yegua que Thor le había enseñado a montar y la preparó en silencio. El bruto se pondría furioso cuando descubriera el modo de escape de Loki, pero para entonces, Loki planeaba tener ido.

Salió a caballo por la puerta de los comerciantes, que estaba abierta como se había prometido a esta hora tardía. Los carros entraban y salían con sus ollas de leche y montones de ropa y fruta fragante, y Loki no se notó, vestido como estaba con su capa de piel y una capucha que cubría su cabeza. Dirigió a la yegua al desierto, siguiendo el camino que Thor había tomado con él solo el día anterior.

Loki dejó kilómetros de camino detrás de él mientras se internaba más profundamente en el espeso bosque de montaña. Las corrientes gemelas de su aliento y su montura se empañaron en el aire. Tal como lo había predicho el hijo de Odín, llegó el invierno en todo su esplendor helado. La nieve empezó a caer, ligera como plumas al principio y luego más dura, más gruesa. Le escoció cuando le golpeó las mejillas, pero Loki siguió cabalgando. Un poco de frío no detendría al Príncipe Heredero de Jotunheim. Estaba decidido a llegar al Bifrost. A esta hora mañana, pensé, estaría lejos de Asgard y sus terribles habitantes y su sangrienta política y...

Y su bestia de príncipe.

Las manos enguantadas de Loki apretaron las riendas de su caballo. Nunca volvería a ver al bruto. ¿Y qué? Buen viaje. La vista de su rostro áspero y ojos extraños era horrible, de todos modos. Loki no lo extrañaría, apenas lo recordaría después de que pasara un tiempo. Estas semanas pasadas como cautivo del Odín son pronto no serán más que un recuerdo borroso.

Loki estaba tan absorto en sus pensamientos sobre lo poco que pensaría en Thor que no escuchó los gruñidos que lo siguieron a través del bosque, entrando y saliendo de los árboles. La yegua, sin embargo, los escuchó y sus ojos se movieron inquietos mientras galopaba de lado a lado en un intento de evitar a sus perseguidores. Loki se apresuró a calmar al caballo y vio demasiado tarde que estaba siendo acorralado por una manada de lobos.

Puedes pensar, como Loki, que conoces a los lobos. Es posible que los haya visto durante una cacería, o que los haya visto disecados y exhibidos en el atrio de algún noble. Aleja a esos lobos de tu mente, porque estos lobos eran de Asgard y muy diferentes de los que te hayas encontrado. Eran enormes. Monstruosos. Material para pesadillas.

Loki vio sus enormes formas negras revoloteando a través de las sombras del bosque, fácilmente dos veces más grandes que los lobos blancos que vagaban por las llanuras de hielo de Jotunheim. El miedo se anudo en su garganta. Vislumbró unos colmillos afilados que relucían con saliva y sus oídos captaban el sonido de los gruñidos de la manada.

—Tranquila —le susurró a su yegua, pero el caballo ya estaba bailando hacia atrás, luego se encabritó con un relincho asustado. Loki gritó y se aferró a las riendas con todas sus fuerzas, pero todavía era un jinete novato y la habilidad requerida para controlar una montura en pánico estaba más allá de sus posibilidades. Trató desesperadamente de pensar mientras los lobos le pisaban los talones y los flancos de su caballo. La dulce Belle perdió el valor que le quedó. Ella se encabritó de nuevo, más violentamente esta vez, y tiró a Loki de la silla.

Loki aterrizó con fuerza en la nieve, sin aliento de sus pulmones. Se apartó de los cascos del caballo y rezó para que no lo pisotearan hasta la muerte. Instintivamente, su mano fue a su cinturón y al paquete de artículos que aún colgaban allí, pero ahora no harían nada para salvarlo. El caballo se volvió y se alejó al galope por el sendero del bosque. Loki la vio retirarse con ojos grandes y temerosos.