El príncipe heredero y la bestia - Thorki -

Capítulo 11

La débil luz del sol invernal se filtraba a través de las cortinas. Loki apretó los ojos contra él, listo para buscar más sueño, pero su almohada quedó debajo de su mejilla. Sus ojos se abrieron de golpe, mirando la extensión de piel lechosa sobre la que descansaba.

Thor, grabado.

Los dedos horribles todavía estaban enredados en su cabello. Inclinó la cabeza hacia arriba para encontrar a Thor despierto y mirándolo. Loki había estado babeando; Podía sentir su humedad en la barbilla y se la secó con rapidez.

―Hola ―dijo Thor. Su voz era áspera pero tranquila. Si había notado la baba, fue lo suficientemente galante como para no mencionarlo.

―Buenos días ―respondió Loki de la misma manera. Apoyó la cabeza en el pecho de Thor, su mirada se volvió distante. ¿Qué se supone que vendría después? Loki nunca antes había estado en esta situación y temía que fuera muy incómodo.

No dijeron nada más durante un largo período de tiempo. Los dedos de Thor bailaron a lo largo de los mechones entintados del cabello de Loki, peinándolos distraídamente. Las cosas no se sintieron incómodas hasta ahora. De hecho, todo fue bastante agradable, tranquilo. Loki curvó su mano junto a su rostro y se preguntó por la diferencia entre la piel de Thor y la suya. Cielo y nube. océano y arena. Podría quedarse dormido de nuevo si solo cerraba los ojos, podría hundirse en otro sueño.

―¿Todavía es de noche? ―Thor preguntó finalmente.

―¿Qué? ―Loki frunció el ceño a través de la extensión del pecho de Thor. Su cita debe haber confundido el cerebro del bruto― El sol está saliendo. ¿Por qué crees que podría ser de noche?

―Porque si lo fuera ―dijo Thor en voz baja―, nuestro tiempo no se acabaría y podría volver a hacerte el amor ―su mano, tan suave en el cabello de Loki, dejó de peinarlo.

Loki se puso rígido en los brazos de Thor. Pensamientos peligrosos para compartir a la luz de la mañana.

―Thor, no deberíamos... ―no importa cuánto quisiera.

—Lo siento; pido demasiado ―Thor lo dejó rápidamente, allí en un momento, desapareció en un abrir y cerrar los ojos. Rodó para sentarse en el borde de la cama, dejando que Loki recupere su ingenio solo entre las sábanas. Se pasó la mano por la cara, la barba y no se volvió―. Mi cerebro es a menudo una papila tan temprano en el día. No me hagas caso.

Loki miró la espalda desnuda de Thor y buscó desesperadamente algo que decir. El silencio se alargaba demasiado. Insultos, entonces, fáciles y cómodos en su lengua.

―Para ser justos, tu cerebro a menudo es una papila en todo momento del día.

Una pequeña risa de Thor. Forzada y falsa como sus ojos. Loki deseaba poder ver esos ojos, o algo más que esa espalda ancha. Extendió una mano para cepillar las manchas marrones a lo largo de los hombros de Thor: pecas; recordó la palabra de un libro de Aesir; ―salpicaron la nariz de una lechera fornida que se casaron con un príncipe―, pero Loki se lo pensó mejor y desvió los dedos.

¿Qué podría decir él? Su mente, su corazón, estaba en desorden.

Entonces la puerta se abrió.

Loki saltó alrededor de un pie en el aire, agarrando la ropa de cama contra su pecho. Thor, actuando con una especie de instinto de batalla asgardiano, se movió rápido como un rayo para proteger a Loki con su propio cuerpo. Pero era sólo Heimdall, con los ojos en blanco, quien estaba en la puerta, llevando una bandeja cargada con el desayuno.

―Buenos días, mi príncipe ―dijo el criado mientras entraba en la habitación.

―¡Heimdall! ―Thor se atragantó. Luego, encontrando la mirada nerviosa de Loki, le hizo una pregunta con los ojos. Loki negó con la cabeza con furia. No quería explicar su coqueteo privado con nadie, ni siquiera con la mano derecha de confianza de Thor― Uh... ―Thor buscó a tientas las palabras para decirle a Heimdall―... ¿Qué estás haciendo aquí tan temprano?