Noveno Relato

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Muchos conocen el famoso holocausto, pero pocos saben cómo realmente fue vivir en aquellos días...
Desde mi niñez, he venerado a Hitler contra mi voluntad. Sirviéndole.
No era una decisión, sino una obligación. Servir o morir...el gran dilema.
No podía soportar la colosal matanza de judíos día a día, al fin y al cabo eran personas.
Al volverme hombre, me asignaron un trabajo en el campo de concentración de Bergen-Belsen, como guardia de las cedas infantiles.
Había visto gran cantidad de niños heridos, muriendo en estos campos. Pero nunca creí toparme con esto...
Eran mediados de enero, las brisas cálidas del verano se esparcían por todas partes, casi podía disfrutarlas, si no fuera por los constantes sollozos y quejas de nuestros "huéspedes".
Caminaba por los campos, siguiendo las órdenes del General. Ordenes de recibir a los nuevos judíos que hoy entrarían.
Observé como los camiones traían decenas de judíos amontonados y sucios.
Al ver como un camión venía hacia mí, me detuve junto a él.
Pero este no estaba lleno como era de esperarse, sino que solo traía a una pequeña niña.
La sostuve del brazo y la ayude a bajar del gran camión.
Con mi arma en mano, le ordene que me siguiera.
La observé por el rabillo del ojo, ella no aparentaba tener más de ocho o nueve años, aunque era bonita con sus ojos, y cortos cabellos castaños.
¿De dónde y con quien vendrá? Me pregunté, pero mi curiosidad y piedad, se retuvieron en mi cabeza.
La metí en su celda y de advertí que no se moviera.
La noche alcanzó los campos de Alemania, mientras yo, seguía parado en la puerta de la celda de la niña.
Estaba tranquilo, hasta que llego unos de los hombres que más me abrumaba el día.
-¿Cuidando mocosos otra vez?, a pesar de tu poca capacidad, parece difícil el trabajo, quizá debas enseñarme como haces para aguantar el estrés, Gregor.- Me dijo
-Quizá esa es una de las razones por las que no te ascienden, Bernd.- respondí enojado. Él solo mi miró con desprecio y se marcho, pero pude ver como rozaba su arma colocada cuidadosamente a un costado de su cuerpo, en cualquier momento me matará, reí.
Luego, de unas horas de silencio, escuche un suave y dulce sonido, un canto.
Me voltee para observar a la pequeña niña que yacía en el suelo cantando:
"De aquí yo me iré,
Con Lily lo haré,
Será este veintitrés,
Por la noche.
A ella me uniré,
Doce y cuarenta y tres,
En la veinte.
Libre seré yo,
Junto al Lily al fin,
Si alguien ha de descubrir,
Con nosotras vendrá."
Eso si me había aterrado, ¿Qué se refería?
Entre a su celda, ella seguía repitiendo la pequeña cancioncita, sin darle importancia a mi precedencia.
-¿Cómo te llamas?- Le pregunté cuando termino la canción por tercera vez.
-Heidi-Me contesto cortante.
-¿Puedo preguntarte algo Heidi?, ¿Dónde están tus padres?-Pero ella no me respondió-¿Qué es esa canción? ¿Quién es Lily?- Pero no se inmuto.
Frustrado, salí de aquella celda que comenzaba a ponerme nervioso.
Pasaron los días uno tras otro, ellos vinieron con más calor, sufrimiento y trabajo. Pero de todas formas... ¿Qué más podía yo esperar?
La niña siguió todos los días cantando la misma canción, a la misma hora y con las mismas ganas del primer día.
"De aquí yo me iré,
Con Lily lo haré,
Será este veintitrés,
Por la noche.
A ella me uniré,
Doce y cuarenta y tres,
En la veinte.
Libre seré yo,
Junto al Lily al fin,
Si alguien ha de descubrir,
Con nosotras vendrá."
Hasta me sabía la mayor parte de la letra, siempre tan tétrica y monótona.
Un día, la llamaron a la pequeña a una interrogación.
Pero ella no contesto.
Nada.
Solo mantuvo silencio.
La amenazaron con la muerte.
Pero ella no se movió, no presento miedo.
Así fueron todos los días de esa semana, sin respuestas por parte de ella.
Una de esas noches antes de comenzar a cantar, me pidió una hoja y pluma. Y se las di, caballerosamente.
Al día siguiente, todo se encontraba extraño.
Por la mañana, Bernd volvió a discutir conmigo, pero esta vez me amenazo con matarme, junto a su arma pegada a mi pecho.
Y por el medio día, me ordenaron que llevara a Heidi a una de las habitaciones cerca de las cámaras de gas, la noche del veintitrés.
Sorprendido y avergonzado de mi mismo, lo hice. Ella, como siempre, se encontraba con una mirada indiferente.
Presentía lo que ocurriría... y no me gustaba.
Bernd se encontraba allí junto al General. Me pare derecho mostrándole un respeto que no tenía hacia él.
Hicieron sentar a Heidi en un pequeño banco en una de las esquinas.
Le preguntaron por última vez, lo que ya venían preguntándole desde hacía días. No me sorprendió que no le contestara.
Bernd miró hacia el General, preguntando con la mirada, este asintió y se llevaron a Heidi hacia una cámara de gas. La cámara de gas numero veinte.
La pequeña mi miro y sonrió, para luego cerrar sus ojos suspirando por última vez, en el minuto exacto de las doce y cuarenta y tres...
Heidi...
Fui a su antigua celda y observé su cama.
Pero algo me desconcertó.
Había un papel allí, me acerque y lo leí detenidamente.
Heidi...Dios...
-¿Te da peana la mocosa?- No...no... Bernd...- Eres un tonto.-
-El tonto eres tú, pegándote al General para conseguir un acenso y, además, para restregarme la muerte de la pequeña...eres realmente un monstro... ¡Igual de sucio que tu padre!-Grité-
-¡Cállate!-
Pero no pude contestar...él ya había desfundado su arma. Y con un limpio disparo entre mis cejas, deje de ver su cara...la habitación...todo.
Y morí recordando la carta... Aquella carta:
Gregor:
O así creo que te llamas...Mi nombre es Heidi Endler. No tengo padres, soy una pequeña huérfana que se escondía en un lugar remoto que no rebelaré por seguridad.
En el orfanato, solía tener una amiga, Lily, ella era mi mejor amiga, antes de que enfermara y muriera.
Soñé con ella antes de venir aquí ,ella me canto aquella canción.
Moriré el veintitrés de enero, a las doce y cuarenta y tres de la noche, en la cámara de gas numero veinte, estoy feliz de morir, creo que allí donde van los muertos están mis padres que nunca conocí y mi mejor amiga y hermana Lily.
Como te advertía y rebelaba cada noche, morirás conmigo, Lily escucho tus suplicas de dejar este mundo lleno de demonios.
Lo siento.
Heidi.

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Bueno este fue un poco largo pero se me ocurrió y tuve que escribirlo.
Me pidieron que dedique los caps. Bueno... Yo dedo si ustedes me dan una frase para escribir.
Y como este relato lo cree cuando caminaba can uno de mis mutos favorito de lo dedico a ella.💕

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