Capítulo Seis: Forjando acero en el fuego

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El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando Soldier ya estaba en la pista de entrenamiento. El día prometía ser duro: se anunciaban simulacros de combate cuerpo a cuerpo, resistencia física y, por supuesto, estrategias de campo. Soldier sabía que cada jornada era una oportunidad para demostrar su valía, pero también, secretamente, para impresionar a Torcher.

El general no era fácil de complacer, y Soldier lo sabía. Sin embargo, algo dentro de él lo impulsaba a esforzarse más cada día. Tal vez era la manera en que Torcher lo observaba durante los ejercicios, con una mirada intensa y analítica, como si tratara de descifrar un rompecabezas. O tal vez era el deseo de demostrarle que, aunque aún tenía mucho por aprender, estaba dispuesto a dejarlo todo en el campo.

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El primer desafío del día era una carrera de obstáculos. La pista estaba llena de trincheras, muros altos y zonas de barro diseñadas para poner a prueba tanto la fuerza como la resistencia mental de los soldados. Soldier estaba acostumbrado a fallar en ciertas secciones, especialmente en las que requerían fuerza bruta, pero hoy se sentía diferente.

Torcher observaba desde un costado, con los brazos cruzados y su postura imponente. Su voz resonó cuando Soldier se preparaba para iniciar.

"Soldier, quiero verte terminar esta vez sin detenerte. Nada de excusas. ¿Entendido?"

"¡Entendido, general!" respondió Soldier, con una sonrisa y un entusiasmo que parecían no encajar con el ambiente serio del entrenamiento.

La carrera comenzó. Soldier corrió con todo lo que tenía, saltando sobre los obstáculos y arrastrándose bajo el alambre de púas. Había momentos en los que sentía que sus músculos iban a fallar, pero la mirada fija de Torcher lo empujaba a seguir.

En el tramo final, un muro de madera lo esperaba. Era el más alto de todos, y Soldier había fallado en superarlo más veces de las que quería admitir. Pero esta vez, no dudó.

Con un grito de esfuerzo, Soldier se impulsó hacia arriba. Sus dedos apenas alcanzaron el borde, y por un instante pensó que caería. Pero entonces, una voz cortante rompió el aire.

"¡No te detengas, Soldier! ¡Tira con fuerza, usa tus piernas!"

La voz de Torcher lo golpeó como una corriente eléctrica. Soldier apretó los dientes, reunió toda la fuerza que le quedaba y logró pasar el muro, aterrizando con un jadeo en el otro lado.

Cuando terminó la carrera, cubierto de barro y sudor, Torcher se acercó.

"Buen trabajo, Soldier. Aún hay mucho que mejorar, pero eso... eso fue decente."

Para cualquiera, esas palabras podrían sonar frías. Pero Soldier notó algo en el tono de Torcher, algo que casi parecía orgullo.

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Más tarde, llegó la hora del entrenamiento de combate. Soldier sabía que este sería su mayor desafío; su físico no era el más imponente, y siempre había confiado más en su agilidad que en su fuerza.

"Hoy, tú y yo," dijo Torcher, mientras se colocaba en posición de combate.

"¿Con usted, general? ¿No sería injusto para mí?" bromeó Soldier, aunque su nerviosismo era evidente.

"Por supuesto que sí," respondió Torcher con frialdad, "pero el campo de batalla nunca es justo. Prepárate."

El combate comenzó. Soldier intentó mantener la distancia, usando su velocidad para esquivar los movimientos calculados de Torcher. Pero el general era rápido, más rápido de lo que Soldier esperaba. Con un movimiento fluido, Torcher lo desarmó y lo derribó al suelo.

"Demasiado predecible," comentó Torcher, ofreciéndole una mano para levantarse. "Piensa. No confíes solo en tus reflejos. Usa tu entorno, tus recursos."

Soldier asintió, decidido a hacerlo mejor. Durante los siguientes asaltos, comenzó a aplicar lo que Torcher le enseñaba: usó movimientos inesperados, distracciones y objetos a su alrededor para ganar ventaja. Aunque nunca logró vencer al general, hubo un momento en el que consiguió desequilibrarlo, algo que arrancó un leve asentimiento de aprobación de Torcher.

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(Anécdotas durante el descanso)

Después del entrenamiento, los dos se sentaron en las gradas de la pista, ambos bebiendo agua mientras recuperaban el aliento. Soldier, a pesar de estar exhausto, no pudo evitar sonreír.

"¿Qué es tan gracioso?" preguntó Torcher, mirándolo de reojo.

"Solo estaba pensando en cómo mi papá solía entrenarme en el patio trasero," respondió Soldier. "Él decía que no necesitaba músculos para ganar una pelea, solo cerebro. Aunque... la vez que intentó enseñarme a boxear, terminó golpeándose la mano contra un árbol."

Torcher dejó escapar un leve sonido, que podría haber sido una risa contenida. "Parece que tu padre tenía buenas intenciones, aunque cuestionables métodos."

"Siempre decía que el mejor soldado no es el más fuerte, sino el que nunca deja de aprender," continuó Soldier. "Creo que por eso estoy aquí. Porque quiero aprender, no solo de las reglas, sino de alguien como usted."

Torcher lo miró en silencio durante un momento. Soldier estaba cubierto de moretones, su uniforme estaba sucio, y su respiración aún era pesada. Pero sus palabras eran sinceras, y eso le hizo sentir algo que no había sentido en mucho tiempo: respeto genuino por alguien más.

"Si sigues aprendiendo a este ritmo, Soldier, tal vez algún día llegues a ser un soldado digno de este uniforme," dijo Torcher finalmente.

Soldier sonrió ampliamente. "¡Lo tomaré como un cumplido, general!"

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Con el paso de las semanas, el progreso de Soldier no pasó desapercibido. Su determinación y capacidad para adaptarse lo convirtieron en uno de los mejores aprendices de la base. Pero, más importante, su relación con Torcher comenzó a transformarse.

El general, que al principio veía a Soldier como un recluta más, ahora lo observaba con algo más que simple profesionalismo. Soldier no solo era un joven prometedor; también era alguien que, de manera inesperada, comenzaba a llenar un vacío en su vida, aunque Torcher aún no estaba listo para admitirlo.

Esa noche, mientras ambos regresaban a sus habitaciones después de un día agotador, Soldier se giró hacia Torcher y dijo con su habitual entusiasmo: "General, ¿cree que algún día pueda derrotarlo en combate?"

Torcher lo miró, su máscara ocultando cualquier expresión. "Si ese día llega, Soldier, será porque ya no soy digno de este rango."

"Entonces tendré que entrenar el doble de duro," respondió Soldier, riendo.

Y mientras Torcher observaba al joven soldado alejarse, no pudo evitar pensar que, tal vez, Soldier era más especial de lo que había querido admitir.

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